Por qué Pascua (Easter) es horrible para los conejos
El 80% de los conejos adquiridos por Pascua son abandonados o mueren antes de cumplir un año
Llegan las fiestas de Pascua (Easter) y muchos niños reciben un conejo como regalo. Pequeño, suave y abrazable, el conejo parece el compañero perfecto. Pero no lo es.
El conejo es un animal de presa y, como tal, está acostumbrado a rehuir a los predadores, entre los que se halla el ser humano. Por tanto, aun cuando el niño tome al conejo con su mejor intención, la sensación del animal será muy negativa, similar a la que su especie experimenta en el mundo natural justo antes de que un zorro lo devore.
La relación entre un ser humano y un conejo puede ser buena, pero para ello se requiere paciencia. O sea, dejar que sea el animal quien dé siempre el primer paso, ganándose su confianza poco a poco. Sólo así se convertirá el conejo en un miembro más de la familia.
Inteligentes y sensibles, los conejos deben además ser tratados con el mismo cariño que dedicamos a los perros. Bajo ningún concepto deben ser mantenidos en jaulas, especialmente en el exterior de la casa, pues eso los somete a un estrés que puede reducir su vida de los ocho-diez años naturales a apenas unos meses de vida.
Lo más triste de todo es que, incluso si el animal llega a acostumbrarse a su “nueva familia”, el 80% de los conejos adquiridos por Pascua terminan abandonados, y en su mayoría, muertos. Y es que los niños se cansan enseguida de sus juguetes nuevos. Y los conejos, regalados en forma de regalo, no dejan de ser eso.
Por consiguiente, sea Pascua o cualquier otra fecha, lo mejor es limitarse a los conejos de peluche… O de chocolate.
Y, si pese a todo se desea compartir el hogar con una de estas criaturas, hay que informarse de su cuidado con el mismo esfuerzo que se dedica a los perros y los gatos. Y, por supuesto, adoptarlo en algún refugio en lugar de comprarlo, ya que los conejos necesitados de un hogar tras haber sido abandonados son innumerables.