Leo Santa Cruz quiere ganar para motivar a su padre en su cruda pelea con el cáncer
El 9 de junio se enfrentará a Abner Mares en la esperada revancha de un pleito de 2,000 golpes lanzados en 2015
Los Ángeles.- La larga espera para la pelea de revancha entre Leo Santa Cruz y Abner Mares tiene conteo regresivo.
El combate del 9 de junio en el Staples Center por el campeonato de peso pluma de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) estará envuelto en el recuerdo de aquel pleito de agosto de 2015, en el que los dos talentosos peleadores nacidos en México y criados en Los Ángeles se combinaron para arriba de 2,000 golpes lanzados.
Pero hay otro ingrediente, éste terrible, que se convierte en factor, especialmente en un deporte tan emocional.
José Santa Cruz, el padre y entrenador de Leo, se mantiene en su vital pelea contra el cáncer que le fue diagnosticado hace un par de años.
“Es algo durísimo. Estoy aquí con trabajos. Padezco mucho del dolor y no se me quita ni con la morfina”, dijo José Santa Cruz, quien tiene mieloma múltiple, un tipo de cáncer que se caracteriza por afectar a los huesos.
Aunque dice que por ahora la enfermedad se encuentra en remisión, el padre del “Terremoto” acusa tremendo sufrimiento: “La gente que no sabe piensa que ando bien, pero yo me estoy muriendo”.
José Santa Cruz ya se había ausentado de las dos peleas de su hijo contra el norirlandés Carl Frampton (una perdida y la otra ganada). El martes, en el anuncio de los peleadores en las afueras del Staples Center, el papá se hizo presente a pesar de sentirse mal, con dificultad para estar de pie por el dolor de la espina dorsal, inflamación del abdomen y piernas.
“Aquí ando echándole ganas, hasta que Dios me deje andar aquí parado. Yo no me voy a rendir”, advirtió el hombre que puso a Leo en el camino al boxeo, donde el nacido en Michoacán ha cosechado un récord de 34-1 y campeonatos del mundo en pesos gallo, supergallo y pluma.
‘Me siento desesperado’
“Es una gran carga, es difícil ir al gimnasio y mirar a mi papá así con dolor, lo miro a veces durmiéndose”, comentó Leo. “Me siento desesperado a veces porque hemos buscado de todo para que su cuerpo ya no le duela, pero no pueden encontrar la cura y que se le quiten esos dolores”.
La mejor manera en que Leo Santa Cruz, de 29 años de edad, ayuda a su padre en su propia batalla de vida o muerte es haciendo lo que mejor hace.
“Entrenar fuerte en el gimnasio, enfocado al 100 por ciento, ya que sé que si gano esta pelea para mi papá sería una gran alegría, sería ese empujoncito para que él siga batallando contra el cáncer y así lo animo más”, dijo el campeón mundial de peso pluma.
Aunque la pasa mal, José Santa Cruz valora el poder estar cerca de su hijo en su preparación, aunque para hacerlo requiere de suero y silla de ruedas, lo que no le impide alzar la voz y dar indicaciones. Y él ve a Leo con buena mentalidad: “Se da ánimo, porque son valientes (él y sus hermanos). Yo les digo que no se preocupen, que yo voy a estar bien, que le eche ganas y lo veo bien, motivado”.
Mares, el tipo ‘malo’
El tapatío Mares (31-2), quien buscará emparejar la cuenta el 9 de junio luego de haber perdido por decisión en el primer combate, cuando claramente equivocó la estrategia al ir por el intercambio en vez de tratar de boxear al incansable Santa Cruz, le puso color a la conferencia al decir que en esta ocasión le toca ser “el tipo malo”.
En realidad no hay un “malo” en este duelo de dos tremendos púgiles y competidores, que además se han ganado el respeto del público por ser personas muy positivas.
Mares elogió a Santa Cruz y más tarde dijo: “Es algo difícil que él está pasando. Lo único que puedo decir es que mis oraciones están con su familia, deseo que su papá se siga mejorando, sintiéndose mejor”.
Los promotores anunciaron que ya se han vendido alrededor de 5,000 boletos para la pelea y que quieren llenar el Staples Center, y para ello indicaron que hay boletos que empiezan en $50.