Cámara de Representantes afrontó disensión al inicio de votos sobre medidas migratorias
Los republicanos se reúnen a puerta cerrada para intentar acuerdos
WASHINGTON – En medio del caos y las protestas provocadas por la separación de familias, la Cámara de Representantes afrontó este jueves una aplastante derrota a una de dos medidas republicanas que, en un guiño a los conservadores, incrementan la lucha contra la inmigración ilegal.
Las dos medidas republicanas, negociadas sin la participación demócrata, pretenden reformar el sistema de Inmigración de EEUU sin abordar la situación de once millones de inmigrantes indocumentados.
El liderazgo republicano decidió postergar para la próxima semana la medida “de consenso” presentada por el presidente de la Cámara Baja, Paul Ryan, porque los legisladores pidieron más tiempo para revisarla y querían evitarse otra vergonzosa derrota.
El voto de la medida de Ryan primero había sido postergado para mañana pero, consciente de que no tiene apoyo para su aprobación, el legislador dijo durante una reunión a puerta privada que era mejor esperar hasta la próxima semana y hacerle modificaciones.
Pero los legisladores rechazaron en una votación de 193-231 la que presentó en enero pasado el legislador republicano por Virginia, Bob Goodlatte, cuya medida ha sido atacada por grupos progresista como una “lista de ensueño” de las medidas que exige la Administración Trump.
Al final, la medida de Goodlatte requería al menos 215 votos para su aprobación -hay tres vacantes en la Cámara Baja-, pero 41 conservadores, incluyendo algunos de escaños vulnerables en los comicios del próximo 6 de noviembre, se pasaron a las filas demócratas en contra de esa legislación.
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Los grupos pro-inmigrantes en todo el país celebraron la derrota de la medida de Goodlatte y continuaron hoy las presiones para que el Congreso también rechace la de Ryan y siga en la búsqueda de una verdadera solución bipartidista.
El presidente de “FWD.us”, Todd Schulte, dijo que la derrota de la de Goodlatte no es más que el rechazo a grupos de ultraderecha como NumbersUSA, la “Federation for American Immigration Reform” (FAIR), y el “Centro par Estudios de Inmigración” (CIS), que llevan “décadas” impulsando una agenda sin apoyo popular.
“El público estadounidense no tiene apetito para políticas que recorten la inmigración legal por más del 50%, no den solución permanente para los Dreamers, y criminalicen a los inmigrantes que viven durante décadas en EEUU, ni mucho menos corrigen la crisis fabricada en nuestra frontera sur”, dijo.
Ambas medidas autorizan fondos para la construcción del prometido muro fronterizo; aumentan fondos para la contratación de más agentes fronterizos y el reforzamiento de las leyes al interior del país; eliminan la “lotería de visas”; reducen drásticamente la inmigración legal y transforman el sistema migratorio a uno con base a “méritos”.
Ninguna de las medidas tiene el apoyo de la bancada demócrata entre otras cosas porque, a cambio de proteger a los “Dreamers” -con parches temporales, no la residencia permanente-, los republicanos exigen medidas punitivas contra la población indocumentada.
La bancada republicana no permitió la votación de un “Dream Act” que hubiese dado la legalización y una vía hacia la ciudadanía para los “Dreamers”.
Al iniciar el debate migratorio, la legisladora demócrata por California, Zoe Lofgren, explicó que su bancada no apoya la medida de Goodlatte porque, además de “criminalizar” a casi toda la población indocumentada, perjudicará al sector agrícola, eliminará importantes protecciones para niños y familias, y no ofrece una vía hacia la residencia permanente de los “Dreamers”.
Los republicanos se quejan de que los inmigrantes no quieren integrarse al país, “pero no logras la integración si creas una clase marginal permanente de personas que son estadounidenses en todo sentido menos en sus papeles”, argumentó Lofgren.
Durante un acto organizado por “America´s Voice”, el legislador demócrata Joe Kennedy también se sumó a la rebelión de su bancada contra esas medidas.
Mientras, algunos conservadores, especialmente los aglutinados en el “Freedom Caucus”, se oponen a lo que tachan como una “amnistía” para los jóvenes indocumentados.
Los demócratas en ambas cámaras del Congreso han presentado formalmente medidas para prohibir la separación de familias, y para la legalización de los Dreamers, sin ataduras. Ninguna ha tenido debate ni tienen fecha de votación.
Ryan no ha querido especular sobre un “plan B” de su partido si el Congreso no logra hoy una solución consensuada.
Aún si las medidas de Goodlatte y Ryan son aprobadas en la Cámara Baja, éstas tendrían un futuro incierto en el Senado.
Es por ello que Trump reiteró hoy su pedido a los republicanos a que eliminen una regla parlamentaria, conocida en inglés como “filibuster”, que permite a la oposición bloquear el voto final de cualquier medida.
Solo que no es la primera vez que se propone eliminar esa figura parlamentaria, que es usada por ambos partidos cuando pierden el control del Congreso y quedan en la oposición.
Mientras tanto, las protestas contra la política migratoria de EEUU, tanto en el Capitolio como en decenas de ciudades del país –hay otra programada para el próximo 30 de junio frente a la Casa Blanca- han alcanzado el nivel de intensidad que tuvieron las del año pasado, cuando Trump ordenó una veda al ingreso de musulmanes al país.