El bajo desempleo no elimina el salario de pobreza

Uno de cada nueve empleados tiene ingresos de penuria

Algunos operadores de despensas y lugares donde se come por caridad en Nueva York han ampliado sus horas de servicio para que quienes no tienen más remedio que usar estos servicios puedan llegar. Antes tienen que ir a trabajar.

Eso ocurre con un empleo históricamente bajo, 3.8% en mayo, y cuando hay, según las cifras de BLS (Oficina de Estadísticas Laborales) más ofertas de empleo que desempleados.

Tener un empleo no garantiza llegar a fin de mes por más apretado que se haga el presupuesto familiar o personal en caso de los solteros y testimonio de ello es el hecho de los bajos ahorros que tienen las familias y la alta deuda de las tarjetas de crédito. Según un reciente informe de Bankrate el 23% de los estadounidenses no tienen ahorros de emergencia y recientemente la Reserva Federal certificaba que cuatro de cada 10 adultos, en caso de que tengan que hacer un gasto inesperado de más de $400 tendrán que pedirlo prestado o vender algo.

Y si, se está recurriendo a los préstamos. En abril de 2018 y según los mismos datos de la Reserva Federal la deuda del país en tarjetas de crédito es de más de $1.03 billones (una cifra con 13 dígitos).

El problema es que  los salarios siguen encallados pese a la tirantez en el mercado laboral. En el informe de empleo, correspondiente al mes pasado, se explicaba que los salarios medios por hora en los últimos 12 meses han subido un 2.7% pero la inflación (los precios de bienes y servicios) también ha subido para casi anular esta. Un 2,8% en general.

Y pese a este desempleo hay trabajadores pobres. No solo familias que tienen que ajustarse el cinturón sino un 11.4% de personas que vive bajo el umbral de la pobreza (ingresos de menos de $25,000 anuales en una familia de cuatro personas) pese a tener uno o varios trabajos según un estudio de Economic Policy Institute.

El Censo ha tenido los datos necesarios para calcular los salarios de pobreza desde 1986. Entonces el 17.3% tenían estos salarios y entre las mujeres era el caso del 23% de ellas. El peor momento se vivió en 1995 pero actualmente y a pesar de todo lo que ha avanzado la economía y el mercado laboral tras la recuperación económica el avance sigue siendo lento y deja a una de cada nueve personas que trabajan en una situación muy precaria en estos momentos y que lo es más, de nuevo para las mujeres.

El porcentaje de personas con salarios de pobreza se ha ido reduciendo con los años gracias a los momentos como este en los que la tasa de desempleo ha sido baja pero la mejora es muy lenta. En 38 años este problema era de uno de cada seis trabajadores y ahora es de uno de cada nueve.

Desde la EPI, un centro de estudios de corte progresista, se explica que para ganar la guerra a la pobreza con estos salarios se tiene que trabajar en aumentar el salario mínimo (que a nivel federal sigue siendo de $7.25 aunque en muchos estados y ciudades se haya incrementado), estabilizar las horas de trabajo de las personas de bajos ingresos, que normalmente tienen horarios erráticos, una política monetaria que priorice el empleo pleno (es decir no acelerar la subida de tasas de interés) y programas de creación de trabajos en áreas de desempleo persistente.

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#Trabajo Empleo EPI

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