Joe Gómez quiso cambiar a FAIR, pero ahora acusa al grupo anti-inmigrante por discriminación
Gómez admite que fue "ingenuo" pero, en un giro de 180 grados, ahora quiere trabajar con grupos pro-inmigrantes
WASHINGTON— El mexicoamericano Joe Gómez, nieto de una campesina, pensó que podía cambiar al grupo ultraconservador “FAIR” desde adentro, pero ahora alega que fue víctima de discriminación y quiere “levantar el telón” para exponer la verdad sobre el grupo extremista.
El año pasado, Gómez renunció como reportero de radio para NBC para trabajar como portavoz –y único empleado latino- de la “Federación para una Reforma Migratoria Estadounidense (FAIR, por su sigla en inglés), un grupo ultraconservador que desde siempre ha abogado por el combate contra los inmigrantes indocumentados y una reducción de la inmigración legal.
El grupo fue creado en 1979 por John Tanton, considerado el “padre del movimiento anti-inmigrante”, y figura en la lista de “grupos motivados por el odio racial” del “Southern Poverty Law Center”. FAIR insiste en el guión conservador de velar por el bienestar y los intereses de los estadounidenses.
En entrevista con este diario, Gómez, de 32 años, dijo hoy que, tras su llegada a FAIR en noviembre de 2017, encontró un ambiente de trabajo muy tóxico y fue víctima de acoso, burlas y discriminación. Renunció el pasado 17 de julio y la semana pasada presentó una queja en la Oficina de Derechos Humanos del Distrito de Columbia, sede de la capital estadounidense, en busca de indemnización.
“Quizá fui ingenuo, o idealista, quiero pensar que fui optimista, porque nunca imaginé a qué punto ellos se oponen a gente que sólo busca mejorar sus vidas en este país. No me sentía cómodo porque tengo amigos que son Dreamers, y algunos incluso son mejores estadounidenses y conocen mejor la historia del país”, explicó.
“Sólo quiero que se sepa la verdad… que hay discriminación y que no deben tener miedo de denunciarla y combatirla, aún si eso te costará caro porque a veces se requiere a esa persona para marcar una diferencia”, afirmó Gómez, al indicar que ha sufrido “tremendo estrés emocional”, y pérdida de ingresos.
Gómez, de 32 años, aceptó el empleo con FAIR porque consideró que con su experiencia podía influir en el polarizado debate migratorio en EEUU, tomando en cuenta que, en general, la opinión pública tiende a tener una visión más “moderada” en el campo migratorio y apoya una reforma.
Gómez dijo estar consciente de las críticas o sugerencias de que presentó la queja por despecho, pero aseguró que él sí tiene pruebas para demostrar sus acusaciones.
Por otra parte, Gómez afirmó que se arrepiente de no escuchar los consejos de su abuelita, una mujer mexicoamericana que trabajó hombro a hombro con inmigrantes en los campos de EEUU.
Gómez votó por el presidente Donald Trump en 2016 pero tiene que claro que, en 2020, no repetirá ese error.
Por ahora, Gómez busca un nuevo propósito en su vida y, en un giro de 180 grados, no descarta hacer trabajo voluntario para grupos progresistas como “United We Dream”.
Para FAIR, la contratación de Gómez fue “miel sobre hojuelas”, porque así podía demostrar su compromiso con la diversidad étnica.
Para Gómez, el empleo se convirtió en un constante “monitoreo” y vigilancia de sus mensajes en las redes sociales y sus apariciones televisivas, para luego soportar “regaños” por no usar un lenguaje más ácido contra los inmigrantes.
En una ocasión, dijo, el director ejecutivo de FAIR, Dan Stein, se burló de un mapa latinoamericano que Gómez había colgado en su oficina, y en otros incidentes, Stein y el director de comunicaciones, David Ray, se burlaban de que no hablara español.
En una declaración escrita, Ray refutó las acusaciones de Gómez al insistir en que éste “siempre fue tratado con dignidad y respeto”, y que tuvo oportunidades de viajar por todo EEUU con asignaciones “de alto perfil”.
Ray condenó que Gómez exija “grandes cantidades de dinero” por presuntos agravios sobre sus condiciones laborales que nunca intentó resolver a través del proceso interno de FAIR.
Asimismo, dijo que FAIR hará una investigación plena de las quejas de Gómez, y que la organización tiene casi 40 años de “abrazar la diversidad” y un ambiente “positivo” para todos sus empleados.
Al respecto, Gómez replicó que no habló antes porque tenía miedo de perder su empleo y quedar “en la calle” y, además, con el ambiente de ataques y discriminación fomentado por los altos mandos de FAIR, era prácticamente imposible creer en el proceso interno de la organización.
“La discriminación es algo terrible y es algo que lo sufrió mi abuela de joven. Honestamente nunca había tenido esa experiencia, ni de odio o algo similar, hasta que trabajé para FAIR; cometí un error y lo reconozco. Mi abuelita me advirtió de que no debía olvidar mis raíces, y ahora veo que lo que me pasó es que creí el cuento (de los conservadores)”, puntualizó.