¿Cuál es la receta para mantener o recuperar el apetito sexual?
Es más profundo de lo que imaginas...
Los vínculos están en crisis. El desafío de los próximos años – cuando quien nos invite a cenar sea un robot, y debamos comprar realidad virtual para llenar el vacío de la cama- será recuperar las ganas de tener relaciones sexuales con otros seres humanos.
Las redes sociales y las nuevas formas de conectar físicamente están acabando, valga la redundancia, con el deseo, esa misteriosa pulsión que mueve el mundo, y que trajo a la especie hasta acá. Increíble pensar que para los pueblos más remotos de la antigüedad el sexo era sagrado, normal, natural, necesario, terapéutico, libre de culpas y cargas culturales. Hoy de tan sobrevalorado, se convirtió en un bumerán: se escribe y se habla mucho, pero se hace cada vez menos (40% menos que hace veinte años). Es tan grande la presión que, en vez de gozarlo, sufrimos. En esta encrucijada, la llamada “medicina coital” podría ayudarnos a reactivar el apetito erótico, dice el doctor Rubén Mühlberger en su nuevo libro “SOS SEXO, como activar las hormonas que sanan y rejuvenecer más allá de tu género y tu edad” (Golden Company).
Diplomado por la Facultad de Medicina de La Plata y con especialización internacional en el campo de la genética, las terapias ortomoleculares y el antiaging, gurú de celebridades que efectivamente lucen a lo Dorian Grey, Mühlberger detectó en la consulta que el 80% de sus pacientes padecía deficiencias moleculares que alteraban, incluso, su intimidad. “En esta nueva era debemos centrarnos en la amorosidad del ser humano. El sexo va más allá del coito. Su verdadero lugar es el de comunicar e intercambiar esa energía divina que heredamos. Protegiendo la interacción de nuestros genes con el medioambiente y activando las hormonas del amor, una fórmula intrínseca que nos permitirá ser, estar, y llegar jóvenes, sanos y vitales a la longevidad” prometió a un auditorio expectante por saber qué comer esta noche para “sexsear” más, como él mismo define en un glosario de términos al final del libro, que también trae recetas. “Hoy la prosperidad sexual se ve amenazada por el estrés, y la alimentación industrializada, la toxicidad ambiental, el sedentarismo y un sinfín de factores que nos alejan del placer coital” agregó. Nada más cierto.
Comemos mal, trabajamos con miedo y presión y vivimos en un ambiente polucionado, no solo por la contaminación sino por las malas noticias. Ese entorno condiciona la salud mental y emocional, que está digitada directamente por las hormonas. Desde hace años la medicina indaga en las propiedades de ciertos alimentos y cómo inciden en las hormonas, y hoy está probado que lo de los afrodisíacos no era un cuento chino, sino un hallazgo pésimamente comunicado. Comer una palta o una nuez no iba a procurarnos una erección ni un orgasmo inmediato, pero sí la ingesta sostenida en el tiempo de producto ricos en Omega3.
Entonces el libro plantea, entre otros temas, qué le damos de comer a la libido para seguir en carrera. Lejos de prometer milagros, Mühlberger sugiere aumentar la ingesta de alimentos vasodilatadores o que incentivan los procesos hormonales y los neurotransmisores, antioxidantes naturales (vitamina A, complejos B, C, E, D y K que aportan energía y forma física), aminoácidos afrodisíacos (triptófano, tirosina, histidina y arginina) y minerales esenciales regenerativos, tales como el zinc, el magnesio y el selenio.
Todo eso aderezado con ejercicio diario moderado, y grandes, grandes dosis de amor. Y sobre todo, de “amor propio” (por si del otro no hay).