George H. W. Bush: El presidente que gobernó EEUU durante el fin de la Guerra Fría y la Guerra del Golfo
Durante su gobierno, se desintegró la Unión Soviética y ocurrió la invasión de Irak a Kuwait
George H. W. Bush, el presidente número 41 de Estados Unidos, ha muerto a los 94 años, según un comunicado de la familia Bush difundido este viernes por la noche hora local.
“Jeb. Neil, Marvin, Doro y yo estamos muy apenados de decirles que, después de 94 extraordinarios años, nuestro padre ha muerto”, informó George W. Bush, quien también fuera presidente de Estados Unidos (2001-2009).
“George H.W. Bush fue un hombre de la más alta reputación y el mejor padre que un hijo o una hija pueden tener.
Toda la familia Bush está profundamente agradecida por la vida y el amor del presidente 41, por la compasión de aquellos que han cuidado y rezado por Papá y por las condolencias de nuestros amigos y compatriotas”.
George Bush padre, como se le conocía, fue aviador durante la Segunda Guerra Mundial y un magnate petrolero antes de entrar en política en 1964 como Republicano.
En abril fue ingresado en una unidad de cuidados intensivos por una infección, días después de la muerte de su esposa Barbara.
Pésames y condolencias
Las reacciones a la noticia no se hicieron esperar.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que se encuentra en Buenos Aires en la cumbre del G20, difundió un comunicado en nombre de él y de su esposa Melania a través de Twitter.
En su mensaje, Trump afirma que tanto él como Melania se unen a “una nación en duelo para llorar la pérdida del expresidente George H.W. Bush”, de quien elogió su sensatez, su sentido común y su liderazgo.
El expresidente Barack Obama eligió también Twitter para expresar sus condolencias.
“Estados Unidos ha perdido a un patriota y un humilde servidor en la figura de George Herbert Walker Bush. Si bien nuestros corazones están encogidos hoy, también están llenos de gratitud. Nuestros pensamientos están esta noche con toda la familia Bush , cuyos miembros fueron inspirados por el ejemplo de George y Barbara.
“La vida de George H. W. Bush es testimonio del concepto de que el servicio público es una vocación nombre, alegre. Es un legado que quizá nunca pueda equipararse, aunque él querría que todos nosotros lo intentáramos”, escribió Obama.
El director ejecutivo de Apple, Tim Cook, dijo:
We have lost a great American. Service defined President George H.W. Bush’s life, and he taught all of us about leadership, sacrifice and decency. We send our deepest sympathies to the Bush family.
— Tim Cook (@tim_cook) December 1, 2018
“Perdimos a un gran estadounidense. El servicio definió la vida del presidente George H.W. Bush y nos enseñó a todos sobre liderazgo, sacrificio y decencia. Le enviamos nuestras más profundas condolencias a la familia Bush“.
En BBC Mundo te recordamos la figura del que fuera presidente de Estados Unidos durante los últimos años de la Guerra Fría.
Fortaleza y debilidad
La toma de posesión de George H. W. Bush en enero de 1989 fue la culminación de una carrera construida sobre el privilegio, una serie de promociones políticas que terminaron en la Casa Blanca.
El presidente número 41 de Estados Unidos había servido ocho años como vicepresidente de Ronald Reagan y fue el primer vicepresidente en 150 años cuyo paso siguiente fue el sillón presidencial.
Su mandato fue definido por su política exterior en un momento en que se derrumbaba el comunismo en Europa del Este.
En ese entonces, el fin de la Guerra Fría y la disolución de la Unión Soviética dejaban a EEUU como la única superpotencia del mundo.
Sus políticas ayudaron a restaurar la credibilidad de EE.UU. en el resto del mundo y exorcizar el fantasma de la intervención en Vietnam.
Fortaleza por un lado, debilidad por el otro: Bush fue acusado de descuidar los asuntos internos y, después, de renegar de su promesa de campaña de no aumentar los impuestos.
Fue derrotado por Bill Clinton en la elección presidencial de 1992.
Pero ese no fue el final de la dinastía Bush. Uno de sus hijos, George W. Bush, se convirtió en el presidente número 43 en 2001, mientras que otro, Jeb, logró la preciada gobernación de Florida.
Bush padre continuó asistiendo a eventos públicos pese a tener dificultades de salud. Su esposa, Barbara, lo acompañó en la mayoría de ellos hasta su fallecimiento el pasado 18 de abril.
La pareja estuvo casada durante 73 años. Además de ser la única mujer estadounidense que vio a su esposo e hijo llegar a la Casa Blanca, Barbara Bush fue reconocida por promover la alfabetización a través su fundación.
El joven cadete
George Herbert Walker Bush nació el 12 de junio de 1924 en Milton, Massachusetts. Su padre, un banquero de inversión, más tarde se convertiría en senador de EE.UU.
Educado en Yale, se ofreció como voluntario para servir en la Armada, donde se entrenó como aviador naval antes de ser asignado a tareas en el Pacífico.
Desde allí fue testigo de la acción en contra de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Su avión fue derribado en septiembre de 1944, durante un bombardeo de incursión y Bush, el único sobreviviente de su equipo, quedó a la deriva en una balsa salvavidas, antes de ser rescatado por un submarino estadounidense.
En la política
Tras su retiro de la marina, se casó con Barbara Pierce Bush en 1945, y su primer hijo, George Walker Bush, nació en julio de 1946.
Le habían ofrecido un lugar en Yale antes de su alistamiento en la Armada, el cual decidió tomar en 1945. Se graduó con título de bachiller en Artes.
Bush y su familia se mudaron a Texas, donde las conexiones de negocios de su padre le consiguieron un trabajo en la industria petrolera.
Durante los siguientes diez años fundó su propia empresa y para los años 60 ya era millonario.
Ya en esa época sus intereses se volcaron hacia la política.
Después de ser presidente de una rama local del Partido Republicano, dio un paso crucial: luchar y ganar la nominación republicana para el escaño del Senado por Texas.
Sin embargo, la carrera fue una derrota. Los demócratas lograron exitosamente posicionar en los medios a Bush como un extremista de derecha. Solo obtuvo el 43% de los votos, contra el 56% de sus oponentes.
Pero Bush no se desanimó y postuló con éxito a la Cámara de Representantes en 1966, donde se quedó por dos periodos.
Fue el presidente Nixon quien convenció a Bush de volver a intentar llegar al Senado en 1970, pero, de nuevo, le ganó el candidato demócrata.
No obstante, la derrota no fue tal. Nixon le nombró embajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas en 1971 y presidente del Partido Republicano después.
Elección presidencial
Cuando Nixon se vio obligado a dimitir en 1974, Bush hizo todo lo posible para curar algunas de las heridas dejadas por el escándalo del Watergate, viajando como hombre insignia de la campaña republicana por todo el país.
Al final del año se fue a Pekín como jefe de la nueva misión de Estados Unidos en China.
Después de poco más de un año en China, el presidente de EE.UU. Gerald Ford lo trajo de vuelta a casa para hacerse cargo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), sacudida por una serie de escándalos relacionados con las operaciones encubiertas en el extranjero y espionaje no autorizado a ciudadanos estadounidenses.
Bush dejó la CIA después de que Ford dejara la Casa Blanca y en 1978 comenzó a hacer campaña por la nominación republicana para las elecciones presidenciales de 1980.
Viajó por todo el país, predicando su marca de conservadurismo moderado y, a principios de 1980, se había convertido en el principal rival interno de Ronald Reagan.
George H. W. Bush entró en la contienda presidencial, solo para descubrir que su pasado privilegiado podría ser un lastre político.
“¿Qué pasa con la excelencia?”, dijo en ese momento. “¿Qué hay de malo en tener una buena educación? ¿Qué hay de malo en haber sobresalido en mi vida y en los negocios, o ser un buen embajador en China o en Naciones Unidas, o haber hecho un excelente trabajo en la CIA? Sé que suena poco modesto, pero ese es mi récord”.
Derrotado por Reagan, una vez más encontró un premio de consuelo: un pasaje a la Casa Blanca como vicepresidente y ocho años de entrenamiento para su sucesión.
Casa Blanca
En la carrera de 1988, que finalmente le entregó la presidencia, Bush cometió dos errores de apreciación fundamentales.
El primero fue la elección de su candidato a vicepresidente, Dan Quayle, un senador de Indiana poco conocido que se hizo famoso internacionalmente por su tendencia a meter la pata.
El segundo fue uno de sus propios discursos en la Convención Nacional Republicana de 1988.
Durante un ataque a la política fiscal de su oponente demócrata, Michael Dukakis, Bush hizo una promesa que lo perseguiría todo su mandato y, en última instancia, causaría su caída política.
“Lean mis labios”, dijo a los delegados reunidos. “No habrá nuevos impuestos”.
Después de una de las campañas electorales más reñidas en la historia de EE.UU., Bush se convirtió en el primer vicepresidente elegido para el cargo más alto desde que Martin Van Buren hizo lo propio en 1836.
Fue una época de cambios trascendentales que vio la caída de la Cortina de Acero y el colapso del imperio soviético en una montaña rusa de acontecimientos históricos observados desde lejos, pero no creados por Estados Unidos.
Lo único que le quedó a Bush fue ponerse al día, organizando cumbres con su homólogo soviético Mijaíl Gorbachov.
Su verdadera prueba llegó en agosto de 1990, con la invasión iraquí de Kuwait.
Bush actuó rápidamente construyendo una coalición internacional para poner fin a la ocupación de Saddam Hussein y establecer un punto de apoyo militar de EE.UU. en Arabia Saudita, un dividendo estratégico valioso.
La relación con América Latina
Su corto paso por la CIA coincidió con el inicio de algunos gobiernos militares latinoamericanos, como los de Argentina y Chile.
De hecho, Bush era cabeza del organismo de inteligencia cuando ocurrió el atentado en Washington que terminó con la vida de Orlando Letelier, exembajador del presidente chileno Salvador Allende.
Allende fue derrocado en 1973 por fuerzas militares lideradas por Augusto Pinochet.
El vínculo de la CIA con ambos gobiernos militares, así como con el atentado a Letelier ha sido materia de investigación.
Durante su mandato presidencial, uno de los principales logros fue la negociación del Tratado de Libre Comercio de Norte América (Nafta, según sus siglas en inglés).
A pesar de ser ratificado por su sucesor, Bill Clinton, fue en la era Bush cuando se diseñó el acuerdo de libertad comercial entre Canadá, Estados Unidos y México.
Pero el episodio más conocido entre Bush padre y América Latina fue la Operación Causa Justa, más conocida como la invasión a Panamá.
En diciembre de 1989, Bush dio luz verde para que el ejército estadounidense invadiera Panamá, con el objetivo de capturar al general Manuel Antonio Noriega, gobernante de facto del país latinoamericano.
Según la declaración del presidente, la operación buscaba proteger la vida de los ciudadanos estadounidenses residentes, defender la democracia y los derechos humanos, detener a Noriega para enfrentar delitos por tráfico de drogas y respaldar el cumplimiento del tratado Torrijos-Carter, el cual transfería progresivamente la soberanía del Canal de Panamá de EE.UU. a Panamá.
Problemas económicos
El momento decisivo para la presidencia de Bush llegó tras la invasión de Irak a Kuwait. EE.UU. intervino por todo el desierto en una guerra terrestre que duró apenas 100 horas.
La victoria catapultó la popularidad del presidente al 90%, a pesar del corto tiempo de las fuerzas estadounidenses en Bagdad, las que además permitieron a Saddam Hussein quedarse en el poder.
Sería posteriormente el hijo del presidente quien derrocaría al líder iraquí.
La decisión de Bush de concentrarse en asuntos exteriores generó acusaciones de que estaba tratando de ignorar el empeoramiento de la situación económica en el país, lo que se transformó en la recesión más duradera desde la Segunda Guerra Mundial.
Paralizado por un Congreso controlado por los demócratas, el presidente Bush insistió en que lo peor, económicamente hablando, había pasado.
“Vamos a levantar a esta nación de los tiempos difíciles”, prometió, “metro a metro, día a día. Y los que nos quieran detener, mejor que se hagan a un lado”.
Pero el país no le creyó. Y para empeorar las cosas, hizo lo que él mismo prometió no hacer nunca: subir los impuestos.
El resultado fue un desastre electoral en 1992. Tuvo que luchar contra Pat Buchanan, su compañero de partido y fuerte oponente para la nominación.
Con una campaña muy mal gestionada, Bush no pudo igualar la energía de su oponente, el joven gobernador demócrata de Arkansas, Bill Clinton, quien transmitió una nueva visión de Estados Unidos que Bush admitió no poder expresar.
La imagen que resumió todo llegó en un viaje comercial a Japón que terminó en rotundo fracaso.
El presidente se desmayó después de vomitar en un banquete con sus anfitriones. Bush dejó el poder con una aplastante derrota en las urnas.
Al terminar su mandato, Bush pasó los siguientes años viajando por el mundo en su papel de estadista.
Aunque estaba encantado de ver a su hijo George W. Bush entrar en la Casa Blanca, se dice que las relaciones entre padre e hijo se tensaron en aquellos años.
El legado de Bush padre
Como presidente, George H. W. Bush fue un ejecutivo eficiente, pero ejerció más como un gerente que como un líder inspirador.
Su imagen pública sufrió a causa de sus antecedentes como miembro de la liga Ivy -nombre que reciben las ocho universidades más prestigiosas y caras de Estados Unidos- y muchos votantes lo vieron como un candidato con falta de sentido común.
Mientras lograba el éxito con su manejo de la invasión de Kuwait, fueron sus políticas internas las que lo mostraron como un presidente confundido, con una débil comprensión de la economía.
George H.W. Bush era, esencialmente, un hombre culto, incómodo en el terreno de la política áspera y dura.
“Competir uno contra otro no significa que seamos enemigos”, dijo una vez. “La política no tiene por qué ser descortés y desagradable”.
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