Apariciones de Santa Claus: ¿un milagro navideño?
¿Existe Santa Claus? Para millones de niños, la respuesta es evidente: sí. Ahora bien, cuando son adultos quienes afirman haber visto al icónico barrigudo nos topamos con uno de los mayores misterios de estas fechas
Sí, sabemos que quedan todavía unos cuantos meses para April’s Fools, pero no se trata de una broma: decenas de personas, desde Texas a Australia, juran haberse topado con Santa Claus en algún momento de su vida. No se refieren, claro está, a los abnegados trabajadores que llenan de ilusión los centros comerciales o de los cientos de impostores que cada año toman las calles de Nueva York durante la infame SantaCon. Hablamos del auténtico Santa, el que cada víspera de Navidad recorre el planeta con su trineo tirado por renos para traer juguetes a todos los niños del mundo. El mismo en el que todos hemos creído siendo tiernos infantes, para posteriormente asumir (no sin cierto trauma) que no es más que un adorable personaje ficticio creado para
inundar de magia los corazones de los más pequeños.
Pero, ¿y si hubiera algo más? ¿Podría la legendaria figura materializarse de algún modo inexplicable, sorprendiendo en el proceso a estupefactos espectadores?
Aunque parezca imposible o directamente absurdo, así lo creen los testigos que aseguran haberlo visto. Personas en pleno uso de sus facultades mentales, sobrias y respetables que se toparon con un ser imposible ataviado con los mismos ropajes y elementos que Washington Irving y Coca-Cola utilizaron para convertir a San Nicolás en un icono de masas.
Una de ellas es Karrie K, quien durante la Nochebuena de 1961 vio cómo Santa Claus entró sigilosamente en su cuarto. Cuando ambos cruzaron sus miradas, éste se marchó por donde había venido. Cuando a la mañana siguiente contó a sus padres lo sucedido, estos negaron rotundamente haberse levantado de sus camas.
Sarah A., de 41 años, tuvo una experiencia similar en su infancia cuando cerca de las 2:30 de la madrugada descubrió un extraño brillo colándose bajo la puerta de su dormitorio. Tras levantarse y abrirla descubrió a Santa Claus en medio del pasillo, quien envuelto por un halo de luz dorada le dijo que volviera a la cama y que “no debería estar despierta”. Al igual que en el caso anterior, su familia negó haber formado parte de tan mágica escena.
Otro caso bien conocido en Internet es el de un sujeto conocido como “Claxton Kalmbach”, quien afirmó haberle visto en 2002, 2004 y 2007 cuando vivía en Nueva York (si bien es casi seguro que se trata de un relato ficticio).
Más insólitos (y aterradores) aún resultan los testimonios de quienes dicen haber visto no al afable y bonachón Papá Noel al que estamos acostumbrados, sino a una versión decididamente más tétrica y oscura. Es el caso de Ana, quien a la tierna edad de 5 años se llevó un susto de muerte cuando una demoníaca figura vestida como Santa Claus fijó su gélida mirada en ella tras ser sorprendida en el salón. La impresión fue tan grande que volvió corriendo a su cama, donde hizo lo posible por arrinconar la siniestra aparición al mundo de los sueños…
Santa Claus es un mito, uno de los retazos del folclore popular más queridos de la sociedad estadounidense y todo un icono universal. Nadie duda que se trata de una construcción ficticia, ni
siquiera (y esto es lo más fascinante del asunto), los propios testigos de sus supuestas apariciones. Entonces, ¿cuál es la explicación para este fenómeno?
La más plausible podría ser el engaño producido por sueños inusualmente vívidos o el perpetrado por atentos padres que desean mantener la ilusión en sus hijos lo máximo que puedan. Sin embargo, esto no explica las experiencias sufridas por adultos plenamente conocedores de la diferencia entre el mundo real y el de las ensoñaciones. La presencia de ladrones disfrazados podría ser otra hipótesis, aunque tampoco explicaría las extrañas interacciones entre los protagonistas de estos sucesos.
Entrando en un terreno plenamente paranormal, expertos y aficionados aventuran que la causa tras estos episodios podría ser la misma asociada a las apariciones de espíritus, alienígenas o criaturas imposibles, llegando a teorizar que alguna fuerza preternatural desconocida pudiera transmutarse en la forma de Santa Claus.
De entre todas las especulaciones, quizá la más fascinante sea la que identifique estas presencias con proyecciones mentales cargadas de un convencimiento tan grande (por ejemplo, la creencia infantil en la existencia de Santa Claus) que son capaces de abandonar las fronteras de la imaginación para terminar cobrando vida propia en el mundo real.
Un ejemplo de esta osada teoría serían los tulpas, seres invocados mediante el poder de la mente que, de acuerdo a las creencias de los pueblos del Tíbet, podrían ser algo más que mero folclore.
Así que ya lo saben, esta víspera de Navidad dejen a Santa Claus trabajar tranquilo y no merodeen por casa esperando sorprenderle… salvo que estén preparados para plantar cara a lo
imposible.
¡Feliz Navidad!