El enfermero que adoptó a un bebé deforme, enfermo y abandonado

Matías Devicenzi hizo todo para conseguir la potestad del pequeño Santino, y lo consiguió

Santino nació con muchos problemas de salud.

Santino nació con muchos problemas de salud. Crédito: Unsplash

A tan sólo unos minutos de nacer, el 20 de febrero de 2017, el pequeño Santino fue abandonado en el Hospital Eva Perón, en Tucumán, provincia de Argentina. Nació con seis dedos en las manos y los pies, presentaba una deficiencia respiratoria y una patología uronefrológica (de vías urinarias) que ponían en jaque su vida.

Matías Devicenzi es el enfermero que adoptó a este bebé deforme, enfermo y abandonado, que contra todo pronóstico, sobrevivió. “Si me abrís los ojos, te llevo a casa”, le dijo Matías al bebé al verlo tan enfermo, en estado de coma y conectado a un respirador en el área de Neonatología. Y el milagro ocurrió: Santino abrió los ojos.

Devicenzi, de 31 años, no había pensado en convertirse en padre, pero ese 2017 cuando regresó de sus vacaciones y encontró al pequeño Santino al borde de la muerte, se planteó la posibilidad de adoptar al pequeño; y lo logró.

El enfermero narró a La Gaceta que, a pesar de que las personas a su alrededor lo tildaban de loco por querer adoptar a un bebé con tantos problemas de salud, él movió cielo y tierra para cumplir su promesa. Devicenzi realizó todos los trámites necesarios mientras Santino llegaba a los cinco meses de vida con la vejiga a punto de explotar. Los médicos tuvieron que extirparla.

Durante dos meses, Matías no pudo ver al bebé, pero el 12 de octubre de 2017, justo cuando cumplió 30 años, un juez le otorgó la custodia legal. A los siete meses de edad, Santino conoció a su nueva familia: sus abuelos, sus cinco tíos y sus 20 primos.

Poco tiempo después, los médicos tuvieron que extraerle un riñón para normalizar su función urinaria y le extirparon el sexto dedo de sus extremidades. El amor que recibió y la devoción de su nuevo padre para cuidarlo le ayudaron a recuperarse de la mejor manera. Con sus dos años de edad, se ha convertido en un niño independiente que se mueve por sí mismo y es bastante saludable.

“Papá” fue, por supuesto, una de las primeras palabras que aprendió a decir. Le gustan los autos y los caballos. “Es todo lo que no imaginé nunca. Hubo una conexión desde el primer día que nos conocimos. Cuando me preguntan por qué lo adopté, la respuesta es simple: él me eligió a mí”, dijo el enfermero a la publicación.


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