Rover Rosalind Franklin: cómo es el vehículo que buscará vida en Marte

Faltan solo 14 meses y los ingenieros trabajan sin descanso para resolver los obstáculos que encontrará en el Planeta Rojo

El rover Rosalind Franklin viajará en una cápsula.

El rover Rosalind Franklin viajará en una cápsula. Crédito: ESA

Falta poco más de un año para que el vehículo de exploración espacial Rosalind Franklin viaje de la Tierra hacia Marte.

Y en estos momentos hay equipos de ingenieros de toda Europa y Rusia trabajando sin descanso para preparar este vehículo científico y ultimar el hardware que lo llevará hasta el Planeta Rojo y lo hará aterrizar de manera segura en la superficie.

En paralelo a estos trabajos, se llevan a cabo ensayos para comprobar el funcionamiento del vehículo.

Se trata de unas pruebas necesarias para garantizar que el robot se pueda operar de manera fácil y eficiente desde la Tierra.

Ahora se experimenta con las dificultades a las que se enfrentará el rover Rosalind Franklin.

¿Cómo se levantará de su plataforma de aterrizaje y rodará por las rampas que lo llevarán al rocoso y polvoriento terreno de Marte?

¿Cómo sorteará las rocas de Oxia Planum, la ubicación elegida?

¿Y cómo afrontará las fuertes pendientes?

Estas preguntas hay que responderlas ahora, antes de que el cohete que transporta al vehículo despegue del Cosmódromo de Baikonur en julio o agosto de 2020.

El rover Rosalind Franklin es el resultado de un proyecto conjunto de las agencias espaciales europea y rusa.

Su objetivo será recorrer el terreno de Marte en busca de evidencias de vida pasada o, quién sabe, presente.

Una herramienta esencial para este cometido será un taladro que extraerá muestras rocosas de hasta 2 metros por debajo de la superficie.

¿Por qué tan abajo? Pues porque los científicos creen que si hay vida en Marte es muy probable que sea subterránea, lejos de la radiación.

Esas muestras de rocas las custodiará un sofisticado equipo de instrumentos que se encuentran dentro de una caja estéril conocida como el Cajón del Laboratorio Analítico (ALD, por sus siglas en inglés).

El ALD acaba de pasar sus propios ensayos en Turín (Italia), y ahora se encuentra en una habitación aséptica de Airbus en Stevenage (Reino Unido) a la espera de que lo unan al Rosalind Franklin.

Esta integración del ALD en el vehículo tendrá lugar, probablemente, la próxima semana.

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El cajón del laboratorio analítico contiene tres experimentos químicos para probar la vida en Marte.

La fecha límite para que los ingenieros de Stevenage ensamblen todos los componentes del rover y lo dejen listo es julio de este año o, como máximo, agosto.

Después, todavía faltará añadir al vehículo elementos como el chasis y las ruedas y el sistema de cámaras (PanCam) que estudiará Oxia Planum.

Desde el sur de Inglaterra, el rover ya montado viajará hasta Toulouse, en el suroeste de Francia, donde se ultimarán los detalles en otras instalaciones de Airbus.

En esta “prueba ambiental” el vehículo tendrá que demostrar que puede soportar la vibración y la temperatura que experimentará en el vuelo a Marte.

Y desde Toulouse, el Rosalind Franklin viajará por Francia hasta Cannes.

Ahí, en la Costa Azul, la empresa aeroespacial franco-italiana Thales Alenia Space realizará la vital revisión final, y se acabará de montar el vehículo.

Suponiendo que todo se desarrolle sin problemas, la etapa final tendrá lugar en Baikonur, donde tendrán lugar los últimos preparativos.

Faltan solo catorce meses para mandar el Rosalind Franklin a Marte.

Y, aunque pueda parecerlo, no es mucho tiempo.

¿Quién era Rosalind Franklin?

Rosalind Franklin

Getty Images
Rosalind Franklin fue una química y cristalógrafa británica. Hizo contribuciones muy relevantes para la comprensión de la estructura del ADN.

En 1952, la científica británica Rosalind Franklin investigaba en el King’s College de Londres (KCL) la disposición de los átomos del ADN utilizando sus conocimientos en cristalografía de rayos X para crear imágenes a analizar.

Una de las imágenes de su equipo, conocida como Foto 51, proporcionó las ideas esenciales para que los científicos Francis Crick y James Watson construyeran el primer modelo tridimensional de la macromolécula de dos cadenas.

Se trata de uno de los grandes logros de la ciencia del siglo XX.

De hecho, este descubrimiento permitió a los investigadores comprender finalmente cómo el ADN almacenaba, copiaba y transmitía el “código de vida” genético.

Crick, Watson y Maurice Wilkins, compañero suyo en el KCL, recibieron el Premio Nobel de 1962 por este gran avance.

La muerte prematura de Franklin impidió que se la considerase para el premio (los Nobel no se otorgan a título póstumo desde 1974).

Sin embargo, muchos argumentan que su contribución nunca obtuvo la atención que merece, e incluso que se minimizó.


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