Está en problemas la única testigo del agente de la Patrulla Fronteriza acusado de asesinato en serie
Erika Peña es una pieza clave en el caso del hombre acusado de matar a cuatro mujeres en Laredo, Texas
El caso de un agente de la Patrulla Fronteriza que presuntamente asesinaba a mujeres prostitutas en la ciudad fronteriza de Laredo, Texas salió a la luz pública en septiembre de 2018. La oficina del sheriff del condado de Webb detuvo a Juan David Ortiz, se 35 años, el 15 de septiembre tras acusarlo de asesinar al menos a cuatro mujeres y tratar de hacer lo mismo con una quinta.
La víctima que logró identificar al asesino
La quinta mujer, Erika Isamar Peña, logró escapar de la camioneta de su secuestrador, poco después de que este presuntamente apuntara su cabeza con un arma de fuego. Peña consiguió primero esconderse en la oscuridad del desierto texano y luego alertar a una patrulla de caminos de Texas.
Los oficiales estatales inmediatamente derivaron el caso a la División de Homicidios de la oficina del sheriff del condado de Webb. Gracias a la descripción de la víctima, los agentes no tardaron en apuntar a Juan David Ortiz, agente de la Patrulla Fronteriza, como el presunto feminicida.
Modus operandi
Ortiz no era un agente de migración raso sino el supervisor de la Unidad de Inteligencia, encargada de investigar los crímenes federales en la frontera. Los detectives sospechan que usó su posición en el cuerpo federal para hacer un seguimiento y conocer los detalles de los crímenes que él mismo estaba cometiendo.
De esa forma, Ortiz pudo ocultar que recogía a las mujeres, que supuestamente se prostituían, en la avenida San Bernardo (Laredo, Texas)– y se las llevaba a descampados que estaban fuera de la ciudad, en el desierto del estado. Una vez en el desierto, las mataba y las dejaba tiradas.
Arresto y acusación de Ortiz
Cuando supo que lo estaban buscando, el presunto asesino en serie se escondió en un camión en el estacionamiento de un hotel en Laredo. Fue allí donde las autoridades lo detuvieron y lo trasladaron a la cárcel del condado de Webb.
En diciembre de 2018, el hombre fue acusado formalmente de homicidio capital por supuestamente matar a balazos en septiembre del mismo año a cuatro mujeres. Melissa Ramírez, de 29 años; Claudine Fuera, de 42 años; Guiselda Alicia Hernández, de 35 años y Nikki Enríquez, de 28 años. Solo por este cargo, Ortiz podría enfrentarse a la pena de muerte si lo declaran culpable.
Pero, además, el presunto asesino está acusado de otros tres cargos: asalto agravado con arma de fuego, arresto ilegal en contra de sus víctimas y de evadir su arresto cuando lo buscaban los agentes de la División de Homicidios.
Problemas de la única víctima
Erika Isamar Peña -única víctima sobreviviente y, por tanto, esencial en el caso- también está ahora entre rejas. La mujer, de 27 años, ha sido acusada de agredir violentamente a una familiar con la que reside.
A las siete de la tarde del pasado 30 de abril, la policía de Laredo, arrestó a la mujer en su propia casa. Una mujer de su familia había solicitado la presencia de las autoridades federales porque, supuestamente, Peña la estaba agrediendo.
Erika Peña, que presenta problemas psicológicos desde que Ortiz la intentó asesinar, está ahora acusada de cuatro delitos graves: violencia doméstica, amenazas terroristas, resistencia al arresto y agresión a un servidor público.
Debido al trauma psicológico de Peña, una campaña de GoFundMe reunió tras lo sucedido 10,200 dólares para financiar el tratamiento psicológico de la víctima. Ahora, las autoridades aseguran que la mujer está recibiendo ayuda médica dentro de la prisión, entre otras cosas, para que pueda testificar con claridad en su propio juicio y en el de su presunto secuestrador.