Sacerdote, mago y youtuber, así evangeliza a jóvenes el “Padre Pollo”

Además del sacerdocio, estudió Ingeniería en Sistemas y encontró en las redes sociales la forma de llevar la religión a los jóvenes

José Luis González Santoscoy, sacerdote.

José Luis González Santoscoy, sacerdote. Crédito: Agencia Reforma

GUADALAJARA, México – Con alzacuello y una cámara, José Luis González Santoscoy, o “Padre Pollo”, ha encontrado en las redes sociales una herramienta para evangelizar a los jóvenes.

Ingeniero en Sistemas por el Tec de Monterrey, afirma que descubrió su llamado al sacerdocio durante un intercambio a Dinamarca, tras ayudar en labores de servicio. Al regresar a México, canceló el matrimonio que contraería con su entonces novia y decidió ingresar al Seminario.

Hoy, el proyecto “Con más Gracia”, con página en Internet, canal en YouTube y en otras redes sociales se ha convertido en un movimiento no solo en México, sino también en países como España, Panamá, Honduras, El Salvador y Estados Unidos, debido a que hay más sacerdotes que se valen de las redes sociales para evangelizar.

¿Cómo inició su proyecto “Con más Gracia”?

Inició hace cinco años. Una de las palabras del Papa en la información de La Alegría del Evangelio, que me marcaron el corazón porque hace un llamado a la Iglesia, (fue) que saliéramos de la comodidad para ir a las periferias a llevar la palabra de Dios.

Y creo y considero que una de las periferias sería para nuestros jóvenes las redes sociales, el mundo digital, porque ahí estamos, entonces fue parte de un llamado a partir del Papa Francisco.

¿Por qué los contenidos están dirigidos a los jóvenes?

Principalmente el proyecto “Con Más Gracia” se enfoca a ellos porque, primero, son los que están todo el tiempo en redes sociales y creo que es un reto actual llevarle a la juventud, de una manera fresca, atractiva y diferente, la palabra de Dios; entonces por eso los contenidos se enfocan mucho con ellos, pero también tenemos contenidos que por la frescura y presentación también están (dirigidos) a las personas adultas.

Ha apostado a realizar actos de magia para llamar la atención y evangelizar, ¿cuándo comienza a usar esta herramienta?

Tengo 13 años en esta parte de la evangelización de tiempo completo, y antes de entrar al Seminario ya me gustaba mucho hacer magia.

Con mi papá me nació siempre el deseo por conocer la magia, me atraía, me gustaba, y cuando entré al Seminario uno de mis tutores (…) hacía magia y nuestra (tarea) era meter la evangelización (en) las clases de la catequesis y ahí fue que comencé a aplicarla.

La magia a todos les gusta, chicos, medianos, adultos, jóvenes, a viejitos… a todos les llama la atención.

Los contenidos audiovisuales que difunden en sus redes sociales ¿los monetizan, les generan algún beneficio?

Sí, monetizamos los videos de YouTube y los videos de Facebook.

Es un proyecto que nos cuesta bastante sostenerlo porque tenemos mucha producción de videos mensuales y diarios, entonces sí monetizamos los videos de Facebook y los de YouTube, pero no nos generan ni el 10 por ciento de lo que cuesta realmente el proyecto.

La magia y el uso de las redes sociales ¿le han funcionado para fomentar la fe entre los jóvenes?
Es un primer gancho para poder mostrar de otra manera la parte evangélica.

Muchos chavos a través del mensaje se les ha quedado y tengo varios testimonios. Recuerdo que cuando hacía videos en la calle de magia vestido de sacerdote y que me grababan pues hubo varios chavos que se engancharon, que tuvieron respuesta y después acudieron a dirección espiritual, a un grupo pastoral.

En mi comunidad anterior estaban de una manera más sólida en los pastoral.

¿Tiene conocimiento de que sus videos en colegios son usados como una herramienta educativa?

Sí, de hecho a veces me sorprende cuando voy a los colegios y me dicen “¡Padre, yo lo conozco!”, “me ha tocado verlo”, y sí; al final de cuentas nunca pensé que pudieran tener ese alcance.

¿Cómo fue hacer magia para el Papa Francisco?

Fue una de las grandes experiencias que he tenido en mi ministerio sacerdotal. Había estado ya en dos ocasiones con el Santo Padre en un encuentro muy rápido, pero en esta ocasión que fue una audiencia privada (…) pensé en la magia, “le tengo que hacer magia al Papa”.

Se me hacía un sueño que no sabía si lo iba a cumplir algún día, y se me hizo muy interesante porque el Papa se dispuso, el Papa fue como un niño sencillo que estaba atento, no me quitaba la vista de las manos y al final de cuentas fue una catequesis muy hermosa (porque) el mismo Papa en la magia sacó qué cosas rompen nuestro corazón y cómo nosotros podemos reconstruirlo (a través de) la cercanía y la presencia de Jesús.

¿En otros países están recurriendo a los medios digitales y a la magia para evangelizar?

Sí, a lo mejor no con toda la producción, pero hay muchos esfuerzos buenos.

De hecho fue una de las iniciativas que le hice al Santo Padre al final, le comenté (y como) no era parte del (encuentro) le dejé una carta con expectativas mías en donde le expresé que había muchos esfuerzos y que a lo mejor también esperábamos de la Iglesia pues alguna directriz, y fue muy bonito porque me respondió con una carta de puño y letra en la que a final de cuentas me dio una respuesta que para mí fue muy motivadora.

Me decía: “Padre, tienes razón en todo el planteamiento que me haces, al final del año va a ver la reunión plenaria del Ministerio de la Comunicación y esperamos que ahora sí tengamos respuestas concretas, que es justo lo que tu estás pidiendo. Concuerdo contigo en una cosa: hoy el reto de la comunicación es no sólo estar conectados, sino estar también comunicados, entonces sigue trabajando en esto, Padre, felicidades por tu labor”.

Fue para mí una respuesta muy concreta y estamos esperando qué, al final del año, (desde) el Ministerio de la Comunicación nos puedan ofrecer.

¿Cuál su consejo para los jóvenes para quienes hace contenidos?

Mi primer consejo es que vivan en la alegría verdadera de Cristo, que se encuentren con él porque él es el que nos da las respuestas de nuestras vida.

A veces Dios permite que lo tengamos todo para descubrir que ahí no está nuestra felicidad.

Yo, después de tener mi novia y tener que terminarla para poder entrar al Seminario, le pregunté a Dios por qué había permitido que hubiera estudiado mi carrera, que conociera a la mujer que era el amor de mi vida, que hubiera trabajado.

Tenía todo lo que humanamente era mi felicidad; después descubrí que Dios permite que tengamos esos grandes vacíos para descubrir qué es lo que no nos da la felicidad.

Mi consejo es que descubran lo que Dios quiere de ellos, porque ahí es donde encuentran la felicidad y la plenitud de su vida.

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