Madre e hija empiezan el año jugando futbol
Aranza y su mamá Rosario llegaron a Chicago buscando el sueño americano y deportivo
El 25 de diciembre pasado, Aranza y su mamá Rosario Hernández cumplieron tres años de su llegada a Chicago. Madre e hija emigraron solas de Maravatío, Michoacán, en busca de una mejor calidad de vida, y están felices por lo conseguido en apenas 36 meses.
Aranza, de 15 años, cursa la preparatoria y su mamá tiene un trabajo estable en un restaurante.
Y además las dos se han convertido en la línea defensora del equipo Real Puebla en la Liga Interamericana Femenil división libre.
Con 15 años de edad, Aranza considera que jugar con su mamá es más que una oportunidad para estar juntas, porque además la aconseja y regaña jugando cuatro veces por semana.
“Si ella es portera, trato de no dejarle pasar ningún gol, o si es una chica muy rápida la pongo a ella a seguirla”, explicó su mamá.
“Ella y yo somos solas en este país y somos la una para la otra”, agregó orgullosa la madre.
Sin embargo, hace un año Aranza chocó con una jugadora y se fracturó la clavícula, lesión que la sacó del futbol por tres meses.
“Y mis amigas me preguntan si tengo miedo de que me lastime una señora, yo les digo que sí, pero tengo cuidado”, contestó Aranza.
Con tres años ya cumplidos en Chicago, Aranza y Rosario se mostraron agradecidas con la ciudad donde han encontrado oportunidades de trabajo y en lo deportivo.
“Hay muchas, muchas cosas buenas, es una ciudad santuario y no hay mucha discriminación”, dijo la señora que ya es experta en preparar alimentos de cualquier nacionalidad.
Y por último, la señora Rosario pidió a las madres que se involucren más con sus hijas “porque si nosotras somos sus mejores amigas ellas confían en nosotros”.