Sierra & Tierra: La codicia tiene los días contados
Javier Sierra es columnista del Sierra Club
La Madre Naturaleza nos suplica actuar, en medio de alarmantes muestras de lo que los científicos llaman el caos climático.
La más clara de todas son los dantescos incendios que llevan meses asolando Australia. Las llamas han devorado una extensión equivalente a la de Guatemala, más de 3.000 edificios, las vidas de al menos 30 personas y las de mil millones de animales.
La peor catástrofe de la historia australiana estalló tras el año más seco y la peor sequía que se recuerdan en ese continente, lo cual ha convertido a la vegetación en yesca que arde con suma facilidad.
La ciencia nos confirma una vez más que la crisis climática empeoró las condiciones que detonaron este horror. El climatólogo Michael Mann, catedrático distinguido de Penn State University, advirtió que la voracidad de los incendios ha llegado hasta tal punto que Australia se arriesga a tener sus primeros refugiados climáticos.
“Estamos viendo las primeras fases de cambios climáticos monumentales y catastróficos que en última instancia expulsarán a la población de grandes áreas de este continente,” dijo Mann, de visita en Australia, a Bloomberg News.
Australia —el mayor exportador de carbón del mundo— lleva décadas desoyendo las advertencias de la ciencia climática. Y de remate, el gobierno ha aprobado la construcción de una de las mayores minas de carbón del planeta.
¿Qué hacer para detener esta locura? Mucho. Estos son solo algunos ejemplos de la fenomenal fuerza de cambio en la que se ha convertido el activismo climático.
Black Rock, la mayor firma inversora del planeta, con activos de $7 billones (trillions), anunció que “pondrá el cambio climático en el centro de su estrategia inversora”, la cual incluye el mayor portafolio de combustibles fósiles del mundo financiero.
Además, tras años de resistencia al activismo climático, el enormemente influyente Banco Europeo de Inversiones finalmente anunció que a partir de 2021 dejará de financiar proyectos de combustible fósiles.
Pese a apoyar arbitrariamente a la industria carbonera, durante su mandato, Donald Trump ha presenciado el cierre o anuncio de retiro de 134 plantas de combustión de carbón.
La catástrofe australiana es una nueva prueba de que estamos en una emergencia climática. La Unión Europea así lo declaró hace unos meses y España se convirtió este mes en el país más reciente en hacerlo. Hasta el momento, 1.330 jurisdicciones y gobiernos locales de todo el mundo han declarado una emergencia climática, lo cual cubre a unos 810 millones de personas.
Que quede claro, sin embargo, que estas victorias son insuficientes. La codicia sigue siendo el principal combustible de la crisis climática. Depende del resto de la humanidad convencer a la codicia que tiene los días contados.
Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígalo en Twitter @javier_SC