Falleció en Chicago Ana Álvarez, histórica activista y trabajadora de Casa Aztlán
Por décadas fue una luchadora por las causas mexicanas e hispanas en el barrio de Pilsen
Ninfa ‘Ana’ Álvarez, originaria de Monterrey, Nuevo León, México, y quien fue una histórica empleada de Casa Aztlán por décadas, falleció el pasado 5 de marzo de este año en su casa en el barrio Pilsen.
El memorial al público de la funeraria destacó que Álvarez dejó una profunda huella de lucha y resiliencia en el barrio mexicano de Pilsen, también conocido como La 18.
“Ella nos deja un legado de amor, fuerza y pasión a la comunidad”, indicó el memorial de su deceso. “Ella no solamente era una madre, una abuela, pero un pilar de la comunidad y un faro de luz para todas aquellas personas que tuvieron el privilegio de conocerla.”
Álvarez, la activista, nació el 26 de julio de 1942 en Monterrey y sus padres fueron Pedro Ulloa y Amalia Triana. A los 23 años ella inmigró a Chicago, en 1965, dijo su familia.
Dos exdirectores del centro social Casa Aztlán, el foco principal del movimiento chicano de las décadas de 1960 y 1970 en Chicago, recordaron a Álvarez como una parte integral de este centro emblemático.
Refugio ‘Reggie’ González, de 71 años, director de Casa Aztlán de 1977 a 1978 y quien también laboró en la Comisión de Derechos Humanos de Chicago, dijo a La Raza que él primero conoció a Ana Álvarez en 1977 cuando el finado Martín Cabrera, primer director de Casa Aztlán, le dijo “aquí te presento a la jefa de Casa Aztlán.”
Casa Aztlán en esa época fue el epicentro donde se organizaron innumerables protestas y marchas a favor de los derechos civiles de los mexicanos de Chicago y la llegaron a visitar varios personajes, como Cesar Chávez, Dolores Huerta, Rodolfo ‘Corky’ González, Celia Guevara, hija del famoso guerrillero Ernesto ‘Che’ Guevara, y el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II, entre otros.
González, ahora jubilado, dijo a La Raza que Ana “era una mujer con fuertes opiniones y ella apoyaba al personal y a los voluntarios de Casa Aztlán.”
A pesar de que varios otros directores trabajaron ahí y luego salieron, Ana permaneció en su puesto desde 1970, cuando este centro anteriormente llamado Howell House fue tomado por los activistas y los Brown Berets y rebautizado como Casa Aztlán.
“Ana era la que abría Casa Aztlán por la mañana y la que cerraba este centro ya tarde por la noche”, recordó González.
Carlos Arango, quien dirigió Casa Aztlán desde 1994 hasta 2015, cuando el icónico centro cerró sus puertas, dijo a La Raza que Ana Álvarez siempre jugó un papel importante en esta institución.
“Ella con la ayuda de su hija Myrna se encargaba del programa de verano de los niños”, dijo Arango, de 77 años.
“Ninfa Ana Álvarez fue una colaboradora de Casa Aztlán desde los años ochenta con el Programa de los Niños y en 1994, cuando fui nombrado director de Casa Aztlán, hasta 2015, Ana sirvió en el Programa Después de Escuela con su hija Myrna”, recordó Arango.
Sus hijos sobrevivientes son Myrna Álvarez, Alfonso Álvarez, Cindy Álvarez, Marco Álvarez y Verónica Álvarez Maldonado. También le sobreviven cuatro nietos y tres bisnietos.
Todos sus hijos e hijas al parecer reflejan la misma fuerza de carácter, pasión y compromiso de hacer de este mundo un lugar mejor, se informó.
Un servicio memorial será llevado a cabo el sábado 16 de marzo 2024 en la Iglesia de San Procopio, en las Calles 18 y Allport, a las 11:30 am para celebrar la vida y contribuciones de Ana Álvarez.
El servicio continuara hasta las 2 pm cuando se celebrará una misa fúnebre en honor a la incansable activista que apoyó y defendió a su comunidad mexicana de Pilsen por muchos años.
Myrna Álvarez, hija de Ana, dijo a La Raza que los restos de su madre serán cremados y sus cenizas estarán presentes durante el memorial y luego se realizará la misa para que la gente le rinda sus respetos.
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