Comité busca cambiar el ignominioso nombre de la escuela pública Gary en La Villita

Se propone quitarle a ese plantel el nombre de un juez del siglo XIX, que condenó injustamente a los Mártires de Chicago que luchaban por la jornada laboral de 8 horas, y ponerle el de Marcos Muñoz, un solidario activista latino contemporáneo

La escuela Joseph E. Gary en La Villita. (Google Maps)

La escuela Joseph E. Gary en La Villita. (Google Maps) Crédito: Google Maps

Un día allá por 2015 estaba yo leyendo en internet sobre la historia de los Mártires de Chicago, quienes fueron condenados a la horca por el simple hecho de querer instituir la jornada de ocho horas diarias de trabajo en 1886.

De pronto vi el nombre del juez Joseph E. Gary, que llevó a cabo un juicio tan injusto que hasta el entonces gobernador de Illinois, John Peter Altgeld, conmutó la sentencia de tres de los siete condenados, que aún estaban con vida, a tiempo servido en prisión.  ¿Tiene la escuela Gary en La Villita el nombre de ese juez injusto que llevó a tres inmigrantes y a un ciudadano estadounidense a la muerte?

Al checar la página web de la escuela, que está en el 3740 al Oeste de la Calle 31, comprobé que sí era el mismo juez, quien saturó al jurado con personas que ya habían decidido de antemano que los ocho acusados eran culpables.

Para entonces yo escribía una columna para el semanario La Raza y trabajaba a la vez para EFE, el servicio de noticias de España.

Entonces decidí escribir sobre este juez y esta escuela en una columna que apareció en La Raza el día 15 de marzo de 2015.

“Escuela en La Villita recuerda a juez injusto contra los inmigrantes” fue el título de dicha columna que escribe para informar a la comunidad.

Luego, el 6 de mayo de 2018 volví a escribir otra columna en donde yo pedía que el Concilio Local Escolar entrara en una conversación o diálogo sobre este nombre que, yo opino, no es un buen modelo para emular por los niños mexicanos que asisten a esa escuela.

La columna se tituló “Carta Abierta al Concilio de la Escuela Gary en La Villita”.

Aparte de eso, yo y otros dos activistas –Guillermo García y Bernardino Echeverria– asistimos a dos reuniones del Concilio Local Escolar de la Escuela Gary para hablar frente a ellos y pedir que se considere un cambio de nombre a la escuela.

Contrario a lo que yo y los otros dos activistas pensábamos, el Concilio Local Escolar no actuó ni nos contactó a pesar de que mencionamos que dicho nombre fue impuesto a dicha escuela, que tiene cerca de 108 años de haberse construido, cuando ni siquiera había mexicanos en el vecindario.

Pero aparte de eso, nuestro Comité para Renombrar la Escuela Gary ha crecido.

Ahora somos cerca de 10 y está compuesto por mí, Antonio Zavala, y por Guillermo García, Bernardino Echeverria, Lupe Lozano, el concejal Michael Rodríguez, Evelyn Chinea-García (esposa del congresista Jesús García), Juan Salazar, Sandra Mandes, Christy Calderón de la oficina del concejal Rodríguez y Andrea Muñoz, la viuda del organizador Marcos Muñoz quien trabajó en el Boicot de la Uva con Cesar Chávez.

Marcos Muñoz se vino a vivir a La Villita en 1975 y falleció el 15 de mayo de 2021.

Además, tenemos la asesoría de James D. Chambers, quien trabaja con el Concilio de la Ciudad y también de Rachel Parnell, quien trabaja con las Escuelas Públicas de Chicago.

Parnell recientemente habló frente al Concilio Local Escolar y les informó que está perfectamente bien cambiarle el nombre a una escuela si este no tiene ninguna relación con los estudiantes o con la comunidad.

En una junta anterior del Comité para Renombrar a la Escuela Gary votamos por elegir el nombre de Marcos Muñoz para ser considerado por la escuela.

Ahora solo falta que nuestro comité circule volantes y colecte firmas en una petición para informar a la comunidad y a la escuela sobre porqué está en el mejor interés de todos remover este nombre de una figura que ha sido calificada por la historia como un juez fallido que no mostró respeto a la verdad y que se dejó llevar por la emoción del momento.

Entrevisté a Andrea Muñoz, viuda de Marcos, para que nos hablara de su marido.

“A Marcos le preocupaba mucho la explotación de su gente y de los campesinos”, dijo Andrea. “Cuando tenía solo 13 años trabajó en el campo ganando solo $3 dólares al día y un ranchero le robó y luego llamó a La Migra”.

“Él solo fue a la escuela por unos meses y se tuvo que salir para ayudar a la familia”, recordó Andrea.

En California, Marcos Muñoz conoció a Cesar Chávez y este le encomendó llevar a cabo el Boicot de las Uvas en Boston. Luego del éxito del boicot y de la Unión de Campesinos Unidos (UFW en inglés), Marcos y Andrea decidieron mudarse a La Villita en Chicago.

Mientras Marcos laboraba en una compañía fundidora de acero, él organizó un Caucus Hispano dentro de la Unión de Trabajadores del Acero en su trabajo.

Después de conocer al entonces concejal Jesús ‘Chuy’ García, Marcos ayudó a la campaña del ahora congresista García y también organizó 45 clubs de cuadra en La Villita “para que los vecinos se conocieran y trabajaran juntos.”

“Sería muy buena cosa nombrar a la Escuela Gary por Marcos Muñoz y también sería una buena cosa para recordar a Marcos en la comunidad”, dijo Andrea. “Nosotros en La Villita somos una comunidad de trabajadores y Marcos creía que siempre tenemos que organizarnos para tener mejores condiciones de trabajo”.

Otro miembro del comité, Guillermo García, nos da su opinión sobre el juez Joseph E. Gary: “Investigando bien la historia nos damos cuenta de que este juez sentenció injustamente a las personas que lanzaron el movimiento por la jornada de las ocho horas”, dijo García, quien creció en Ciudad Juárez, México, antes de llegar a Chicago.

“Él declaró culpable a gente inocente”, señaló García. “En ese entonces había un movimiento obrero muy fuerte y luchaban por las ocho horas, algo que era muy justo”.

García opinó que la Escuela Gary debe llevar un nombre hispano y si no es el de Marcos Muñoz que sea el de Lucy González Parsons, la esposa de Albert Parsons, uno de los condenados por Gary, quien era de Texas.

Pedimos un comentario a Alberto Juárez, director del plantel Gary School, pero no nos regresó la llamada. Ya en otras ocasiones lo hemos invitado a las juntas de nuestro comité, pero hasta hoy no se ha presentado a dialogar.

La cobertura editorial de La Raza es posible en parte gracias al apoyo del Chicago Community Trust.

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