Cadenas de TV usaron estereotipos raciales en el caso de Laura Murillo, arrestada por ICE
Identificarla solo como “tamalera” es deshumanizante y evoca estereotipos racistas como “bean eaters” o “taco vendors” usados peyorativamente contra latinos
(Tim Mossholder / Pexels) Crédito: Pexels
El arresto el pasado jueves 25 de septiembre de una mujer, Laura Murillo, que vendía comida en frente de la gasolinera BP en la calle 47 y avenida Western en Chicago, desató una avalancha de llamarla “tamalera” por los medios de televisión.
El arresto y detención ocurrió temprano ese jueves por la mañana.
Después del arresto todo ese día y también al día siguiente los canales de televisión en español no dejaron de identificar a Laura Murillo como “tamalera”.
Al día siguiente, el viernes 26 de septiembre, un canal de TV en español usó este encabezado para explicar cómo amigos y vecinos de Murillo, quien es de Tamaulipas, México, salieron a ayudarla: “Comunidad se une con la tamalera arrestada por ICE”.
En otro canal de TV en español se usó un encabezado similar para hablar de la detención de Murillo, una madre soltera con tres hijas: “Comunidad en solidaridad con tamalera arrestada por ICE”.
Bueno, ¿por qué es malo referirse en las noticias a las personas por su oficio? La respuesta es porque son seres humanos y una persona no se reduce solamente al trabajo que desempeña.
Por ejemplo, el inmigrante Silverio Villegas González, quien fue muerto por un agente de ICE, trabajaba de cocinero, pero en este caso, correctamente, nadie se refirió a Villegas solo como “un cocinero” o “el cocinero.”
Por la misma razón en los medios impresos, en donde me imagino tenemos más tiempo de pensar lo que redactamos, no hablamos de “taqueros”, “carniceros” “pizzeros” y ni siquiera de “hojalateros”.
Identificar en una noticia que va a llegar a mucha gente a una persona solo por lo que hace para ganar un ingreso es reducirla a su oficio y a un estatus de clase. Es, en otras palabras, quitarle su humanidad.
En este caso, Laura Murillo es más de lo que los medios de televisión decidieron que era. Ella es “mujer”, “inmigrante”, “madre de familia” y, por qué no, “pequeña comerciante”.
Además, Murillo da empleo a unas 10 personas en un pequeño restaurante.
Yo estudié periodismo en la Universidad de California en Berkeley y ahí nos enseñaron a no identificar a miembros de las minorías en nuestros reportajes con la comida.
Primero, todas las personas en las noticias son seres humanos y tienen familias y merecen respeto y dignidad.
La prensa no es el juez en nada, nosotros solo reportamos los hechos y no calificamos a las personas por su idioma, lo que visten o lo que ellos venden.
Cabe mencionar aquí que a Murillo la detuvieron porque es latina, mexicana y una inmigrante y no por la comida que vendía. Ella también es víctima del racismo y perfil racial de los agentes de ICE.
Y aquí, para finalizar, recordemos el racismo blanco que solía llamar a los mexicanos, ya sean niños o adultos, “bean eaters” o sea consumidores de frijoles.
También otro término peyorativo en el pasado y lanzando contra los mexicanos era “taco vendors” o sea vendedores de tacos.
Y aquí uso este ejemplo real para dar a entender cómo las palabras o las frases a veces se pueden usar para separar o perjudicar y discriminar a las personas.
En una escuela pública un maestro hispano se refería a ciertos estudiantes de su salón como “paisas”.
Un niño se quejó y llamaron a ese maestro a la oficina con el director, quien le dijo que a cada niño y a cada estudiante se le debe llamar solamente por su nombre y nada más.
Ese maestro, según me dijeron fuentes, aprendió su lección. Solo espero que los canales de TV en español de la ciudad hayan aprendido algo de su cuestionable trato en el caso de la detención de Laura Murillo.