Sessions niega “colusión” con Rusia pero guarda silencio sobre conversaciones con Trump
Fue su primera comparecencia ante el Senado desde su proceso de confirmación en enero pasado, y la quinta audiencia del Comité en torno a Rusia
WASHINGTON.- Inmerso en un creciente drama político, el fiscal general, Jeff Sessions, negó rotundamente este martes haber estado implicado en una “colusión” con Rusia para afectar las elecciones en 2016, y se refugió en el “privilegio ejecutivo” para proteger sus conversaciones privadas con el presidente Donald Trump.
Sessions compareció ante el Comité de Inteligencia del Senado, que examina la presunta injerencia de Rusia en los comicios de 2016, la decisión del fiscal general de recusarse de las investigaciones subsiguientes el pasado 2 de marzo, y su implicación en el despido del exjefe del FBI, James Comey.
Fue su primera comparecencia ante el Senado desde su proceso de confirmación en enero pasado, y la quinta audiencia del Comité en torno a Rusia.
Aunque no tuvo la pirotecnia del testimonio de Comey ante el mismo comité la semana pasada, la audiencia de hoy tuvo duros intercambios entre Sessions y varios senadores demócratas, como Ron Wyden, de Oregon, Martin Heinrich, de Nuevo México, y Kamala Harris y Dianne Feinstein, de California, que le reprocharon la vaguedad o incongruencia en algunas respuestas.
Sessions negó categóricamente que haya participado en esfuerzos por intervenir en los comicios presidenciales que dieron como ganador a Trump frente a su rival demócrata, Hillary Clinton.
“La sugerencia de que participé en cualquier colusión, o que estuve al tanto de cualquier colusión con el gobierno ruso para perjudicar a este país, al que he servido con honor durante más de 35 años, o para minar la integridad de nuestro proceso democrático, es una mentira espantosa y detestable”, afirmó Sessions.
Asimismo, explicó que no divulgaría sus conversaciones con Trump porque no puede “violar” su obligación de “proteger las comunicaciones confidenciales con el presidente”, pero los demócratas replicaron que éste no tiene base legal para escudarse en el “privilegio ejecutivo”.
Preguntado sobre por qué recomendó el despido de Comey, Sessions explicó que no vio ningún conflicto en ello porque parte de su obligación es supervisar a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), atraer a los mejores talentos a puestos de liderazgo, y “asegurar que el departamento se gestiona adecuadamente”.
Tanto él como el subfiscal, Rod Rosenstein, recomendaron el despido de Comey para tener un “comienzo fresco” en el FBI, dijo.
La semana pasada, Comey dijo creer que fue despedido por Trump el pasado 9 de mayo porque la Casa Blanca quiso influir en el rumbo de las investigaciones del FBI, y que además comunicó a Sessions su incomodidad con los encuentros a solas con Trump.
En sesión cerrada, sugirió que Sessions pudo haber tenido una tercera reunión con el embajador de Rusia, Sergey Kislyak, cuando el exsenador de Alabama estuvo de asesor de la campaña de Trump.
Cuestión de honor
Durante la audiencia de dos horas y media, Sessions dejó en claro que parte de su misión hoy fue contrarrestar las declaraciones de Comey.
El fiscal general aseguró que si bien se recusó de las investigaciones sobre Rusia en marzo pasado por sus contactos con Kislyak, no se ha recusado de “defender mi honor contra alegaciones falsas e injuriosas”.
Sessions negó que haya habido una tercera reunión con el diplomático, no divulgada con anterioridad, en abril de 2016 en el Hotel Mayflower, como indican informes de prensa.
“No tuve ninguna reunión privada ni recuerdo ninguna conversación con funcionarios rusos en el Hotel Mayflower”, dijo.
El precio de la lealtad
Sessions acudió a la audiencia en unos momentos clave para las cinco investigaciones en torno a Rusia: causó la furia de Trump al recusarse de la investigaciones, pero también suscitó críticas de sus antiguos colegas en el Senado por su implicación en el despido de Comey.
Sessions fue el primer senador republicano en apoyar públicamente la candidatura de Trump, y en marzo de 2016 se convirtió en uno de sus principales estrategas. Pero esa lealtad lo ha arrastrado ahora al “charco” de las investigaciones.
Miembros del público, entre ellos el estudiante inglés, Ned Robertson, y Carolyn Metzinger, de Petoskey (Michigan), dijeron a este diario que obviaron el turismo y acudieron a la audiencia por considerar necesario llegar al fondo de la verdad sobre la injerencia Rusa.
Robertson, de Cambridge (Inglaterra), dijo que quería “ver de cerca cómo funciona el proceso legislativo y la democracia americana” y considera necesario investigar si un gobierno extranjero intervino en las elecciones.
Metzinger dijo que casi “enloquece de la preocupación” sobre lo que está pasando en EEUU, y es urgente “llegar al fondo de lo que pasó”.
Se prevé que el Senado someta a votación esta semana una medida bipartidista para imponer más sanciones contra Rusia y “actores corruptos” en ese país, como castigo a su intromisión en los comicios y sus actos en Ucrania y Siria, algo que no encuentra apoyo en la Casa Blanca.