Marichuy, la indígena que busca firmas para gobernar México
Es la primera mujer indígena que busca ocupar la presidencia del país, su camino es largo y nada fácil
MEXICO – Cuando María de Jesús Patricio pisó la Universidad Nacional Autónoma de México tenía poco más de 64,000 firmas de apoyo a su candidatura independiente. Unas horas después del discurso, de los bailes con tambores y trombas, de las “limpias’’ con copal e incienso, de los soplidos al viento con caracoles de mar, del olor a marihuana en su nombre sumó 5,000 signaturas más.
Toda una estrategia de baño de masas que recordó a los mitines de los candidatos a los partidos políticos tradicionales con una excepción: tiene a sus espaldas un sello moral que ninguno de sus contrincantes: es la única aspirante a la presidencia de la República seleccionada en voto directo en un congreso al que acudieron indígenas de 40 etnias del país aliados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Es por ello que a “Marichuy’’, indígena de 54 años, ni siquiera la llaman precandidata (será candidata independiente -sin partido politico- si logra recopilar más de 800,000 firmas antes del 19 de febrero), sino representante del Congreso Nacional Indígena.
“Este ejercicio del EZLN de seleccionar al candidato en democracia directa es sólo comparable a las grandes democracias internacionales, a la de Suecia y Alemania, a la de Francia o Canadá porque se sale de los juegos del dedazo (cuando lo impone un líder), el personalismo y las listas cerradas y oscuras de los partidos“, advirtió previamente el analista político e investigador de la Universidad de Columbia Edgardo Buscaglia.
“Esa es la mayor aportación de este intento por llevar a una representante indígena a las urnas’’.
En el ambiente universitario de la fiesta y la propaganda que se suscitó el pasado 28 de noviembre la lectura sobre la aportación de Marichuy como candidata fue mucho más simple: es una figura que representa a los indígenas, las mujeres y los pobres, los tres grupos más vulnerables de México desde tiempos inmemorables.
“Estoy aquí, frente a ustedes, con dolor y rabia como lo tiene el pueblo de México por la impunidad de miles de feminicidios y la violencia sistematizada’’, atizó en su discurso entre gritos y loas de miles de jóvenes que la flanquearon en cadena humana. “Debemos parar la formación de operadores del despojo, de los justificadores del desastre económico, político y ambiental’’.
María de Jesús Patricio Martínez nació en Tuxpan, Jalisco, tercera de 11 hermanos le tocó cuidar a los más pequeños en un seno familiar encabezado por un padre medio alcoholico del que se escondió para estudiar, hacer la secundaria abierta y la preparatoria sin informarle, tal y como ella lo reconoce en público.
Vendió productos del campo en la calle, hizo cuentas de las siembras familiares y se incorporó como docente de medicina herbolaria en la Universidad de Guadalajara a la par que se convirtió en un miembro activo del EZLN desde 1994 en foros de consulta, en la fundación del Consejo Nacional Indígena y en las giras alrededor del país entre otras actividades hasta que la seleccinaron para ser candidata.
Los indigenas politizados querían una mujer para quitarse la fama de machistas tanto en la familia como en la gobernanza.
Así añadieron simpatías de gente como los integrantes del grupo de folclor urbano Café Tacuba, quienes en cada uno de sus conciertos recopila firmas para Marichuy o del actor Daniel Giménez Cacho o del tres veces candidato presidencial de izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas quien pidió a la ciudadanía echarle la mano a la mujer.
“No se está llamado a darle el voto. Nada tiene que ver con eso. Cada quien decidirá a quien otorga su confianza el 1 de julio del 2018. Pero apoyar la recolección de firmas me parece una obligación prioritaria para quienes queremos un México de iguales’’.
Marichuy no la tiene fácil.
La analista Ivonne Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, consideró que la importancia de lograr esta candidatura es simbólico. “Es mostrarle a las demás mujeres que pueden llegar lejos si se lo proponen’’, detalló. “Sin embargo es claro que no tendría posibilidad real de ganar la presidencia’’.
Entre los independientes que buscan una candidatura sin aval de un partido, Marichuy ocupa el cuarto lugar por detrás del gobernador de Nuevo León Jaime Rodríguez; Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón, y el ex senador Armando Ríos Peter.
Tiene en contra el desconocimiento de la cultura indígena, la falta de presencia femenina en la política y un sistema que obliga a los independientes a buscar casi un millón de firmas, mucho más de lo que requiere un partido para su registro.
Mientras recopilaba una a una las firmas en Ciudad Universitaria, el profesor José López, lamentaba las desventaja mientras para sí cuchicheaba: “Algún día la democracia indígena será ejemplo ya verán como lo ha sido para formar nuestra cultura’’.