Trump alimenta drama sobre futuro del subfiscal general, Rod Rosenstein
Varios influyentes líderes republicanos advierten de las consecuencias si Trump despide al subfiscal general
WASHINGTON — El presidente Donald Trump alimentó este martes el drama sobre el futuro político a largo plazo del subfiscal general, Rod Rosenstein, mientras varios prominentes líderes conservadores han advertido de las posibles consecuencias de su despido.
En declaraciones a la prensa al ingresar a la sede de Naciones Unidas, donde participa en la asamblea general del organismo, Trump se negó a precisar si despedirá a Rosenstein cuando ambos se reúnan en la Casa Blanca el jueves próximo.
“Hoy estoy haciendo otras cosas”, dijo Trump al recordar que la reunión con Rosenstein será el jueves.
Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, se negó a precisar durante una entrevista hoy en un programa de la cadena ABC si Trump confía en Rosenstein.
“El presidente tiene confianza en el sistema”, dijo Sanders, al insistir en que la Administración quiere el pronto fin de la investigación sobre la trama rusa.
“No me voy a adelantar a la conversación que tendrá lugar, desde luego él (Trump) quiere que tome lugar. Ha habido un número de incidentes que han causado una gran preocupación, no solo al presidente sino a los estadounidenses en todo el país”, agregó Sanders, al referirse a la presunta politización de la investigación.
La portavoz insistió en que, en el último año y medio, el FBI no ha descubierto nada relacionado con Trump “porque no hay nada”, y por ello debe culminar pronto su investigación.
Los rumores sobre el inminente despido de Rosenstein han crecido desde que el diario The New York Times revelara que éste presuntamente propuso hacer grabaciones secretas con Trump y también sugirió la idea de que miembros del Gabinete presidencial invocaran la enmienda 25 para destituirlo.
El “número dos” del Departamento de Justicia, quien ha negado el informe del Times, se reunió ayer con el jefe de Gabinete, John Kelly, y posteriormente habló por teléfono con Trump, y ambos acordaron reunirse en la Casa Blanca el jueves próximo para discutir su futuro dentro de la Administración.
Rosenstein designó en mayo pasado al fiscal especial, Robert Mueller, para que lidere las investigaciones de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) sobre la presunta injerencia de Rusia en las elecciones de 2016 y la posible colusión de la campaña presidencial de Trump con Moscú.
Trump no ha ocultado su desdén hacia Rosenstein y el fiscal general, Jeff Sessions, por no acelerar el fin de la investigación del FBI, a la que siempre ha calificado como una “cacería de brujas”.
La investigación ha logrado la condena de siete funcionarios allegados a la campaña presidencial o la Administración, y la presentación de cargos contra otras 30 personas.
Se desconoce qué ocurrirá con la investigación de Mueller si Rosenstein deja el cargo, por despido o voluntad propia, y si otra persona lo reemplaza.
La bancada demócrata mantiene su campaña de presión política para proteger a Mueller y su investigación.
Mientras, varios influyentes líderes republicanos del Senado también ha salido a defender a Rosenstein, advirtiendo de posibles consecuencias políticas si Trump lo despide.
Entre los republicanos que desde la semana pasada vienen aconsejando calma y cautela figuran los senadores John Cornyn, Orrin Hatch, Susan Collins, y Lindsey Graham, los congresistas Devin Nunes y Trey Gowdy, y los comentaristas Sean Hannity, Tucker Carlson y Bill Kristol.