Vivió en la calle y contó los centavos, ahora cuenta millones
La puertorriqueña Mimi G. ha superado importantes barreras para convertirse en empresaria en el mundo de la costura y moda
Mimi G. ha vivido en la calle y edificios abandonados de Los Ángeles en varios momentos de su vida. Entonces tuvo que contar hasta el último centavo. Hoy las empresas que fundó a partir de 2012 dedicadas a la costura, el diseño y estilismo tienen ingresos que combinados suman millones.
A sus 42 años, Mimi explica que si pudiera decir algo a la joven que fue cuando estaba sin techo, o se veía sola tratando de sacar a su hija adelante, le transmitiría que “todo va a mejorar, solo hay que seguir moviéndose”.
Es uno de los pocos momentos en la entrevista en los que esta puertorriqueña no ríe con ganas porque reconoce que ha tenido momentos que le han dejado en malos lugares, “en situaciones en las que se piensa que nada va a ir bien”.
A ella las cosas le fueron mal en su hogar. Dejó la casa en la que vivía con su madre en Chicago por no aguantar más abusos sexuales por parte de familiares. A los 15 años se fue a Los Ángeles para buscar a su novio que se había trasladado desde Chicago con su familia.
Le llevó tiempo encontrarle pero no funcionó. A los 17 años volvió a las calles y esta vez con una hija.
Su propia madre, que terminó yéndose a vivir con una hermana a Seattle, le convenció de que la dejara a la niña, dada su situación. “Te la llevas pero tienes que prometerme que cuando yo esté lista me la regresas”, acordó con su madre.
“Pasó tres años con mi mamá y yo empecé a trabajar. Vivía y hacía lo que podía. Trabajé como baby sitter, asistente, secretaria, lo que salía”, dice antes de recordar que no estaba graduada de secundaria.
Cuando Mimi empieza a relatar la siguiente parte de una historia en la que deja atrás la calle y empieza con tropiezos a salir adelante acompaña algunas de sus frases con genuinas expresiones de felicidad. “Siempre tuve la idea de que iba a hacer algo bueno y por eso me centré en ver y disfrutar las cosas buenas”, dice.
Esta actitud le lleva a hablar de la gente que la ayudó dejándola dormir en sofás y abriéndola sus puertas más que de la dureza de ser homeless.
Se casó a los 19 pero la relación fue abusiva y acabó en tres años. En 2005 contrajo matrimonio de nuevo y plantó las semillas de su nueva vida como empresaria.
Su esposo convirtió el garaje de la casa en su estudio. Ahí comenzó a coser y cortar patrones, algo que había aprendido a hacer en los veranos con su tía en Puerto Rico cuando era una niña. Para ella fue una terapia.
“Y empecé un blog. Entonces muchas mujeres tenían blogs y cosían para bebés pero a mí lo que me gustaba era la moda y empecé a enseñar a hacer faldas y vestidos”.
Era 2008 y empezó, con la ayuda de su esposo a hacer videos explicativos. “Es más fácil que escribir y poner fotos”. Subían los videos a Youtube y al blog. Todo gratis.
“Yo no sabía cómo hacer negocio de ello pero un día me hice una falda y la mostré en el blog. Todo el mundo la quería”. Hizo un video explicando cómo la hizo pero esta vez abrir el video costaba $9.97. “Y me dije, ¡vamos a ver si lo compran!”.
No solo se vendió sino que tras un año se dio cuenta que ganaba más con los videos que con el trabajo en la empresa de producción de cine en la que trabajaba. Y dejó el trabajo.
¿De cuánto dinero hablamos?
Con la falda ganó $24,000 y luego cada mes ganaba unos $9,000 a $10,000, explica Mimi al hablar de sucesivos videos.
Después de año y medio Simplicity, una web que presenta patrones y productos de hacer en casa, le contrató para licenciar algunas de sus creaciones. Además tiene y ha tenido acuerdos de colaboración con marcas como Target y Walmart, Google, Macy’s y Revlon entre otras.
El blog Mimi G se convirtió en una web de estilo de vida y sus propios videos los ha ido canalizando a través de otra empresa que comenzó Sew It Academy.
Esta escuela en la red se creó porque oyó que muchas personas querían aprender a coser o a diseñar y por dinero, por tiempo o por no haber terminado secundaria no podían ir a las escuelas de diseño. En sus cursos las clases empiezan sacando la máquina de coser de la caja.
La academia se abrió hace cuatro años y ya tiene 9,000 estudiantes. Este año, ya ha pasado la barrera del millón de dólares de ingresos con la academia con la que tiene alumnos en todo el mundo.
Su actual esposo al que conoció hace cinco años y enseñó a coser, hace los patrones para ropa de hombre en la empresa en la que trabajan también un asistente y dos diseñadores gráficos.
“Es un big deal“, dice feliz. Ya he ganado un par de millones antes con los otros negocios pero Sew It Academy es my baby. Lo empecé con mucha energía y veo feliz como crece”, explica.
Mimi dice que aprendió a manejarse en el mundo de los negocios viendo trabajar a su jefe en la productora de cine, pero también probando y equivocándose y formándose. “Hay que tener la voluntad de aprender y el tiempo para estudiar”.
Ser latina tiene un importante significado entre su audiencia. “Cuando la gente va a buscar un patrón ve que todas las modelos son blancas finitas y yo, como latina trigueña, si busco un patrón quiero que se parezcan a mí. Yo hago eso y eso me hace popular, me parezco a mis clientas”.
Los planes de esta mujer, que ha sido mentora en Project Runway Jr., pasan por seguir dando charlas motivacionales, empezar a ayudar a la comunidad (give back), seguir con un podcast para ayudar a quien quiera hacer negocios de un hobby y, sobre todo, hacer crecer a su baby, la academia.
Pasan cosas malas, se puede salir
Para Mimi G. lo más duro de ser empresaria es que siente que ha tenido que ser muy pública con su vida teniendo en cuenta que ha ganado popularidad en las redes sociales.
“Hablo de mi historia personal porque creo que ayuda a la gente pero es difícil compartir estas cosas del pasado porque no se puede controlar cómo la gente va a reaccionar”, aclara.
Pero le merece la pena. “En cierto momento en tu vida tienes que decir voy a coger todo lo que me ha pasado y todo mi dolor y hacerlo una razón o excusa para no tirar para adelante ¿o va a ser un testimonio?. Para mí es un testimonio de todas las cosas que se pueden hacer con una vida”.