El feminicida en serie de Toluca: cuatro noches de terror frente a la casa del asesino
Un padre desesperado, una hija desaparecida y un terrible desenlace
La Policía les dijo que debían esperar 24 horas para comenzar a investigar la abducción de su hija, contraviniendo claramente los protocolos federales. Los padres esperaron cuatro noches en vela afuera de la casa donde estaban seguros de que la retenían. Cuando por fin llegó la orden de cateo, ya era demasiado tarde.
Jueves
Jessica Guadalupe Jaramillo, una estudiante de psicología de 23 años, fue a clases el pasado 24 de octubre en una universidad de Toluca, la capital del Estado de México. Tenía una exposición a las 7:30 pm y un examen después, reportó el diario El País. Ese día desapareció.
Su padre, quien por seguridad ha pedido al diario citado que no se revele su nombre, iba a recogerla esa noche como era su costumbre. Pero a las 9 p.m. recibió un mensaje que lo extrañó: “No se preocupe, me voy a casa de Óscar a una fiesta”.
Toluca es uno de los 11 municipios del Estado de México que cuenta con una alerta de género para atajar la violencia contra las mujeres. Esta entidad, la más poblada de México con unos 16 millones de habitantes, también es donde se cometen más asesinatos de mujeres, 159 el año pasado; y ocupa el segundo lugar en feminicidios, 36 en 2018, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Preocupado, el señor Jaramillo llamó a su hija por teléfono. Pero la línea no dio señal. En ese momento ya sospechaba de quien más tarde sería acusado del asesinato de su hija.
Viernes
Al día siguiente, amigos de su hija le dieron al señor Jaramillo la dirección del sujeto, un hombre llamado Óscar García Guzmán, excompañero de su antigua universidad y la razón por la que había cambiado de escuela.
Guadalupe Jaramillo conoció a García Guzmán, de 28 años, en la Universidad Tecnológica de Toluca, donde coincidieron en algunas clases de psicología. Él la acosaba. “No me gusta cómo me mira, me persigue, me da miedo”, le dijo ella a sus padres, según El País.
Tiempo atrás, sus padres fueron a recogerla a la universidad y lo descubrieron mientras la seguía. “Cuando nos vio se escondió detrás de un poste. Era muy raro”, dijeron los señores Jaramillo al diario citado. Fue entonces que decidieron cambiarla de escuela.
El padre fue a presentar una denuncia por la desaparición de su hija al ministerio público (fiscalía). Pero allí se topó con la amarga realidad del sistema de justicia mexicano. A pesar de que los protocolos para la búsqueda de personas desaparecidas establecen explícitamente que la atención de las autoridades debe ser “inmediata” y “expedita”, los fiscales dijeron a los familiares que debían esperar 24 horas, según el medio citado.
Esa madrugada, tras mucho insistir, los familiares lograron que un policía de investigación y otros municipales los acompañaran a la casa de García Guzmán.
Las autoridades también emitieron una alerta de búsqueda para Jessica Guadalupe. En ella la describieron como una mujer de “cabello teñido, con mechas, cara redonda, boca pequeña, tez blanca”.
La evidencia se acumulaba en contra del excompañero. No sólo la había acosado en su anterior universidad, la localización del teléfono de ella marcaba que se encontraba en el mismo punto que la casa de éste, y vecinos dijeron que los habían visto entrar, mas no salir.
Sin embargo, los policías no se quedaron mucho tiempo con los señores Jaramillo. Después de tocar la puerta del domicilio sin obtener respuesta, le dijeron a los padres que no podían hacer nada sin una orden de cateo (búsqueda) y se marcharon. Fue la primera noche que hicieron guardia frente a la casa del presunto asesino de su hija.
Sábado
Esa mañana, tras la insistencia de los padres en la entrada del domicilio, García Guzmán salió y los amenazó. “Váyanse, si entran los baleo. Aquí no hay nadie. No conozco a ninguna Jessica”, respondió cuando los señores Jaramillo lo presionaron para saber el paradero de su hija.
No se retiraron del lugar. Y más tarde lograron ver a su hija en una de las ventanas, según aseguraron al medio citado. “Estaba rara, ida”, dijeron.
Pero la Policía insistió en la falta de una orden para registrar la casa.
Domingo
La angustia comenzaba a apoderarse de la familia. La Policía sólo parecía repetir que tenía las manos atadas, mientras el tiempo podía estar terminando para su hija. En la noche, García Guzmán volvió a salir hacia la pequeña furgoneta donde la familia, con un bebé de diez meses, había pasado las últimas dos noches, esta vez acompañado de un feroz perro pitbull.
Lunes
García Guzmán salió de la casa, inusualmente arreglado. Según los vecinos, solía vestir de negro y su aspecto era desaliñado, pero ese día llevaba pantalones de vestir, camisa y zapatos, reportó El País. Iba al ministerio público.
Allí le dijo a los fiscales que sí conocía a Jessica y que ella había estado en su casa, pero que después le había pedido un taxi y se había ido, sin saber nada más de ella. Era la información que necesitaba la policía para obtener una orden de cateo, pero esta no llegó sino hasta un día después.
La familia vio regresar a García Guzmán de la fiscalía, no se habían movido de su casa. El hombre se cambió de ropa, salió con una cachucha puesta y una mochila y se despidió de ellos, mientras lo grababan. Acababa de escapar.
Martes
En la madrugada, finalmente se aprobó la orden de cateo. La policía encontró el cuerpo de Jessica Guadalupe en el baño, muerta y con marcas en el cuello. En el patio, enterradas, encontraron los cadáveres de otras dos mujeres que no han sido identificadas.
García Guzmán lleva prófugo una semana. La fiscalía del Estado de México ofrece una recompensa de 300,000 pesos ($15,600 dólares) por quien tenga información que lleve a su paradero.
(Editado por Luis Hernández)