Luis Rossi: un hombre estricto, honesto, generoso y derecho
Tuve el honor de conocer al Sr. Luis Rossi por 18 años y el privilegio de conocerlo no solo como jefe si no también como mentor, amigo y compatriota uruguayo. Luis me abrió las puertas de La Raza hace casi 18 años cuando yo recién terminaba mis estudios universitarios. Esa puerta me cambió la vida, ya que Luis me llevó bajo sus alas como un excelente mentor y me preparó para que 9 años después yo estuviera a cargo de La Raza como directora general, puesto que desempeñé por siete años hasta diciembre de 2016.
Como jefe Luis era un hombre estricto, honesto, generoso y derecho. En esas épocas La Raza era una publicación de unas 80 páginas semanales y el semanario en español más importante de la nación. Él sabía lo importante que era la responsabilidad social y siempre se veía reflejada en las páginas del periódico. Luis no dudaba en prestarle una mano a quien lo necesitaba como, por ejemplo, organizaciones no lucrativas. Todas las semanas les daba una voz en las páginas del periódico sin costo, ya que él, como el señor que era, lo asumía. Luis vivía para que a nuestra comunidad no le faltara nada. No solo lo hacía a través de las páginas de La Raza, sino que también se encargaba de crear becas universitarias y usaba su influencia de forma positiva para recaudar fondos para varias organizaciones comunitarias.
Luis no era un jefe fácil y tengo que admitir que a veces nos peleábamos y nos decíamos nuestras verdades, pero siempre de manera respetosa y a los días u pocas horas nos volvíamos a amigar. Luego que Luis vendió el periódico en 2003, el se transformó en mi mentor y amigo ya que seguía el día a día de La Raza dándonos siempre buenos consejos. Ya en posiciones gerenciales y con mucha más experiencia comencé a entender la razón de sus decisiones, y el por qué era tan estricto.
Realmente Luis me enseñó muchísimo y me dio alas para crecer y volar como profesional. Con su generosidad Luis tocó e impactó muchas vidas de una manera muy positiva. Cuesta pensar que ya no está acá físicamente, que ya no podemos tomarnos un café, salir a almorzar o simplemente mandarnos un mensaje de texto. Sé que Luis está en paz y cuidando a su comunidad y a sus seres queridos desde el cielo. Gracias por todo, Luis. Hasta siempre, amigo.