Trump vs Biden: por qué es tan importante el correo para estas elecciones en EE.UU. (y por qué acusan al presidente de querer sabotearlo)
La polémica por el rol del servicio postal en los comicios en Estados Unidos no hace más que crecer a medida que demócratas y republicanos se cruzan acusaciones
Es uno de los servicios estatales mejor valorados en Estados Unidos y ahora se encuentra en medio de una batalla política.
El Servicio Postal de Estados Unidos (USPS, por sus siglas en inglés) se ha convertido en los últimos días en protagonista de la pelea entre Donald Trump y los demócratas de cara a las elecciones del próximo 3 de noviembre.
El presidente clama contra “los riesgos de fraude del voto universal por correo” y dice que, si se permite, Estados Unidos será “el hazmerreír de todo el mundo”.
Del otro lado, los demócratas, liderados por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, denuncian que Trump encabeza “una campaña para sabotear las elecciones“.
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La polémica llevó a que el director general del servicio postal, Louis DeJoy, compareciera este viernes ante un panel del Senado estadounidense.
¿Qué está pasando y cómo puede afectar a los comicios presidenciales?
El impacto de la pandemia
Es sabido que la participación de los estadounidenses en las elecciones suele ser baja.
Este año, además, el país se encuentra en plena pandemia de coronavirus, lo que desanimará aún más a los electores a acudir a las urnas.
Se espera, por tanto, que el voto por correo alcance cifras récord y de ahí que haya cobrado especial relevancia en el debate político.
El propio servicio postal ha advertido que es posible que millones de papeletas no lleguen a tiempo de ser contadas.
Distintos tipos de voto por correo
Son los estados, y no el gobierno federal, los que deben definir si permiten el voto universal por correo, que significa que todos los electores reciben de forma automática una papeleta antes de las elecciones, o si adoptan el sistema de voto en ausencia, en el que el elector tiene que solicitar el voto por correo para poder tener la papeleta en casa.
Solo un puñado de estados han dicho hasta ahora que admiten el voto universal por correo; algunos de ellos lo hacían ya antes de la pandemia.
En los demás estados, los electores tienen que solicitar el voto por correo.
En algunos de ellos, además, deben justificar la petición por una de las siguientes razones: formar parte del ejército, ser mayor de 65 años, estar enfermo o fuera del estado el día de las elecciones.
El propio Trump utiliza el voto en ausencia por estar registrado en Florida y dice no tener problemas con ese sistema.
Las dudas del presidente
La polémica ha surgido en torno al voto universal por correo.
El pasado sábado, Trump advirtió: “El voto universal por correo será catastrófico, hará que nuestro país sea el hazmerreír del mundo“.
“El problema con el voto por correo, en primer lugar, es que nunca vas a saber cuándo acaba la elección”, continuó.
Prosiguió diciendo que el resultado de las elecciones de noviembre quizá no se conozca “en meses o años, porque esas papeletas se van a perder, desaparecerán”.
Esas declaraciones se suman a denuncias previas de que el voto universal por correo llevaría a un fraude beneficioso para su rival demócrata, Joe Biden.
Por su parte, voces demócratas, incluidas las de los líderes del partido en el Congreso y la del expresidente Barack Obama, acusan a Trump de atacar el voto por correo y al USPS en un intento de “socavar las elecciones”.
¿Es seguro?
Los expertos coinciden en que el sistema de voto por correo está protegido de posibles alteraciones o manipulaciones.
“El gobierno de Trump o él mismo durante años denunció los riesgos de fraude en el voto en persona”, le dice a BBC Mundo Matthew Record, profesor de Ciencia Política de la Universidad Estatal de San José, en California. “Casi nunca pasa, es muy raro”.
“Para el voto por correo hay más margen de abuso, especialmente para los mayores, donde puede darse la situación de que alguien de la familia vote por ellos. Pero hablamos de porcentajes muy pequeños”, añade.
“Digamos que en el voto presencial en EE.UU. hay un riesgo de fraude de un 0.0001% y en el voto por correo es de un 0.0002%. Sí, es el doble, pero las cifras son mínimas“.
Un servicio postal en crisis
La crisis del servicio postal estadounidense es muy anterior a la pandemia de covid-19 y al actual enfrentamiento político.
El USPS, que emplea a unas 640,000 personas, lleva una década con pérdidas de miles de millones al año y carga con una deuda de unos $160,000 millones de dólares.
Sus ingresos provienen de la venta de sellos y otros productos cuya popularidad ha ido cayendo a medida que se ha extendido el correo electrónico y el pago de facturas por internet.
A esto se le suma una ley aprobada por el Congreso en 2006 que obligó al USPS al prepago de un programa de beneficios de salud para sus empleados jubilados y que derivó en una deuda multimillonaria.
Demócratas y republicanos llevan años intentando llegar a un acuerdo en el Congreso para reformar el servicio postal, pero no lo consiguen.
Una relación incómoda
“El servicio postal es una broma”, declaró Trump hace unos meses, cuando anunció que no apoyaría ninguna ayuda financiera a no ser que el USPS accediera a subir las tasas de envío de paquetes un 400%.
Esa drástica cifra se interpretó como un ataque a Amazon, en concreto a su director ejecutivo, Jeff Bezos, que es propietario del diario The Washington Post y a quien Trump considera un enemigo.
Ya en 2017, Trump exigió al servicio postal que le cobrara más dinero a Amazon por entregar sus paquetes.
“Trump no ha sido tímido al expresar en voz alta que el servicio postal tiene que privatizarse”, expone Record.
Y señala que algunos nombramientos de Trump a la Junta de Gobernadores del USPS, que a su vez designa a sus directivos, han hecho que el servicio no funcione de forma eficaz.
“Así tienen argumentos para privatizarlo“, opina el profesor.
Un polémico director general
Entre esos nombramientos a los que apunta Record destaca el del director general, Louis DeJoy. Fue el pasado mayo y se situó en pocos días en el centro de la polémica.
Los más críticos sostienen que los cambios introducidos por DeJoy, conocido por sus donaciones económicas a Trump y otros republicanos, han llevado a un empeoramiento del servicio.
DeJoy, sin embargo, presionado por la ola de críticas, anunció su intención de suspender los cambios hasta después de las elecciones.
“Llegué al servicio postal para hacer cambios y asegurar el éxito de esta organización y su sostenibilidad a largo plazo. Creo que reformas significativas son esenciales en ese objetivo y el trabajo para ello comenzará tras las elecciones”, señala DeJoy en el comunicado.
Y justifica su decisión “para evitar incluso la apariencia de cualquier impacto en el correo electoral”.
Esas medidas incluyen el recorte del pago de las horas extra o la interrupción de los repartos de última hora, que ha llevado a que en algunas oficinas de correos las cartas y paquetes se agolpen por miles y su reparto se demore días y días.
En los últimos meses también se ha denunciado la retirada de buzones de correos y de máquinas de clasificación automática de la correspondencia en algunas oficinas.
DeJoy, el primer director general en 20 años que no procede de las propias filas del USPS, había sido acusado de minar de forma deliberada la confianza pública en el servicio de correos para disuadir a la gente de votar por esa vía.
El director general siempre dijo en su defensa que las medidas adoptadas han tenido como único objetivo reducir costos.
En una audiencia ante un panel del Senado este viernes, DeJoy subrayó que el USPS es “totalmente capaz” y está “comprometido” a manejar adecuadamente el voto por correo para las elecciones de noviembre.
Petición de ayuda económica
Ante la crisis económica que enfrenta, el USPS solicitó parte del dinero del paquete de estímulo que el Congreso aprobó a finales de marzo para hacer frente a la pandemia.
Pero el gobierno de Trump no accedió.
Sin el rescate del Congreso, el servicio se puede quedar sin dinero a finales de septiembre, lo que despierta el fantasma de la bancarrota y la interrupción del reparto regular a millones de estadounidenses que reciben por este medio medicamentos, cheques, facturas y otros importantes documentos.
El mundo rural quedaría particularmente desprotegido.
¿Admisión de un chantaje?
El jueves pasado, Trump realizó unas controvertidas declaraciones sobre su negativa a liberar dinero para el USPS.
“Quieren $3,500 millones para algo que terminará por ser fraudulento. Quieren $3,500 millones para votos por correo, OK. Papeletas para voto universal por correo. Quieren $25,000 millones para el servicio postal“, dijo el presidente en entrevista con la cadena Fox News.
“Ahora necesitan ese dinero para que las oficinas de correos funcionen, para que puedan recibir todos esos millones y millones de papeletas. Si no llegamos a un acuerdo, no reciben el dinero. Eso significa que no pueden tener voto universal por correo, simplemente no pueden tenerlo”, añadió.
Las palabras de Trump terminaron por desencadenar una tormenta de acusaciones de manipulación y sabotaje que se venía fraguando desde hace meses.
Cambios de rumbo
Uno de los efectos inmediatos de esta tormenta fue la decisión de Nancy Pelosi de convocar un pleno extraordinario en la Cámara de Representantes, actualmente en receso vacacional, para aprobar una ley que prohíba al USPS aplicar cualquier cambio adoptado después del 1 de enero de 2020.
“De forma alarmante, en todo el país vemos los devastadores efectos de la campaña del presidente para sabotear la elección al manipular el Servicio Postal para quitarle el derecho al voto a los electores”, escribió Pelosi en la carta en la que anunció su decisión.
Otro efecto de la conmoción causada por las declaraciones del presidente había sido el aumento de la presión sobre DeJoy, con voces pidiendo su renuncia. Su respuesta fue congelar las reformas hasta las elecciones.
Antes, el director general del USPS había comunicado su disposición a declarar ante una comisión de supervisión del Congreso.
Y el propio presidente ha cambiado el tono.
En un mitin de campaña realizado el pasado unes en Mankato, Minnesota, Trump expresó su deseo de cuidar y fortalecer al servicio postal.
Y posteriormente tuiteó:
SAVE THE POST OFFICE!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 17, 2020
“Para una organización bastante popular que se ve como apolítica, es muy inusual estar en el centro de una lucha tan despiadada y agresiva“, concluye el profesor Record.
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