Poesía precolombina nos ilustra el significado de la vida y la muerte

La celebración del Día de Muertos tiene un hondo significado. Imágenes de altares del Museo Nacional de Arte Mexicano en Pilsen y poemas aztecas lo evocan

Piezas artísticas y ofrendas vinculadas a la celebración mexicana del Día de Muertos que son expuestas en el Museo Nacional de Arte Mexicano de Pilsen, Chicago. (Antonio Zavala / La Raza)

Piezas artísticas y ofrendas vinculadas a la celebración mexicana del Día de Muertos que son expuestas en el Museo Nacional de Arte Mexicano de Pilsen, Chicago. (Antonio Zavala / La Raza) Crédito: Impremedia

El Dia de los Muertos es una tradición de México que los inmigrantes mexicanos han traído de allá a la Ciudad de Chicago desde hace muchas décadas. El 1 de noviembre es el Día de Todos los Santos y se recuerda a los niños ya fallecidos. El día 2 de noviembre es llamado el Día de los Muertos y se refiere a todos los adultos que ya han partido de esta tierra de luz, flores y vida.

Nuestra celebración del Día de los Muertos hoy en día es parte de un sincretismo entre las costumbres religiosas católicas que impusieron los españoles después de la Conquista y el pensamiento nahua y de otras etnias originarias que ha llegado hasta nuestros días sobre el concepto de la vida y la muerte.

Nuestro pensar sobre este serio tema no vino a través de los grabados de Guadalupe Posada ni en específico de la religión católica. Mucho de ello vino del pensamiento y filosofía de los pueblos originarios de nuestro México.

Aquí presentamos fragmentos de poemas de los poetas cantores de la región central de México y que el finado antropólogo Miguel León-Portilla hábilmente recopilo en su libro Trece poetas del mundo azteca, publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, en 1978.

Estos poemas nos dan un acercamiento al pensamiento azteca sobre la naturaleza de la muerte, la temporalidad y brevedad de la vida y lo terrible que es este hecho o acto una vez ya consumado.

Piezas artísticas y ofrendas vinculadas a la celebración mexicana del Día de Muertos que son expuestas en el Museo Nacional de Arte Mexicano de Pilsen, Chicago. (Antonio Zavala / La Raza)
Crédito: Impremedia

Muchos hoy en día celebran el Día de Muertos como si fuera una fiesta, pintándose los rostros como La Catrina. Otros piensan que es un juego, algo quizás como lo es Halloween. Pero no es ni lo uno ni lo otro.

Pensamos que el Día de Muertos es más bien un día para meditar, revalorar la vida y aunque algunos creen que sus difuntos pueden regresar ese día, los  poetas y tlamatinime, palabra náhuatl que quiere decirsabios, ya desde antes de la Conquista sabían en sus corazones que los difuntos ya no poder regresar a vivir otra vez a la Tierra.

En La Tierra estamos de paso nada más, como nos lo dicen los varios poetas de la antigüedad mexicana que aquí presentamos y citamos para ilustrar cómo es que ellos pensaban sobre este serio tema.

Agradecemos al Museo Nacional de Arte Mexicano por habernos permitido amablemente fotografiar imágenes de su exhibición actual ‘Día de Muertos: Donde el pasado está presente’, la cual abrió el pasado 20 de septiembre y clausura el día 8 de diciembre de este año en marcha.

La exhibición, tenemos entendido, está dedicada al artista y muralista Ray Patlan (1946-2024), quien surgió de Pilsen, radicaba en San Francisco y falleció en abril del 2024.

Piezas artísticas y ofrendas vinculadas a la celebración mexicana del Día de Muertos que son expuestas en el Museo Nacional de Arte Mexicano de Pilsen, Chicago. (Antonio Zavala / La Raza)
Crédito: Impremedia

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Poemas mexicas del libro ‘Trece poetas del mundo azteca”

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¿Quién en verdad no tendrá que ir allá?

¿Si es jade, si es oro,

acaso no tendrá que ir allá?

¿Soy yo acaso escudo de turquesas,

una vez más cual mosaico volveré a ser incrustado?

¿Volveré a salir sobre la tierra?

***

Autor: Cacamatzin (1499-1520), poeta de Texcoco

Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:

¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?

No para siempre en la tierra:

Sólo un poco aquí.

Aunque sea de jade se quiebra,

aunque sea oro se rompe,

aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.

No para siempre en la tierra:

sólo un poco aquí.

***

Autor: Nezahualcóyotl (1402-1472), rey de Texcoco

Ha venido a crecer la amargura,

junto a ti y a tu lado, Dador de la Vida.

Solamente yo busco,

recuerdo a nuestros amigos.

¿Acaso vendrán una vez más,

acaso volverán a vivir?

Sólo una vez perecemos,

sólo una vez aquí en la tierra.

¡Que no sufran sus corazones!,

junto y al lado del Dador de la Vida.

Autor: Nezahualcóyotl (1402-1472), rey de Texcoco

***

¿Adónde en verdad iremos

que nunca tengamos que morir?

Aunque fuera yo piedra preciosa,

aunque fuera oro,

seré yo fundido,

allá en el crisol seré perforado.

Sólo tengo mi vida,

yo, Cuacuauhtzin, soy desdichado.

Autor: Cuacuahtzin (siglo XV), de Tepechpan

***

Elevo mis cantos,

Yo, Macuilxóchitl,

con ellos alegro al Dador de la Vida.

¡Comience la danza!

¿Adónde de algún modo se existe,

a la casa de Él

se llevan los cantos?

¿O sólo aquí

están nuestras flores?

¡Comience la danza!

Autora: Macuilxochitzin (siglo XV), princesa mexica (hija de Tlacaélel).

***

Gocemos, oh amigos,

haya abrazos aquí.

Ahora andamos sobre la tierra florida.

Nadie hará terminar aquí

las flores y los cantos,

ellos perduran en la casa

del Dador de la vida.

Autor: Ayocuan Cuetzpaltzin (siglos XV-XVI)

La cobertura editorial de La Raza es posible en parte gracias al apoyo del Chicago Community Trust.

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