Chicago prueba estrategias contra violencia pandillera
Mediante análisis realizados con computadoras sobre distintos factores de riesgo se elaboró una lista con 420 nombres de personas que podrían involucrarse en problemas de pandilla.
Varios jóvenes cargan un ataúd en el barrio de Pilsen en alusión a los niños y jóvenes asesinados en barrios latinos de Chicago. Entre ellos, la niña Ana Leyda Mateo, que fue asesinada hace diez años en ese barrio hispano con solo 7 años de edad, al ser alcanzada en la cabeza por una bala perdida disparada por pandilleros. Crédito: Efe / Enrique Garcia Fuentes
Chicago.- La Policía de Chicago y grupos comunitarios han puesto en práctica nuevas estrategias para combatir la violencia pandillera, que van desde una lista con 420 nombres de personas que podrían involucrarse en problemas a una reunión con las principales bandas.
La “cumbre de pandillas” se realizará durante los días 27 y 28 de septiembre en el sur de la ciudad por iniciativa el reverendo afroamericano Gregory Tatum, quien creció en los años 60 en esta ciudad y actualmente vive en California.
La experiencia de sentar alrededor de una mesa a los principales responsables de la violencia comenzó en Los Ángeles el año pasado y luego de Chicago se repetirá en Detroit, pero ya se adelantó que no habrá participación de la policía local.
Una experiencia similar fue realizada en 2010 por el entonces superintendente de Policía de Chicago, Jody Weiss, quien convocó a una reunión secreta de líderes pandilleros del oeste de la ciudad para hacerlos responsables como grupo cada vez que uno de sus miembros cometía un homicidio u otro tipo de violencia.
No hubo información sobre otras reuniones de este tipo pero se informó de que este año el Departamento de Policía de Chicago puso en marcha un nuevo esfuerzo denominado “Two Degrees of Association” en los barrios más conflictivos de la ciudad.
Mediante análisis realizados con computadoras sobre distintos factores de riesgo se elaboró una lista con 420 nombres de personas que podrían involucrarse en problemas de pandilla, como agresores o víctimas, y cada de ellas es visitada en su domicilio por un oficial.
Para integrar la llamada “lista caliente” se tienen en cuenta los antecedentes criminales de la persona y con quienes se asocia.
“Las visitas son cordiales pero el mensaje es claro: si cometes otro crimen vas a sufrir las consecuencias”, declaró un comandante policial al Chicago Tribune.
La violencia callejera aumenta en Chicago durante el verano, con enfrentamientos en lugares públicos que provocan víctimas inocentes del fuego cruzado.
Es lo que ocurrió hace diez años en el barrio hispano Pilsen con la niña Ana Mateo, de 7 años de edad, quien murió al ser alcanzada en la cabeza por una bala perdida disparada por pandilleros.
El asesinato fue recordado este martes por decenas de personas que realizaron una marcha encabezada por los padres y hermanos de la víctima, y con la participación de muchos jóvenes y niños, activistas y líderes religiosos que recorrieron varias cuadras detrás de un ataúd rosado.
Al comienzo, y entre lágrimas, Evelyn Mateo, de 21 años, recordó a su hermana y a las víctimas de la violencia callejera.
“Queremos caminar por estas calles y demostrar que los vecinos no están dispuestos a perder el control del barrio”, declaró a Efe.
El sacerdote Brendan Curran, párroco de la iglesia St. Pius V, inició y culminó la marcha con una oración.
Evelyn y Mayra estaban jugando en la puerta de su casa con su hermana menor Ana cuando ésta fue alcanzada por una bala perdida disparada desde dos cuadras de distancia por integrantes de la pandilla Latin Counts que perseguían a un rival.
El responsable del disparo fue identificado como Juan García, de 16 años, y condenado a 56 años de cárcel, mientras que su cómplice, Justin Chapman, de 20 años, fue sentenciado a 12 años de prisión.
María Mateo, madre de Ana, declaró que se imagina actualmente a su hija con 17 años y en camino a cumplir su sueño de ser abogada para defender a los más necesitados.
“Imagino que yo estaría preparando su graduación de la secundaria, y no planificando una marcha en su memoria”, dijo.
Federico Mateo, padre de Ana, pidió a los jóvenes “que reflexionen y no se involucren en estos problemas tan graves”.
“Es muy difícil para sus familias y para ellos mismos, porque en la cárcel pierden su juventud”, agregó.
Marlene Rendón, de 13 años, expresó que las pandillas de Chicago eran “una pesadilla”.
El año pasado esta ciudad registró 535 homicidios y en lo que va del 2013 se cuentan 265 muertes.
Según cifras de la Policía, entre el 75 y 80 por ciento de los asesinatos cometidos en Chicago pueden ser atribuidos a la actividad de unas 600 pandillas enemistadas entre sí.
