Piden no más balas ni muertes por violencia callejera
Durante una ‘Marcha por la paz’, testimonios de vida de algunos vecinos reflejaron que por su fe y mediante programas de prevención se puede hacer frente a la violencia pandilleril en las calles del barrio de La Villita
Chicago.- Feligreses y vecinos del barrio de La Villita decidieron hacerle frente a la violencia saliendo a las calles a manifestarse en una ‘Marcha por la paz’, y es que ellos, aferrados a su fe, reclaman paz en su comunidad.
El grupo Padres Ángeles de la iglesia Santa Inés de Bohemia del vecindario de La Villita organizó en días pasados una ‘Marcha por la paz’ en la que participaron feligreses, vecinos y organizaciones como Enlace, CeaseFire, The Young Men’s Christian Association (YMCA), miembros de iglesias ortodoxas y cristianas y el grupo de ‘Madres por la paz’ del barrio de Las Empacadoras. Todos a través de programas trabajan en la prevención para que cese la violencia en ese barrio.
Familiares de las víctimas portaban fotografías, letreros y algunos lucían playeras blancas con las imágenes de una persona fallecida a causa de la violencia callejera. La marcha, que recorrió distintas calles en las que jóvenes habían sido asesinados en La Villita, la encabezó el padre Thomas Boharic, uno de los sacerdotes de la iglesia Santa Inés de Bohemia. Hasta esos lugares llegaron los deudos para recordar a los caídos y cantar y rezar por sus familias.
“Estamos rezando a Dios para que haya paz, estamos reclamando esos lugares para que no sean lugares de violencia sino de paz”, dijo Boharic en entrevista con La Raza.
Karina Manjarrez participó en la marcha, ella perdió a su hermano Víctor Manuel Damian en marzo de 2013 a causa de la violencia callejera A este joven lo mataron en la calle 28 y la S. Spaulding Ave., cuando tenía 15 años.
“No te sientes segura ni en el día ni en la noche, cualquier persona que ande caminando no está segura pues te confunden por la apariencia que tengas”, dijo Manjarrez a La Raza.
También participó en la marcha Eddie Bocanegra, quien fue pandillero y ahora es codirector ejecutivo de Youth Safety & Violence Prevention de la YMCA of Metro Chicago. Él dijo que parte de su trabajo no es solamente enfocarse con jóvenes que están envueltos en pandillas o que van encaminados a ese rumbo sino, también, estudiar qué pasa después de un tiroteo y cuál es el impacto que tiene en la comunidad.
“El enfoque de nuestro programa es acerca del trauma. ¿Cómo podemos procesar el trauma? ¿Cómo tener programas donde se hable de eso? Y a la misma vez tener mentores que puedan trabajar con ellos”, dijo Bocanegra.
Durante la marcha encontramos a Dolores Castañeda y a su hija Yvette Castañeda. Ambas sujetaban una manta con fotografías de jóvenes que habían sido víctimas de la violencia.
Dolores participa activamente en Padres Ángeles, un grupo que trabaja con familias y se enfoca en la prevención de la violencia.
Yvette a los 15 años tenía amistades en el barrio que estaban vinculados con pandillas y fue así que la asociaron con ellos. Dolores, una madre soltera de cuatro hijos, recuerda que en una oportunidad su hija fue presa por algo que no cometió y fue herida de bala, “pero gracias a Dios sobrevivió y yo siempre seguí insistiéndole en el estudio”.
Esta joven, de 26 años, dijo que “gracias a la perseverancia en su crianza y las oraciones de mi madre, lo que mi mamá luchó para corregirme y para ponerme en un camino derecho enfocada en Dios y mis estudios y hacer cosas buenas, fue lo que cambió la dirección que tuvo mi vida”.
Hoy Ivette tiene dos maestrías, una en Salud Pública y otra en Administración de Negocios y está haciendo un doctorado en Ciencias de la Salud de la Comunidad.
Actualmente es la directora de Imago Dei o ‘Imagen de Dios’, un programa de prevención de la violencia juvenil desarrollado por la iglesia Santa Inés de Bohemia, en el que jóvenes desarrollan sus cualidades artísticas como, por ejemplo, haciendo murales en la comunidad para promover la paz.
Doris Hernández, una madre soltera que perdió a su hijo Freddy Cervantes a causa de la violencia pandilleril, apoya el programa Imago Dei. Ella contó a La Raza que, junto con el padre Boharic, le preguntó a los jóvenes qué los motiva a participar en el programa: “los jóvenes nos dijeron: ‘Nos gusta que una mamá que ha perdido a su hijo no se ha dejado morir en el sufrimiento sino que quiere ayudarnos’ ”.