¿Por qué algunas personas quieren quedarse con su Samsung Galaxy Note 7 (aunque pueda explotar)?
"Si me regalaran un iPhone seguiría usando mi Galaxy Note 7", han dicho algunos usuarios en redes sociales
Tener un teléfono en casa (o en otro lugar) que pueda explotar en cualquier momento no parece ser motivo suficiente para algunos usuarios de Samsung, que se niegan a devolver su Galaxy Note 7 a la empresa.
“Les pedimos a nuestros clientes que apaguen su terminal y lo devuelvan lo antes posible“, dijo DJ Koh, presidente de la división de comunicaciones móviles de la firma surcoreana en septiembre, animándoles a cambiar el celular por uno nuevo.
Poco más de dos semanas después, la compañía emitió un comunicado anunciando que su programa de reemplazo estaba siendo todo un éxito y que la mayoría de sus clientes (el 90%) eligieron seguir con ese teléfono. “Estamos abrumados por la lealtad de nuestros clientes al Galaxy Note 7“, dijo entonces DJ Koh.
Pero, ahora que se sabe que los terminales reemplazados también explotan, puede que esa lealtad empresarial ya no sea tan positiva.
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Samsung les rogó a sus clientes que “dejen de usar su dispositivo, lo apaguen y hagan una copia de seguridad de sus datos personales”. Y que participen en su nuevo programa de sustitución (esta vez, por un Galaxy S7 o S7 Edge y un reembolso parcial, o bien un reembolso total).
Pero, pese a las recomendaciones del gigante tecnológico -que ha dejado de vender y producir el aparato- no todos quieren enviárselo de vuelta. Es más, su uso se ha incrementado, pese a las explosiones.
¿A qué se debe esto y qué dicen quienes se niegan a devolver el celular?
“Como una relación amorosa”
Para Julius Wilkerson, un ciudadano de Florida, el Galaxy Note 7 es “el mejor celular y el más innovador”. “No existe ningún teléfono que se le pueda comparar”, le cuenta a BBC Mundo.
“Es increíble. Su facilidad de uso es una maravilla. Tener otro teléfono sería una decepción, un retroceso”. Al preguntarle por su funcionamiento, Wilkerson asegura que su Note 7 “nunca se ha sobrecalentado” y que “funciona como debería”.
Este usuario de Samsung dice no sentir temor alguno de que el dispositivo pueda explotar. De hecho, confiesa que “a menudo” lo deja conectado al cargador durante la noche.
“No he tenido ningún problema. Si me regalaran un iPhone seguiría usando mi Galaxy Note 7“, declara. “Es como estar en una relación amorosa. No importa que alguien te diga que esa persona no te conviene; si tu experiencia es buena, la continúas amando. Y yo voy a seguir amando mi Galaxy Note 7″.
Pero ¿qué tendría que hacer Samsung para que cambie de opinión? “No puedo renunciar a algo por nada. Tal vez si me dieran un cupón para el Note 8 o si lo reemplazaran por un Note 5 y todos los últimos accesorios… Pero no quiero mi dinero de vuelta”.
“Estoy feliz con mi compra. De hecho, no podría estar más satisfecho con el dispositivo“, concluye el estadounidense.
Pero el caso de Wilkerson no es ni mucho menos aislado.
“Riesgo vigilado”
“Me encanta el celular. Y, por el momento, ni la primera ni la segunda unidad (reemplazada) me han dado problemas”, nos cuenta José Enrique desde Puerto Rico.
Pero, ¿no le preocupa que pueda explotar? “No podría descartar que sí me preocupa, pero me tomaré el riesgo bien vigilado. Quién sabe si los resultados sean positivos y ayuden a Samsung a tomar otras medidas menos drásticas en un futuro cercano”, sostiene.
TL Smith, otro usuario de Nueva York le dice a BBC Mundo que “como artista (es escritor y director de cine), el SPen (bolígrafo interactivo) del teléfono es vital“. “Hace mi trabajo más fácil. Y la cámara es fenomenal“, explica.
Este cliente de Samsung, que dice que, por ahora, se quedará con el celular, asegura que”no hay teléfono comparable”. “Ni siquiera el Galaxy S7 o el iPhone 7. Podría usar la tableta pero no tiene SPen“.
“Compré el modelo de reemplazo a principios de mes y ha facilitado mi trabajo enormemente. Y no se ha recalentado para nada. Ni siquiera cuando lo dejo cargando a la noche (lo cual trato de evitar)”, señala.
Otro cliente de la marca que reside en Virginia, nos cuenta que quiere quedarse con su teléfono de Samsung porque no cree que vaya a explotar.
“Mi Galaxy Note 7 original no mostró signos de que fuera a estallar y tampoco lo hizo el reemplazo. Este teléfono es perfecto. No quiero el S7 Edge porque no es tan grande como el Note, no está disponible en azul y no tiene SPen, USB-C o escáner de iris”.
Uso creciente (pese a todo)
Estos fueron tan sólo algunos de los comentarios. Decenas de usuarios publicaron sus opiniones en redes sociales como Twitter y Facebook, asegurando que no piensan devolver su celular (ni aunque les paguen por ello).
La lealtad de muchos usuarios a la marca es notoria, pues no sólo no dejaron de utilizar el teléfono, sino que incrementaron su uso, a pesar de las explosiones.
Según la compañía Apteligent, una organización con base en San Francisco, que analiza datos sobre teléfonos móviles para firmas que desarrollan aplicaciones -como Netflix o Niantic (Pokemon Go)-, hubo gran aumento.
“Los clientes habían depositado su confianza en los teléfonos reemplazados cuando los casos de explosiones de esos dispositivos comenzaron a salir a la luz”, le dice a BBC Mundo Andrew Levy, cofundador y director de estrategia de Apteligent.
“A pesar de las explosiones de las baterías, los dispositivos tenían muy buenas críticas”, dice el especialista. Los datos muestran que el uso del teléfono aumentó progresivamente desde su lanzamiento, y que el día que más se utilizó fue el lunes 10 de octubre, justo uno antes de que Samsung anunciara que dejaba de fabricarlo.
“El miércoles por la noche, su uso comenzó a descender pero todavía es un 7% más alto que el día que la compañía hizo el llamamiento para revisarlos”.
Todavía no se sabe con exactitud cuántos Galaxy Note 7 llegó a producir y comercializar la compañía, pero el celular llegó a salir a la venta en 10 países (Estados Unidos, Canadá, México, Puerto Rico, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Taiwán, Emiratos Árabes Unidos y Corea). Y Levy considera que la situación es grave.
“Los usuarios deberían dejar de usar el dispositivo inmediatamente. El riesgo es evidente; tienen en sus manos un aparato que podría explotarles en la cara o en el bolsillo. Y supone un peligro para quienes están a su alrededor, como lo fue en el caso del vuelo de Southwest que fue evacuado (afortunadamente, antes de despegar)”.
– Lucía Blasco