La gran amenaza: el ‘efecto Trump’ y el odio racial

‘Hate Rising’, documental estrenado esta semana simultáneamente por Univisión y Fusion, envía una señal de alerta sobre el auge de la xenofobia en EE.UU.

Jorge Ramos es famoso por un estilo periodístico confrontacional, directo, desenmascarador, al punto de que algunos dicen bromeando, y otros no tanto, que más que entrevistar interroga. Pero, lo cierto es que cuando uno piensa en un periodista serio y comprometido con los temas más neurálgicos que atañen a los hispanos en Estados Unidos, el primer nombre que nos viene a la cabeza es el suyo, con todo lo de limitantes e ilustradoras que son las analogías.

En ‘Hate Rising’, dirigido por Catherine Tambini, la cámara persigue a Ramos mientras el periodista recorre lo que él considera los reductos más peligrosos del racismo en Estados Unidos. A veces se nota la tensión del otro lado del lente cuando el comunicador lanza alguna de sus preguntas incómodas. ¿Sentió en algún momento que estaba en peligro? “Claro, cuando me reuní en Texas con uno de los líderes del KKK, es muy probable que estuvieran armados”, responde. “Y no me quiso tocar. Ni siquiera me quiso dar la mano. Y en Ohio en una reunión de neonazis y supremacistas blancos no me atreví a hablar porque había gente tomando y armada, y mira que me he pasado la vida haciendo preguntas, y ahí no me atreví a hablar”.

Matthew Heimbach, otro de los extrevistados por Ramos, distribuye panfletos contra la construcción de una mesquita en noviembre de 2012. Heimbach,quien entonces tenhía 21 años, era el principal activista para la creación de la primera Asociación de Estudiantes Blancos en Towson University. Foto: FABIENNE FAUR/AFP/Getty Images
Matthew Heimbach, otro de los extrevistados por Ramos, distribuye panfletos contra la construcción de una mesquita en noviembre de 2012. Heimbach,quien entonces tenhía 21 años, era el principal activista para la creación de la primera Asociación de Estudiantes Blancos en Towson University. Foto: Fabienne Faur/AFP/Getty Images

En un contexto internacional en el que han aumentado las expresiones públicas de las ideologías antiinmigrantes y radicales, el caso de Trump no es un hecho aislado, pero para Ramos ha sido un catalizador de las muestras de intolerancia en nuestro país.

Trump ha incrementado las expresiones de racismo y discriminación al atacar a inmigrantes, a musulmanes, a personas con discapacidades y a mujeres. Pero el contexto, tienes razón, es mucho mayor. Cuando hay problemas, económicos o de seguridad, unidos con problemas de terrorismo, la primera reacción de las sociedades es atacar a los que vienen de fuera, a los extranjeros, a los inmigrantes. Y eso está ocurriendo en Europa con los refugiados de Siria y de Irak, como está ocurriendo aquí contra los inmigrantes de América Latina y los musulmanes. La historia nos lo ha demostrado, los más vulnerables y los extranjeros son siempre los más atacados. Y es cierto que en el mundo se está viendo bastante de eso. Pero yo insistiría en que la candidatura de Trump se basa en eso. Nunca en la historia habíamos tenido un candidato que hablara así de las minorías”.

Uno de los momentos más tensos del documental (Fotocaptura)
Uno de los momentos más tensos del documental (Fotocaptura)

El documental incluye un momento revelador de esta campaña electoral, cuando Ramos fue expulsado de la conferencia de prensa de Donald Trump en Dubuque, Iowa, algo sin parangón en las campañas políticas modernas. Sobre este episodio Ramos medita:

“Mi conclusión personal es que el Odio es contagioso. Pocos segundos después de que Donald Trump me dice que me largue de la conferencia de prensa, uno de sus seguidores me dice que me largue de su país. Más claro no puede ser. Eso mismo se repite cuando hablo con un líder del KKK y me dice que por ser blanco es superior a mí por el solo hecho de ser latino. Si eso me sucede a mí que llevo treinta años en la televisión, y que estoy más o menos protegido porque soy bien visible, imagínate lo que le sucede a los invisibles, a los indocumentados, a las personas que no están protegidos por los medios de comunicación”.

Uno de escoltas del candidato republicano Donald Trump saca al periodista Jorge Ramos de su conferencia de prensa en Grand River Center, Dubuque, Iowa. Foto Scott Olson/Getty Images
Uno de escoltas del candidato republicano Donald Trump saca al periodista Jorge Ramos de su conferencia de prensa en Grand River Center, Dubuque, Iowa. Foto Scott Olson/Getty Images

Hay un momento en el reportaje que, sin proponérselo, derrumba para un espectador atento toda esta torcida teoría racial, y es cuando Ramos se enfrenta a una especie de némesis suya: el líder de la alt-right o ultraderecha, Jared Taylor. Ambos canosos, elegantes, de ojos claros, parecen tenerlo todo en común, pero están separados por un océano de prejuicios.

“Lo de Jared Taylor es una buena observación”, dice Ramos. “La gran diferencia entre Jared Taylor y yo es que él dice hablar por los blancos y yo le presento el punto de vista de los latinos. Pero la gran diferencia es que yo no estoy proponiendo excluir a nadie y él sí está proponiendo expulsarnos a nosotros. Podemos tener todas las conversaciones que queramos, pero él nos quiere correr de este país, y nosotros entendemos que no hay que correr a nadie, sino al contrario aceptar que este es un país de diversidad en el que todos tenemos algo que aportar”.

El romance de Trump con Putin no es un caso aislado. Aquí vemos a Jared Taylor durante un forum internacional de Conservadores Rusos en San Petersburgo, en 2015, en el que se reunieron una docena de grupo de extrema derecha por Putin. Foto OLGA MALTSEVA/AFP/Getty Images.
El romance de Trump con Putin no es un caso aislado. Aquí vemos a Jared Taylor durante un forum internacional de Conservadores Rusos en San Petersburgo, en 2015, en el que se reunieron una docena de grupo de extrema derecha por Putin. Foto OLGA MALTSEVA/AFP/Getty Images.

Cuando le pregunto si ha sentido alguna conexión o empatía especial con alguno de los entrevistados, algo que le permita entender su lógica de comportamiento aunque no la comparta, Ramos se queda unos segundos meditando y luego responde:

“Sí, ellos tienen mucho miedo. Están asustados. Y eso es lo mismo que noto entre muchos emigrantes, que sienten miedo y están asustados. Y el peligro es que alguien asustado puede actuar con violencia. Yo diría que ese es precisamente el problema. Cuando alguien está asustado y tiene mucha ansiedad no es el mejor momento para comunicarnos. Nada me hubiera gustado más que unir a estos grupos supremacistas blancos con emigrantes, para que pudieran reconocerse en toda su humanidad, pero es muy peligroso”.

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Por ahora este fenómeno no ha contagiado aún a un segmento mayor de la población, se concentra en el radio de accióm más inmediato de grupos muy específicos, racistas, neonazis o de la ultra derecha o alt right. Pera para Ramos el quid de esta explosión de xenofobia responde a una razón demográfica mucho más compleja que el odio racial: para el 2044 los blancos no hispanos se van a convertir en otra minoría. “Y además, no es que se vayan a convertir, sino que ya está ocurriendo, en California, en Texas y en Nuevo México los blancos ya son minoría”, añade. “Los grupos más violentos se resisten a aceptar esta idea. Por eso nos ven a nosotros como una amenaza”.

¿No existen grupos de odio hispanos o afroamericanos?, ¿Por qué concentrarse en los supremacistas blancos en este documental?, pregunto.

“Es posible que existan, pero me quise concentrar en los grupos verdaderamente peligrosos. Hay que recordar que el año pasado los grupos supremacistas blancos asesinaron a 20 personas. Eso no lo escuchas de ningún otro grupo; así que me quise concentrar en lo que yo considero la gran amenaza”.

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