Oda a la Calle 26, una de trabajo, sueños y sabor mexicano

El barrio La Villita es el que concentra la mayor cantidad de inmigrantes mexicanos, en el suroeste de Chicago.

El barrio La Villita es el que concentra la mayor cantidad de inmigrantes mexicanos, en el suroeste de Chicago. Crédito: Archivo

Esta es una oda a la Calle 26 en La Villita,  una calle de sueños, sabores y sentimientos patrios para miles de mexicanos. Esta calle es única en Chicago y contiene el embrujo y la calidad humana de los inmigrantes mexicanos que empezaron a mudarse aquí a principios de la década de 1970.

La Calle 26 es una exitosa arteria comercial de 1.8 millas que comienza en la Avenida Sacramento y continua al oeste hasta la Avenida Kostner. La Calle 26 tiene más de mil comercios entre tiendas, zapaterías, restaurantes, neverías, estéticas, centros médicos, bancos, panaderías, aseguradoras de autos y más.

Sus arcos son el símbolo, ya reconocido a nivel nacional, de una comunidad cuya arteria principal está llena de música ranchera y rica comida mexicana, desde sopes y gorditas hasta pollos rostizados y muchos  otros platillos. Al caminar por aquí los sentidos reviven no solo por la música si no por los sabores de la cocina mexicana.

La Calle 26 es mejor vista caminando por ella para poder ser testigos de todo lo que nos ofrece: desde libros y playeras futbolísticas hasta ropa vaquera y vestidos para las quinceañeras. También hay quesos, muebles, paletas de sabores y hasta pericos para el que quiera comprar uno en el Discount Mall, ahí cerca de los arcos.

Imagínese usted a un inmigrante hispano que viene por primera vez a la Calle 26 de un pueblo chico de Nebraska o de Iowa donde apenas hay una o dos tiendas mexicanas y de pronto se encuentra con este gran espacio comercial que ofrece de todo. Es algo verdaderamente sorprendente y algo que atestigua al ejemplo emprendedor de los pioneros mexicanos que construyeron sus negocios aquí a fuerza de trabajo y dedicación.

Algún visitante de otro país bien puede creer que de pronto esta en México al llegar a La Villita y darse un paseo un fin de semana por la Calle 26. Esta icónica calle es constante escenario de festivales, jaripeos (al extremo este está la Plaza Garibaldi) y de eventos especiales como el Desfile de Independencia, el cual me atrevo a decir no tiene rival en este país, excepto quizás en Los Ángeles.

Durante la época navideña esta área es un faro de luz con cientos de personas buscando ese regalo especial. En otras ocasiones, como en el Día de Halloween, esta arteria es un río de madres y niños buscando los dulces gratuitos que distribuyen los comerciantes.

La Calle 26 cada año tributa millones de dólares en impuesto a las ventas a la ciudad y los líderes hispanos de La Villita deben exigir ayuda al gobierno local, estatal y federal para mejorar esta calle ejemplar.

Los líderes deben considerar rebautizar a esta zona como el Paseo Comercial México y promocionarla en todo el Medio Oeste. Deben pensar también en construir otro arco en el lado oeste antes de la Kostner para que dé la bienvenida a los visitantes que llegan de los suburbios a esta fabulosa calle de sueños y ofertas.

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