Protege tu piel de los estragos del frío
Dermatólogo ofrece consejos sobre cómo cuidar la piel en la temporada invernal
El frío y la brisa invernal causan estragos en la piel, al igual que lo hacen los rayos ultravioletas del sol.
Y para protegerla, especialmente en los días que traen corrientes gélidas, como las que han estado azotando a todo el país—, hay que cuidarla con esmero.
“La resequedad causada por el frío y la brisa es uno de los problemas comunes que se presentan”, dice el dermatólogo Omar Torres, basado en Nueva York.
La sequedad cutánea causa tensión, hasta en la piel de la fosas nasales; irritación, descamación, picazón y agrietamiento de la piel. Para evitarlo, el doctor ofrece las siguientes recomendaciones:
Usar un humidificador. Éste ayudará a mantener el ambiente de la casa húmedo, que se seca con el obligado funcionamiento de la calefacción.
Aplicar una crema hidratante de consistencia gruesa o pesada. “Apenas comienza el invierno se recomienda usar para la cara y resto del cuerpo cremas hidrantes de consistencia gruesa en vez de las lociones o geles que tiene una consistencia líquida o ligera. Esto tipo de hidratantes o humectantes retienen la humedad en la piel”, indica el Dr. Torres.
Si la resequedad es extrema se recomienda el uso de las llamadas cremas emolientes, cuya función es tratar específicamente este tipo de piel que se presenta comúnmente en personas afectadas por enfermedades cutáneas, como dermatitis atópica, psoriasis, eczemas, ictiosis y dermatosis.
“Al seleccionar la crema gruesa para la cara se deben escoger una no comedogénica; es decir, que no tapa los poros de la piel y provoca puntos negros y acné”, detalla el dermatólogo.
Mantenerse lejos de jabones y geles con ingredientes agresivos para la piel. Los jabones suaves (especialmente, los que contienen aceite de olivas, almendras o avellanas) y los geles limpiadores que no contienen jabón son los apropiados para el baño durante la época invernal, ya que estos no remueven los aceites naturales esenciales de la piel saludable.
Usar un bálsamo labial. Los labios son muy susceptibles al frío, viento y sol, por ello se recomienda usar un bálsamo labial (ojalá con protector solar) con frecuencia durante el día y aplicar un poco de este al ir a la cama.
Usar guantes y crema de manos. Por tener una piel fina, carente de glándulas sebáceas, las manos sufren también en la temporada de frío si no se les da el cuidado apropiado. “Hay que aplicarles una crema de manos gruesa y reaplicarla varias veces en el día y después de cada lavada de manos”, aconseja el Dr. Torres. “Fuera de ello, hay que usar guantes para protegerlas de la brisa y el frío, que provoca sequedad y agrietamiento, especialmente en la piel de los dedos”.
Evitar las duchas prolongadas con agua muy caliente. El agua muy caliente daña la barrera natural de aceites naturales que posee la piel, haciéndola más susceptible a la pérdida de humedad y, por ende, a la sequedad. “El baño debe ser corto y con agua más fría que caliente”, explica el especialista.
Usar bufada. Esta prenda de vestir es fundamental en la temporada de invierno, no solo para mantener toda el área del cuello calientita sino también para evitar que el frío cale directamente en la boca y la nariz.
“La bufanda durante el invierno se usa cubriendo cuello, boca y nariz”, explica el galeno. “Esto evita precisamente que el frío golpee directamente en los labios y la nariz, provocando la resequedad de la piel”.
Si esto ocurre, el dermatólogo recomienda aplicar un poco de vaselina alrededor de los pliegues externos de la nariz y bálsamo labial en los labios.
Aplicar bloqueador solar. Aunque el sol no brille durante los días nublados y lluviosos con todo su esplendor, sus rayos ultravioletas están allí calladitos haciendo de las suyas. Por ello, el galeno recomienda aplicar diariamente (unos 15 a 20 minutos antes de salir de casa) un protector solar con un amplio espectro de por lo menos 30 SPF, que protege contra los rayos UVA y UVB del sol.
No olvidarse de tomar agua. Aunque esté haciendo frío se deben ingerir los ocho vasos de ocho onzas al día, ya que esto ayuda a mantener la piel hidratada, tanto en sus capas internas como externas.