¿Sabes qué cambios quieres hacer en el 2017?
Psicoterapeuta explica la importancia de reflexionar sobre lo logrado durante el año que se va y lo que se desea alcanzar en el que empieza
El nuevo año ofrece un sinfín de nuevas oportunidades para darle a la vida nuevos rumbos, adoptar mejores hábitos, corregir defectos y perseguir la consecución de resoluciones impuestas en años anteriores y que nunca se han alcanzado ya sea por falta de entusiasmo, persistencia, visión o identificación clara sobre hacia dónde queremos dirigir nuestra vida.
Ante esto, la pregunta que salta a la cabeza es: ¿Cómo encaminar nuestra vida para alcanzar nuestras metas?
“El secreto está en efectuar una reflexión de fin de año para evaluar lo que se obtuvo y perdió durante el año que se va y lo que se desea lograr en el que llega”, responde la psicoterapeuta Anabel Castrezana, vinculada a Kaiser Santa Ana.
Esta reflexión es importante porque nos permite encontrarle el norte al barco de la vida.
Cómo hacer la reflexión
Para ella, la psicoterapeuta de niños, adolescentes, adultos, familias y parejas explica que uno debe hacerse —entre otras— estas preguntas: .
- ¿Cuáles fueron mis logros en el 2016?
- ¿Alcance o no al 100% todas las metas que me impuse para el año que acaba de terminar?
- ¿Qué aprendí de los momentos difíciles?
- ¿Qué me sorprendió y decepcionó de mí?
- ¿Afectaron positiva o negativamente mis acciones a los demás?
- ¿Qué quiero cambiar en el 2017?
- ¿Qué tengo que hacer para lograr los cambios propuestos?
- ¿Qué tengo que hacer para corregir mis errores?
“Estas preguntas se aplican a cada faceta de nuestro desarrollo personal, profesional, familiar, matrimonial, espiritual…, y sus respuestas nos indican los lineamientos que nos permiten mejorar nuestra apariencia física o la salud mental o corporal”, señala Castrezana.
Y como el objetivo es el de identifica el camino a seguir para mejorar, cambiar o lograr un nuevo objetivo, la experta recalca que la evaluación debe hacerse de forma objetiva, honesta y sin juzgarse uno mismo negativamente.
“La reflexión nos permite hacer planes para un nuevo comienzo, para una renovación sin comparación ni competición, sino tan solo basada en la voluntad, el interés, la tenacidad y la persistencia de uno mismo”, detalla la experta en comportamiento humano.
Nuevas metas
Tras la reflexión o evaluación de lo obtenido o no en el año concluido se trazan las nuevas metas.
“Estas tienen que proyectarse a corto, mediano y largo plazo y, ante todo, tienen que ser realistas”, explica Castrezana. “Si la cuestión es bajar de peso, por ejemplo, no podemos imponernos perder de 40 a 50 libras en una semana. Esto no es una acción realista y, ante no lograrla, nos sentiremos abatidos, frustrados”.
Si el propósito es cambiar de profesión o trabajo, entonces tenemos que indagar sobre los títulos académicos o el entrenamiento que vamos a necesitar (si es que no se cuenta con las habilidades y el conocimiento que exige la nueva dirección que queremos para nuestra vida) y hacer un plan de acción para lograrlo.
Para la elaboración de este plan, las preguntas básicas serían: ¿Qué nueva profesión o empleo deseo tener?, ¿en dónde puedo tomar las clases de capacitación que necesito?, ¿en dónde puede someter mi hoja de vida?
“Nunca es tarde en la vida para un nuevo comienzo”, sostiene Castrezana. “Solo hay que tener claro lo que se desea y perseguir nuestro ideal”.
Si la meta es conseguir pareja, lo recomendado es unirse a diferentes agrupaciones de personas solteras que comparten nuestros mismos intereses u objetivos. Y si la resolución es bajar de peso, sería entonces averiguar en dónde queda un gimnasio cuya membrecía mensual nos resulte asequible según nuestros ingresos.
Para que no se olvide
Y para que los propósitos del año nuevo no se queden tan solo en deseos o palabras, la psicoterapeuta aconseja hacer una lista de los propósitos en orden de prioridad y ponerla en un lugar visible para que nos recuerde a diario qué tenemos que hacer para su consecución.
“Los objetivos no tienen que ser cosas que requieran de cambios grandes o drásticos a corto tiempo”, apunta. “Pueden ser, por ejemplo, pequeños cambios en nuestros hábitos o personalidad que al lograrlos parecen grandes y nos hacen sentir bien y animados para continuar con la realización de otros cambios”.