Confesiones sobre la disfunción eréctil

Todo marcha bien en la relación, pero de un momento a otro, él tiene problemas para conseguir una erección. ¿Te ha pasado?

Como pareja, Alexia y Rodrigo (nombres ficticios) lo tenían casi todo. Compartían gran parte de su tiempo libre, conocían a sus respectivas familias, les sobraba confianza y amistad, incluso, ya daban los primeros pasos para convivir, pero el sexo, aunque en un principio fue satisfactorio, de un día para el otro dejó de existir.

Rodrigo, de 38 años, había comenzado a sufrir de disfunción eréctil  y ni ella ni él sabían cómo enfrentarlo. La fémina de 36 años recordó que la primera vez que ocurrió, su exnovio logró conseguir la erección, pero no pudo mantenerla, algo que no les había ocurrido antes.

Simplemente le dejó de funcionar. Le pregunte qué pasaba y me dijo que nada. Lo dejamos ahí. No dije más nada porque entendí que era algo de ese momento solamente y que podía deberse al estrés de su negocio”, expuso.

“Sin embargo, nuestros encuentros íntimos empezaron a ser menos frecuentes. Siempre era yo quien lo buscaba. En varios intentos adicionales volvió a pasar lo mismo. Él decía que nunca antes le había pasado eso con otra pareja, que no entendía qué le pasaba. Empezó a ser distante, sus muestras de amor eran más secas, no había pasión. Yo empecé a sentirme mal, ya no me atrevía a iniciar la intimidad”, abundó.

Ante la situación quiso ser comprensiva y le recomendó que consultara con un médico para descartar alguna condición física y buscar ayuda con un sicólogo en caso de que se tratara de algo emocional.

“Yo lo quería ayudar y deseaba encontrar una respuesta y solución. Él siempre le dio largas al asunto. No hizo ni uno, ni lo otro. Su manera de manejar la situación fue ignorarla. Por un tiempo no hablé de la situación, aunque siempre la tenía presente. Después de varios meses esperando un cambio, empecé a cansarme de ver que tampoco él hacía nada por resolverlo. Así que empecé a poner el tema en nuestras conversaciones y él me pedía tiempo”, relató.

“En una de nuestras últimas peleas, le dije que sentía que tenía un novio sin privilegios, y ese comentario caló hondo en él. Me pidió tiempo y a la semana terminó conmigo, porque él entendía que no era justo para mí vivir en esa situación”, continuó.

Además de la frustración y tristeza que le provocó la inacción de su entonces novio, Alexia comenzó adjudicarse parte de la responsabilidad de lo que a él le pasaba.

“Empecé a sentirme culpable, fea, que no lo excitaba. Me empezó afectar la autoestima. Él te dice que nunca antes le había sucedido con otra pareja y una solo puede pensar que el problema es una misma. Una siempre termina echándose algo de culpa o pensando que la persona no te quiere lo suficiente”, subrayó.

Común en los adultos jóvenes

Aunque se piensa que este tipo de casos no ocurren con frecuencia en las generaciones de 30 a 40 años, Karinna (nombre ficticio), de 37, lo vivió con dos personas diferentes.

El primero de ellos fue un amigo de 41 años con quien salió una o dos semanas y que en su primera noche juntos le confesó que no podía lograr una erección.

“Hasta donde yo sé, su problema era psicológico porque él fue examinado y nunca encontraron que tuviera un problema físicamente. Yo pienso que a él le tuvo que haber deprimido mucho la situación, porque salía con un grupo de mujeriegos y se trató de suicidar dos veces ese año hasta que lo logró. No sé si haya sido por eso en específico, pero eso no ayudaba”, indicó.

La segunda vez que le pasó algo similar fue con un hombre de 38 años con quien había salido unos tres meses. Cuando llegó el momento de la intimidad, aunque  logró la erección, no pudo mantenerla.

“Él dice que con otras personas puede. Yo pienso que él se siente inseguro conmigo porque nosotros hemos salido par de veces y él me dice lo perfecta que yo soy, pero no sabe si quiere algo serio. El issue es conmigo”, manifestó.

“Es raro tener una persona ahí que no te hace nada”, comentó sobre cómo la han hecho sentir estas experiencias.

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¿Qué pasa?

La sexóloga Ivelisse Cintrón definió la disfunción eréctil como la incapacidad repetida de poder lograr o mantener una erección durante la relación sexual.

Aunque dijo no tener de primera mano alguna estadística de casos de disfunción eréctil, aseguró, basada en su consulta, que el número de hombres en las edades de 27 a 45 años es sorprendente.

“Yo estoy viendo bastantes casos de hombres jóvenes con diferentes tipos de disfunción eréctil, ya sea por emoción, por físico o porque no tienen definida su sexualidad”, explicó la experta en conducta sexual.

Cintrón señaló que la causa más común de disfunción eréctil es la emocional. A nivel físico, señaló, la erección del miembro masculino puede afectarse por condiciones médicas como la diabetes y la alta presión.

“La presión alta es una de las enfermedades que más afecta la erección porque si no tenemos un buen bombeo de sangre en el área sexual, no va a haber una buena erección o por lo menos no una erección constante”, abundó.

Mientras, destacó que ejercicios como los de Kegel se recomiendan en algunos casos para fortalecer el músculo pubococcígeo, que controla la firmeza de la erección.

En cuanto al aspecto emocional, argumentó que hoy día se vive con demasiado estrés debido al énfasis que se le da a tener cierto nivel de vida.

Estamos viviendo en unos tiempos de mucho estrés, donde nos estamos aferrando demasiado a lo material y esto hace que adquiramos unas responsabilidades económicas, que se suman al problema económico del País, y eso va a repercutir en lo emocional y en lo sexual”, aseveró.

¿Cómo enfrentarlo?

Si bien, la disfunción eréctil es un tema difícil de manejar para cualquier hombre, la mujer también resulta afectada en el proceso, muchas veces ante la frialdad e inercia de sus parejas y los complejos e inseguridades que comienzan a aflorar a raíz del problema.

De este modo, la sexóloga enfatizó en la importancia de entender que aunque la condición la manifiesta el hombre, el situación debe tratarse entre los dos. Además, destacó que la comunicación debe fluir entre ambas partes y que debe emplearse un lenguaje sensible, empático e inclusivo, que en lugar de hacer hincapié en el problema, se enfoque en la solución que buscarán juntos.

Mencionó que cuando se afecta la sexualidad del hombre, es común que este busque la manera de culpar a su pareja. Ese es el momento preciso para establecer que la sexualidad es cosa de dos.

Ambos tienen que integrarse para salvar la relación porque esto es de dos; la relación sexual no la disfruta solamente uno”, destacó.

“Es bien importante que no digamos nunca que el otro no funciona, sino que podemos mejorar la relación sexual para el disfrute pleno de ambos y que entendemos que buscando ayuda externa podemos mejorar y sentir más placer.

“Cuando utilizamos la palabra ‘placer’ con nuestras parejas, es casi seguro que ellos accedan a buscar ayuda de un profesional de la sexualidad porque el hombre es más visual y más físico. Esa palabrita yo siempre les recomiendo a las mujeres que van a mi consulta que la utilicen con sus parejas y da muy buenos resultados”, continuó.

Puntualizó también que es fundamental cuidar el orgullo de su pareja porque si éste se hiere “se va a cerrar por completo y ahí se acabó la relación sexual”.

Igualmente, insistió en que cuando los componentes de la pareja cuentan con la educación sexual entre ellos, pueden manejar una situación de ese tipo por su cuenta. No obstante, cuando no se tienen las herramientas, lo ideal es buscar ayuda en un experto en conducta sexual.

En el sexo casual

En el caso de que se trate de una pareja sexual ocasional, como los casos de Karinna, instó a las féminas a indagar un poco sobre la relación pasada de ese hombre, debido a que podría haber ciertas ataduras emocionales que no le estén permitiendo a él, a nivel psicológico sentirse cómodo con otra mujer y lograr la erección.

De otro lado, exhortó a las mujeres a no culparse ni sentirse inseguras de sí mismas en caso de que su pareja no pueda lograr o mantener una erección con ellas.

“Las mujeres somos el ente erótico de la pareja y como tal nos debemos comportar. Si nosotras estamos seguras de nosotras mismas y actuamos como tal en la sexualidad no debemos permitir que nos afecte un comentario para maltratar nuestra autoestima y nuestro orgullo de mujer, pero es bien importante que sepamos que nosotras las mujeres somos las que manejamos la sexualidad del hombre a nuestro antojo”, sostuvo.

“Cuando un hombre decide estar con una mujer es porque físicamente le atrae y físicamente le gusta. El hombre es visual, así que ningún hombre está con una mujer que no le gusta. Si un hombre está con una mujer, ya sea alta, bajita, flaca, gordita, rubia, morena, es porque le apela la visión y le apela el gusto. Así que queda descartado totalmente que la sexualidad se afecte por el físico de la mujer”, aseguró.

– Brenda Peña López

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