Descubren una playa fascista que llena a Italia de indignación
El diario La Reppublica reveló la existencia de un balneario para nostálgicos del Duce; múltiples presiones para su cierre
ROMA.- En estos días de verano y temperaturas tropicales, la salida a luz de una playa “fascista” en una zona de dunas cerca de Chioggia, 52 kilómetros al sur de Venecia, creó ayer gran revuelo en Italia.
Todo comenzó anteayer con un artículo del diario La Repubblica que reveló la existencia de un establecimiento balneario llamado Playa Punta Canna (un juego de palabras entre la famosa localidad de República Dominicana y el cañón de un fusil), regenteado por un confeso admirador de Benito Mussolini. Tal como pudo verse ayer en todos los noticieros, la playa en cuestión es un paraíso para nostálgicos del régimen del Duce.
El lugar, en la región del Véneto, está lleno de pósters con imágenes del fundador del fascismo y carteles alusivos al denominado ventennio.
“Zona antidemocrática y bajo régimen. No rompan los co…”; “reglas, orden, limpieza, disciplina y severidad”; “defender la propiedad disparando a altura de hombre, si no te gusta, me ne frego”; “servicio sólo para clientes, si no, palo en los dientes”; “la ley de la justicia nace del cañón del fusil”. En el balneario también pueden verse imágenes del Duce haciendo su típico saludo fascista, junto a la leyenda: “Esto es más que un saludo, es un estilo de vida”.
Pero hay más. En algo que hizo poner el grito en el cielo a la comunidad judía, más allá del bar y las 650 reposeras y sombrillas que la playa le ofrece a los turistas, en la parte de las duchas hay otro cartel aún más shockeante: “Cámaras de gas, prohibido entrar”.
En la oficina del dueño, Gianni Scarpa, hay memorabilia fascista de todo tipo. Aunque lo más increíble es que, hasta que todo esto salió a la luz, Scarpa, de 64 años y llamado “el pirata” por su pañuelo negro en la cabeza, cada tanto, a través de un megáfono, entretiene a sus clientes. Y pronuncia arengas playeras en contra de la democracia (“que me da asco”), en contra de los drogadictos (“que hay que exterminar”) y, además, en contra del papa Francisco. “¿Él quiere construir puentes y no muros? ¡Entonces le construimos nosotros un puente de Roma a Buenos Aires y lo mandamos de vuelta a casa!”, dijo el sábado pasado, según un audio publicado en La Repubblica.
“¡Hoy estoy muy contento! ¡Miren alrededor: hoy son 650 personas, pero ni siquiera hay una colilla en el piso! A mí la gente maleducada me da asco… Yo soy totalmente antidemocrático y estoy en favor del régimen. Ésta es mi casa y se vive bajo régimen. Estoy contento de que haya gente que haya entendido mi mensaje. La mayor parte lo entendió y quienes no lo entendieron se autoeliminan solos. Imagínense 650 personas de otras partes con un flujo de gente así, cuánta mierda habría dando vueltas. Ustedes saben mejor que yo que el 50% de la población mundial es mierda”, gritó Scarpa desde su megáfono, en un audio que se hizo viral y que terminó poniéndolo en el banquillo.
La historia de “su” playa fascista, de hecho, creó tal revuelo e indignación en Italia que el balneario pronto desaparecerá. Hubo protestas de la comunidad judía, pedidos de explicaciones al Parlamento, donde hubo quien consideró “intolerable que nadie se haya dado cuenta antes” de la existencia de semejante lugar, y la policía realizó dos allanamientos. Denunciado por apología del fascismo, Scarpa fue conminado a desmantelar sus carteles y pósters, y está en veremos su concesión de ese pedazo de playa que ayer estaba en boca de todos.