Editorial: Ley de Salud: trabajen con los demócratas

El nuevo plan también mantiene lo peor de los anteriores

El nuevo plan de salud ante el Senado para reemplazar la Ley de Acceso a la Atención Médica (ACA) tiene cambios para todos los gustos. Es un paquete para obtener el respaldo de la bancada republicana y nada más.

Es una ensalada para satisfacer a los moderados, restableciendo dos impuestos a los más adinerados de la ley original, que habían sido eliminados en propuestas anteriores. Para los senadores de los Estados con problema de adicción a los opioides, les da más dinero para tratamientos. También da más fondos para estabilizar en el mercado los costos de atención..

Para los conservadores es permitir que se pueda vender seguros de salud con libre de las restricciones que impone las 10 coberturas básicas del Obamacare. Esto significa planes con menos cobertura a costos más bajos. La propuesta del senador Ted Cruz, también autoriza subsidios para que los más sanos y menores de 30 años compren con deducciones altas.

La propuesta de Cruz romperá el equilibrio básico en el mercado del seguro al separar en un plan distinto a los más enfermos a precios más elevados. Al mismo tiempo, permite hacer una selección de cobertura incompleta que a la larga puede perjudicar al consumidor costándole más de lo que ahorra.

En resumen, se trata de ganar el respaldo de los moderados con más dinero, mientras que a los conservadores se les ofrece ahorrar dinero a costa más enfermos y pobres.

El nuevo plan también mantiene lo peor de los anteriores.

Uno de ellos es la lenta desaparición del programa de Medicaid que al principio ayudó a los más pobres y después a la clase media con la ampliación de cobertura del ACA.

Mantiene la eliminación de fondos para Planned Parenthood of America. Esta es una importante fuente servicios básico de salud para las latinas de bajos recursos. Planned Parenthood no recibe dinero federal para abortos, sino para otras cuestiones médicas, pero la animosidad republicana quiere golpear a la organización sin importar a quién perjudica.

El propósito de la nueva propuesta es crear la suficiente buena voluntad en la bancada republicana como para conseguir que 50 senadores permitan que avance al debate en el Senado.

Allí se presentarán numerosas enmiendas para cambiar la propuesta, como la del senador Lindsey Graham que le deja a los Estados la decisión de seguir, modificar o eliminar Obamacare.

El peligro es que en esta instancia haya maniobras parlamentarias, permitidas en el Senado,  como para permitir una aprobación inesperada, que dejaría al borde la muerte al Obamacare.

Es clave que esto fracase en el primera escalón, como la vez anterior. Los fondos prometidos a los senadores moderados tienen límite, no el padecer que causará la eliminación del ACA.

La mayoría del Senado tiene la oportunidad de trabajar con los demócratas para mejor el ACA. Sin embargo, construyó a pedazos un monstruo, un Frankestein político, que perjudicará decenas de millones de personas.

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