El ecuatoriano que irá del “corazón de la Tierra al Sol” en ochenta horas
Millán Ludeña va por la hazaña y el Guiness
QUITO — El ecuatoriano Millán Ludeña, un ingeniero agrónomo de 37 años, que hace cuatro trotaba, como máximo, unos cinco kilómetros dos veces por semana, avanza sin descanso en su intención de entrar en el libro de los récord Guinness con una media maratón que lo llevará “del centro de la tierra al sol” en 80 horas.
Y es que el menudo hombre de 1,61 de estatura planea viajar a Sudáfrica en agosto próximo para descender a la mina de oro Mponeng, la más profunda del mundo, donde miles de hombres cavan a diario en sus entrañas y a las que bajan en ascensores de hasta tres pisos.
La aventura que, en principio estaba prevista para el mes pasado, se trasladó a agosto por temas económicos que, ahora ya superados, dejan el camino libre a Ludeña para llegar a Johannesburgo el 17, someterse a exámenes médicos y físicos, y bajar a la medianoche del 19 “al punto más profundo de tierra, unos 3.700 metros”, dice.
Allí prevé correr, en la madrugada del domingo 21 kilómetros en un circuito subterráneo de 1,8 kilómetros, por unas cuatro horas.
“Ese es el primer récord que va a avalar Guinness”, comenta a Efe al asegurar que un juez bajará con él para “marcar el reloj”.
Habla de las condiciones en las que estará: presión atmosférica de 1.6 (en Quito, donde vive, es de 0,7), es decir tendrá más peso sobre los hombros y limitación de oxígeno; humedad sobre el 80 % y temperatura de unos 42 grados celsius. Y lo dice sin inmutarse.
Prevé salir de la mina a las 11.00 hora local del día 21 y trasladarse inmediatamente al aeropuerto para, vía Nueva York, llegar a Quito, y ofrecer una rueda de prensa antes de dormir en una cámara hiperbárica “llena de oxígeno puro”.
Al día siguiente, empezará la segunda fase con un viaje en automóvil de cuatro horas que lo llevará hasta San Juan, a 3,800 metros de altitud, la comunidad más cercana al volcán Chimborazo, de 6,280 metros sobre el nivel del mar que, medido desde el centro de la tierra, es el punto más cercano al sol, según científicos franceses.
“Ahí agarra un sentido el proyecto, porque voy a conectar el punto más cercano al centro de la tierra y el más lejano al centro de la tierra”, dijo al comentar que desde San Juan subirá al refugio del Chimborazo, a 4,800 metros, unos 16 kilómetros.
Ahí lo esperarán su guía, cuatro policías expertos en rescates y seis integrantes del equipo de producción de un documental de 52 minutos que protagonizará, bajo la dirección del uruguayo Oliver Garland, considerado el “(Steven) Spielberg de la aventura”, dice.
Los doce iniciarán el ascenso de 5 kilómetros a las 20.00 hora local para llegar -espera- diez horas después, a la cumbre y desde allí llamar por radio al refugio donde estará el juez de Guinness, quien debe determinar si cumplieron los 21 kilómetros “en el punto más cercano al sol”, explica.
El proyecto, que costará unos 190.000 dólares, incluido el documental de la productora Levector, es tan solo una prueba más que se ha puesto Ludeña para demostrarse que no hay límites imposibles.
No le detuvieron antes la carrera “más difícil del mundo” con 240 kilómetros en el Sahara, y la del lugar más frío del planeta, con 100 kilómetros en la Antártida.
Como para esas carreras, también para la de agosto mantiene un riguroso entrenamiento que, por lo general comienza, entre semana a la 05.00 hora local en un parque de Quito, o en un gimnasio, antes de ir a su oficina, y con ascensos a montañas los fines de semana.
Para afrontar la deshidratación en la mina, expertos analizan en un laboratorio el sudor de Ludeña, que recogieron cuando entrenó en un sauna a fin de hacer una bebida especial, comenta al agregar que en las profundidades de la tierra solo ingerirá comida en polvo diluida, mientras en el Chimborazo, la base serán los carbohidratos.
Ludeña, quien para la carrera de la Antártida se entrenó en un cuarto frío en una fábrica de hielo, reveló que le sacaron “casi desmayado” la primera vez que se entrenó en un baño turco (de vapor) por 15 minutos, pero en la última, de una hora, comprobaron que daba resultados la bebida de hidratación especialmente elaborada.
“No soy deportista”, aclara y asegura estar “súper bien” de salud, que pesa 60 kilos y que gusta de romper límites: “Hace cuatro años corría cinco kilómetros, hoy estoy a semanas de meterme en el punto más profundo de la tierra”, reflexiona.
Enemigo del conformismo, Ludeña empezó en las competiciones por un error: con los cupos cerrados para una carrera de 10 kilómetros, se apuntó a la de 50 y, aunque se arrepintió de su inexperiencia, le quedó una duda: ¿Evolucionamos cuando enfrentamos nuestros miedos?.
Ludeña, que se autodefine como hogareño y algo introvertido, cree que todo parte de la mente: Si se piensa en pequeño, probablemente lo que se haga sea pequeño, sentencia