George Weah: del Balón de Oro a la presidencia de Liberia
El legendario exjugador se impuso contra todo pronóstico y relevará en el cargo a la actual presidenta, la Nobel de la Paz Ellen Johnson-Sirleaf
NAIROBI, Kenia – Los grandes goleadores no se vienen abajo por fallar un tanto importante, y siempre siguen intentándolo. George Weah no parece una excepción: el único Balón de Oro africano (1995) volvió a presentarse a las presidenciales de Liberia tras salir derrotado en su primera candidatura, en 2005.
Aunque el exfutbolista de 51 años, no partía como favorito, pues el vicepresidente Joseph Boakai encabezaba la lista con más probabilidades de alzarse con la victoria, Weah se impuso contra todo pronóstico y relevará en el cargo a la actual presidenta, la Nobel de la Paz Ellen Johnson-Sirleaf, quien gobierna desde 2006 tras unos comicios que se definieron en segunda vuelta en 2005, que su rival consideró “fraudulentos”.
A Weah esto no le quitó las ganas de seguir en política: en las elecciones de 2011, Weah, que sopesaba volver a presentarse a la presidencia, finalmente lo hizo como número dos de Winston Tubman, sobrino de William Tubman, el presidente más longevo del país (1944-1971), aunque resultó perdedor una vez más.
El considerado por la FIFA como mejor jugador africano del siglo XX se desempeña actualmente como senador por la circunscripción de Montserrado, en la que ganó con un 78 % de los votos ante el hijo de la presidenta, Robert Sirleaf.
Es quizá la experiencia de haber derrotado a un político cercano a la Presidencia lo que le dio la esperanza de que a la tercera pudiera ir la vencida, algo que acaba de lograr de la mano del Congreso para el Cambio Democrático (CCD).
Weah reeditará como político los éxitos de su vida futbolística, en la que, especialmente en los años 90 y de mano de equipos como el Mónaco o el París Saint-Germain en Francia y el Milan en Italia, se convirtió en un ídolo para los liberianos, para cuya selección marcó 22 goles en 60 partidos.
Liberia sufrió dos guerras civiles (1989-1996 y 1999-2003) que costaron la vida a más de 150,000 personas y causaron centenares de miles de desplazados y refugiados, por lo que la labor del nuevo presidente será mantener la paz que tanto ha costado conseguir.