Rosa María Hernández tiene familia en Texas pero el gobierno la trata como niña “no acompañada”
La niña es tratada como uno de los miles de “niños no acompañados” aunque tiene familiares en EEUU
WASHINGTON – El caso de Rosa María Hernández, la niña mexicana con parálisis cerebral ahora bajo custodia del gobierno federal, ha desatado este viernes una tormenta política para la Administración, que ahora la trata como uno de los miles de “niños no acompañados” pese a que ella tiene familia en Texas.
Hernández, de 10 años, fue trasladada del Hospital Driscoll para Niños en Corpus Christi, donde fue operada de la vesícula el miércoles, a un albergue en San Antonio de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) del Departamento de Salud y Recursos Humanos (HHS).
El caso ha desatado la repulsa de líderes demócratas del Congreso y está movilizando a grupos de la comunidad inmigrante para exigir rendición de cuentas al Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
“La Patrulla Fronteriza debía haberla dejado pasar por el maldito puesto de control, y lo humano hubiese sido dejarla ir al hospital y dejarla en paz. Este es un caso de absoluto caos y crueldad… la están tratando como una menor no acompañada para justificar su crueldad “, dijo a este diario el abogado de inmigración David Leopold, quien ha tenido casos de menores detenidos en Nuevo México.
“A CBP le debería dar vergüenza, porque mientras estaban persiguiendo a una menor en una ambulancia, podían estar atendiendo la seguridad en la frontera con el dinero de nuestros impuestos”, agregó Leopold.
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No es un centro de detención, pero está lejos de su familia
La menor llegó al albergue porque el martes, agentes de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) detuvieron en un punto de control a la ambulancia en la que ella y su prima –una adulta con ciudadanía estadounidense- viajaban rumbo al hospital.
La CBP escoltó a la ambulancia hasta el hospital, donde esperó a que saliera del quirófano y la sala de recuperación para luego trasladarla al albergue de ORR.
Fuentes de la Administración Trump dijeron hoy a este diario que, en cumplimiento de las leyes de inmigración y porque la niña es indocumentada, será “procesada” para que un tribunal de inmigración decida su caso.
A menos que un juez le conceda asilo u otro tipo de alivio migratorio, Hernández podría afrontar la deportación.
HHS dijo a este diario que no comenta casos individuales ni los identifica por nombre, aunque proporcionó una larga explicación sobre el manejo de casos de “niños no acompañados” indocumentados.
Hernández vive en Laredo con sus padres desde que era una bebé de tres meses.
Definiciones y derechos
Pero la Administración Trump está aplicando a este caso la definición de “niño no acompañado” indocumentado porque bajo la práctica actual, aunque los padres de Hernández viven en Laredo, la menor no estaba acompañada por un padre o guardián legal –con orden judicial- cuando fue detenida.
Sus padres indocumentados tampoco se encontraban cerca de la menor porque, como suele suceder con muchas familias indocumentadas en la zona fronteriza, temían ser detenidos en el puesto de control de la CBP.
Así, aunque Hernández no cruzó ayer la frontera y su familia está en Laredo, el hecho de que no está cerca para atenderla la pone técnicamente la clasificación de “menores no acompañados”.
Sin embargo, las leyes federales también indican que, en el caso de menores mexicanos, DHS tiene que evaluarlos en un plazo de 28 horas después de ser detenidos, para determinar si son víctimas de tráfico de humanos o tienen una petición de asilo válida.
Si no reúnen esos requisitos –Hernández iba en una ambulancia con personal médico, no traficantes de humanos-, pueden quedar sujetos a un regreso voluntario o a la repatriación expedita a México.
Hernández no fue detenida en la frontera, sino que está en el país desde que era bebé.
El consulado mexicano responde
En entrevista telefónica con este diario, la cónsul general de México en San Antonio, Reyna Torres, explicó que su oficina visitó a la niña, se puso en contacto con su familia, le está ofreciendo ayuda legal y financiera, y está gestionando la visita de uno de sus abuelos en el albergue.
“Ella está bien, se está recuperando. Dentro de la tragedia, la niña está separada de su familia, pero se detectó una situación de afectación emocional porque no está plenamente consciente de las circunstancias”, dijo Torres.
“Estamos trabajando con nuestros propios abogados consultores para tener certeza de que todo recurso legal disponible para beneficiar a Rosamaría se ha utilizado” y se facilite la reunificación con su familia, aseguró Torres.
Por lo general, la red consular gestiona de inmediato reuniones con las autoridades regionales del DHS, con los detenidos, sus familiares, y abogados de éstos, para determinar los pasos siguientes.
Según Torres, su oficina ha visto casos similares en Texas en los que una persona con condiciones médicas cruza un punto de control a ciudades al interior del país, es detenida, escoltada al hospital y después procesada para su eventual deportación.
Pero el caso de Hernández es único y “mucho más complejo por tratarse de una menor de edad” y su condición médica.
Además ha sido procesada como menor no acompañada, porque estaba acompañada de su prima.