Bebé mexicano es el más obeso del mundo, con apenas 11 meses pesa 62 libras
Expertos explican por qué se desencadenó su condición, dicen que el tratamiento no consiste ni en medicamentos ni en cirugía
La imagen del bebé mexicano Luis Manuel González ha dado la vuelta al mundo en los últimos días.
Con sólo 11 meses, el niño nacido en el estado de Colima, en el oeste de México, llegó a 62 libras, el peso de un niño de 9 años.
Luis Manuel es considerado el bebé mas obeso del mundo, pero al nacer tuvo un peso normal de 6.2 libras.
¿Cómo se explica la obesidad de Luis Manuel? ¿Es posible curarlo?
BBC Mundo habló con el médico que trata actualmente al bebé, el cardiólogo mexicano Gustavo Orozco, del Instituto de Investigación de la Inflamación en Guadalajara.
Orozco explicó cual es el diagnóstico de Luis Manuel y en qué consiste el tratamiento “sin medicamentos” con el que espera reducir la obesidad del niño.
Inflamación celular
En un principio se pensó que el bebé padecía el llamado Síndrome de Prader Willi, una enfermedad que desencadena un hambre insaciable. Pero esa posibilidad fue descartada.
“El niño no tiene Prader Willi de acuerdo a las pruebas genéticas que le realizó el Instituto Mexicano del Seguro Social”, señaló Orozco.
“Yo no tengo acceso al original del resultado pero de acuerdo a entrevistas con la madre es lo que le notificaron”.
“El diagnóstico que hicimos es que el niño padece de una obesidad ocasionada por inflamación celular”, explicó el Dr. Orozco.
“El diagnóstico que hicimos es que el niño padece de una obesidad ocasionada por inflamación celular“, explicó el médico.
Esa inflamación celular hace que el bebé crezca en forma desordenada. Y resulta de una deficiencia en la sangre y la leche maternas de EPA y DHA, grasas omega 3 esenciales para activar el metabolismo y evitar la obesidad de los bebés.
El diagnóstico de inflamación celular fue posible gracias a una prueba que se realiza para el público -no sólo para investigación- en apenas tres laboratorios: en Múnich, Alemania, en Guelph, Canadá, y en el instituto privado en que trabaja el doctor Orozco.
Se trata de un instituto filial de la Fundación para la Investigación de la Inflamación, Inflammation Research Foundation o IRF, con sede en Boston.
Bebés programados
Luis Manuel tiene una obesidad “que fue programada en el vientre materno por deficiencias nutricionales durante el embarazo” y posteriormente en la lactancia, afirmó Orozco.
Luis Manuel nació en Tecoma, en el estado de Colima. El bebé tuvo un peso normal al nacer, de 3,58 kilos. Pero al mes ya era un niño obeso.
¿Qué significa “programada”?
“Investigaciones hechas en Canadá y Alemania señalan que la mujer embarazada debe consumir ciertas grasas que evitan que el cerebro, el páncreas y los órganos internos del niño queden programados para producir ciertas hormonas en exceso que hacen que el tejido adiposo aumente en forma dramática”, explica el cardiólogo.
Las investigaciones pioneras sobre este tema en Guelph, Ontario, comenzaron precisamente cuando los científicos detectaran que las madres esquimales tenían niveles muy elevados de omega 3 por su alimentación, y que ninguno de sus hijos era obeso.
“Tatuado en las células”
Orozco explicó que durante el embarazo hay ventanas de oportunidad en que se programa la futura salud o enfermedad del niño cuando sea adulto.
“Queda como tatuado dentro de las células cómo se comportarán ante la alimentación o la enfermedad”.
Hay grasas que protegen al niño y evitan la inflamación celular, pero Luis Manuel no recibió niveles adecuados de esas grasas omega 3.
El bebé come normalmente pero responde produciendo demasiadas hormonas, “principalmente insulina y esa hormona en exceso produce que el tejido adiposo aumente de tamaño”.
Leche materna y grasas omega 3
Orozco explicó la importancia de las EPA y DHA, las grasas omega 3 que estaban en niveles deficientes en la sangre y la leche de Isabel Pantoja, la madre de Luis Manuel.
“La leche materna es mucho más rica en todas las grasas que cualquier otro alimento, tiene poca proteína, un poco de azúcares y mucho más grasas”.
Luis Manuel come normalmente pero responde produciendo demasiadas hormonas, “principalmente insulina y esa hormona en exceso produce que el tejido adiposo aumente de tamaño”.
“Una las grasas que tiene efecto benéfico se llama EPA omega 3, proveniente del pescado que la mamá guarda en su tejido adiposo. Por eso las mamás tienen que subir entre 8 y 10 kilogramos de peso y dentro de su tejido adiposo deben guardar esa grasa”.
El cardiólogo mexicano señaló que la grasa EPA pasa del tejido adiposo de la mama al bebé a través de la placenta, bajando la inflamación de los tejidos. “Lo que hace es silenciar los genes de la obesidad”.
“Por otra parte, la grasa DHA omega 3 también derivada del pescado, se acumula igualmente en el tejido adiposo de la mamá pero sobre todo en la grasa alrededor de las glándulas mamarias”.
Cuando el bebé nace, esta grasa baja a través de la leche al bebé y aumenta su metabolismo.
El caso de Luis Manuel es una “tormenta perfecta” en que coincidieron además de las deficiencias de omega 3 otros factores como una tendencia genética que es heredada de los padres.
“Si una mujer no consume estas grasas omega 3 pero su tendencia genética no es mucho hacia la obesidad, aunque haya consumido poco omega 3 no va a tener una obesidad tan severa en sus hijos”.
Suplementos sin contaminantes
La deficiencia en grasas omega 3 de la madre de Luis Manuel podía haberse corregido simplemente con suplementos.
El problema, según Orozco, es que a veces se recomienda dar a las madres solamente DHA omega 3, pero falta el EPA que baja la inflamación en los tejidos. “Si no se dan las dos cosas juntas no se da el efecto benéfico”.
El caso de Luis Manuel es una “tormenta perfecta” en que coincidieron además de las deficiencias de omega 3 otros factores como una tendencia genética.
El experto también señala que es importante verificar que se trata de suplementos de calidad para consumo humano.
“Hoy los mares están contaminados por sustancias toxicas que se vierten al mar y el pescado contiene muchos contaminantes junto con el omega 3″, explicó.
“De hecho las asociaciones de ginecoobstetricia de Canadá sugieren que la mujer embarazada no coma más de dos veces pescado porque tienen contaminantes. Hay que tomar un suplemento que tenga EPA y DHA en concentración alta, del 75% por lo menos del peso de una cápsula, y que no tenga contaminantes”.
“Hay páginas de internet donde se puede ver si una marca de suplementos está libre de contaminantes y tiene la concentración debida de omega 3. En México está la página http://www.omega3consumohumano.com.mx”.
El doctor Orozco explicó que en otros países como Alemania se monitorea los niveles de omega 3 de las mujeres embarazadas para prescribir suplementos, e incluso se analiza el nivel de omega 3 en la sangre del cordón umbilical luego del parto para determinar el estado de salud del bebé.
Tratamiento “increíble”
El tratamiento del bebé es nutricional. “Tiene que ser una dieta donde el consumo de azúcares refinados baje severamente y sea alta en grasas antiinflamatorias”.
¿Qué puede hacer Orozco para ayudar a Luis Manuel?
“El tratamiento del bebé por increíble que parezca no consiste en medicamentos y por increíble que parezca no es una cirugía”, explicó el cardiólogo.
“El tratamiento del bebé es nutricional. Tiene ser una dieta donde el consumo de azúcares refinados baje severamente para que el cuerpo no produzca mucha insulina cada vez que el niño come azúcares”.
“Y debe ser alta en grasas. Pero hablamos de grasas antiinflamatorias derivadas del aceite de oliva, de las almendras y nueces y sobre todo de las grasas derivadas del pescado no solamente en alimentos sino en forma de suplemento nutricional omega 3 para consumo humano en forma líquida, en dosis muy altas como 10 gramos por día“.
“Y vamos a ir monitoreando la sangre del bebé para ver si esos 10 gramos alcanzan para bajar la inflamación o tenemos que subir la dosis”.
El bebé recibirá suplementos nutricionales omega 3 para consumo humano en forma líquida en dosis muy altas como 10 gramos por día.
Tres meses
El doctor Orozco señaló que no hay casos previos de tratamientos con otros bebés similares a Luis Manuel.
“Pero tenemos un antecedente. Hace años tratamos un niño que tenía 9 años y pesaba alrededor de 65 kilos en esta zona de nuestro país. Y lo que observamos es que tardamos tres meses en reducir la grasa corporal en un 40% respecto a la grasa inicial”.
“Ojalá tengamos el tiempo suficiente para en tres meses reducir la grasa y evitar complicaciones, porque el caso de este niño lamentablemente ya se ha complicado ya que hay grasa encima del corazón, de los pulmones y del hígado”.
Orozco señaló que hay una ventana de dos años desde que nace un bebé en la que se puede reprogramar ciertas respuestas de su organismo.
Y es posible según el experto que con cambios nutricionales y dosis de mantenimiento de grasas omega 3, Luis Manuel no sea en el futuro un adulto obeso.