Los amigos de Margot Robbie temen por su bienestar
Trabaja sin parar
La premisa de Margot Robbie desde que se diera a conocer al gran público con ‘El lobo de Wall Street’ ha sido la de exprimir a fondo su fama antes de que esta se esfumara y la convirtiera en otro rostro bonito cuyo nombre ya nadie recordaba. Con ese objetivo en mente, durante los últimos tres años ha encadenado un proyecto tras otro hasta convertirse en una de las actrices con más tirón en taquilla, pero ese meteórico ascenso en la industria cinematográfica ha dejado a sus allegados muy preocupados.
“Ahora mismo todo es una locura. He hecho cuatro películas este año, más que nunca antes en toda mi vida. Todo el mundo me dice que debería bajar el ritmo, que voy a acabar agotándome yo y saturando a los demás. Pero yo sé que soy muy afortunada de poder trabajar todo el tiempo. Parece demasiado bueno para ser verdad que a mí se me presenten tantas oportunidades. No puedo decirle que no a ninguna de ellas, así que intento hacerlo todo y ver dónde me lleva”, asegura la australiana en una entrevista a la revista Grazia.
Pese a que la intérprete es consciente de que sus amigos llevan parte de razón, y que puede que esté tratando de abarcar demasiado, eso no le ha impedido seguir diversificando cada vez más su trayectoria atreviéndose incluso a fundar su propia productora -LuckyChap- con su marido Tom Ackerley para desarrollar ella misma aquellas películas y personajes que le resultan interesantes.
“Es una locura, cierto, y estoy exhausta, pero soy muy feliz y me siento afortunada”, se justifica.
Ahora Margot tiene por delante unas semanas muy intensas marcadas por la temporada de premios de Hollywood, en la que defenderá su cinta ‘Yo, Tonya’ por la que ya recibió tres nominaciones a los Globos de Oro en una ceremonia en la que finalmente no se llevó ningún premio a casa.
“Tras ‘El lobo’, supe que tendría que reajustar las expectativas que se tenían de mí y de lo que era capaz de hacer como actriz”, explica sobre su decisión de dar vida a la controvertida patinadora olímpica Tonya Harding. “Lo único que me ofrecían eran papeles de esposas caza-fortunas. Empecé a buscar papeles que me asustaran un poco. Si leía un guion y dudaba de si podría hacerlo o no, entonces sabía que era la oferta por la que debía luchar”.