Editorial: Poderoso es el dinero
La Oficina de Protección al Consumidor Financiero (CFPB) ahora también "protege" a los prestamistas
Los préstamos del día de pago (payday loans) son un salvavida financiero que ayudan a hundir en vez de rescatar. Hoy esta industria tiene en la Administración Trump a su mejor defensor en detrimento de los consumidores.
Este es uno de los casos en que el lobo quedó a cargo de las ovejas con la llegada del presidente Trump.
Así una agencia como la Oficina de Protección al Consumidor Financiero (CFPB), creada para proteger al consumidor cambió radicalmente su misión. El nuevo director, Mick Mulvaney, lo explicó en un memorando interno diciendo que se atiende a “quienes usan las tarjetas de crédito y quienes las dan; a quienes toman los préstamos y a quienes los dan.”
Esto no es equilibrio, sino un giro de 180 grados. Solo queda el nombre del consumidor en una agencia creada para defender al ciudadano de los excesos de la industria financiera después de la debacle de 2008.
La semana pasada el CFPB terminó las demandas contra un grupo de prestamistas del payday que cobraban intereses de hasta el 950% anual a una tribu indígena. Se eliminó la acusación de engañar a los consumidores y de no revelarles el costo verdadero del préstamo.
Esta semana se dio fin a la investigación de la agencia sobre World Acceptance Corp. Una investigación de ProPublica de 2013 la usó como ejemplo de una industria que solo busca la renovación continua de los préstamos para elevar los intereses.
El negocio es extender el pago por tiempo indefinido a través de intereses. Es para gente que necesita dinero con urgencia y no tiene otros recursos, como una tarjeta de crédito. En algunos casos este préstamo ayuda, en la mayoría, el balance es negativo.
La industria se basa en las comunidades pobres afroamericanas y latinas. Está prohibido a los militares que la usen porque se le considera usura. Con los civiles tiene a menos que haya alguna regulación estatal. En lo federal, es ilimitado su uso, como se vio en el caso de los indígenas, y ahora con la protección del gobierno.
La transparencia y la certeza de que quien toma el préstamo lo pueda pagar, eran algunas de las exigencias del CFPB que hoy quieren ser rechazadas.
Todo es cuestión de dinero.
Mulvaney, quien también dirige la Oficina de Presupuesto en la Casa Blanca, como congresista se opuso a la agencia que hoy dirige. Siendo legislador defendió la industria del payday y recibió contribuciones de World Acceptance Corp, la misma empresa que terminó la investigación.
Esta industria contribuyó US$2,824,000 dólares en 2016, la mayoría a republicanos. Sus ejecutivos donaron US$1,250,000 dólares para la inauguración de Trump y la conferencia anual del 2018 de este sector financiero es en el hotel Trump National Doral de Miami.
Es necesario mejorar la educación financiera, especialmente de los latinos, para que no caigan en estos préstamos. Este es el mejor esfuerzo que pueden hacer las organizaciones comunitarias ante esta renovada amenaza.