Activistas preparan campaña de 2018 en defensa del derecho al aborto

La campaña hace "honor" a jóvenes migrantes indocumentadas con difícil acceso al aborto

WASHINGTON—Stephanie Loraine  y Jennifer Ferris se realizaron abortos en su juventud y, convencidas de que el derecho constitucional al aborto está bajo ataque en EEUU, participarán la próxima en una campaña nacional para combatir el “estigma” y exigir protecciones a ese derecho, en particular para menores en centros de detención para migrantes.

Loraine y Ferris participarán el próximo martes en el evento denominado en inglés “Speakout”, de la “Campaña 1 en 3” del grupo “Activistas por las Jóvenes” (“Advocates For Youth”), que buscar dar voz a las mujeres que han sido silenciadas o sufren el estigma por haberse realizado un aborto.

Este año, la singular campaña lleva el lema “Justicia para Jane”, por el sonado caso de “Jane Doe”, una joven centroamericana indocumentada de 17 años bajo custodia del programa para menores no acompañados del Departamento de Salud y Recursos Humanos (HHS), que en octubre pasado pudo someterse a un aborto tras varias semanas de litigio contra el gobierno.

El evento de “Speakout”, en el que participarán defensores de los derechos civiles y grupos pro-mujer, escogió “honrar a todas las Janes,  a las jóvenes indocumentadas cuyos derechos reproductivos están bajo ataque”, aunque la campaña no precisó cifras.

“La lucha por la salud reproductiva, los derechos y la justicia están entrelazadas con la lucha por la seguridad y libertad de comunidades marginadas. Mientras la Administración Trump y el Congreso abusan descaradamente de su poder, los jóvenes están liderando un movimiento… por el control de su salud y sus cuerpos”, dijo Debra Hauser, presidenta de “Advocates for Youth”,  y organizadora de la campaña.

Desde su lanzamiento hace 4 años, más de 1,400 mujeres han compartido sus experiencias con el aborto a través de la “Campaña 1 en 3”, con la meta de eliminar el estigma y demostrar que, pese a la retórica de grupos anti-abortistas, puede ser incluso una “tabla de salvación”.

En entrevistas telefónicas con este diario, Loraine y Ferris coincidieron en que los embarazos no deseados pueden acarrear enormes consecuencias y dejar cicatrices peores que el aborto.

“Estoy participando en este campaña para dar voz a las jóvenes, especialmente las jóvenes inmigrantes afectadas por leyes que restringen su acceso a cuidado de salud. Muchos latinos y latinas en el movimiento han sufrido el impacto de las leyes de inmigración, y ´Jane´ en particular la tuvo difícil para tener acceso al aborto”,  explicó Loraine, una activista puertorriqueña residente en Orlando (Florida).

“El acceso a servicios de aborto sigue siendo un gran desafío. Hay personas en cárceles en todo EEUU con muy poco acceso a cuidado de salud, y si a eso le añades mujeres embarazadas, éstas quedan a merced de las autoridades carcelarias para tener acceso al aborto, aún si lo pagan de su bolsillo”,  afirmó.

Loraine dijo que las jóvenes que han tenido abortos tienen derecho a continuar sus vidas sin “disculpas” y sin el estigma por haber tomado una decisión que está protegida por la Constitución.

Es que, en este debate, situaciones como incesto, violación, defectos congénitos o la precaria salud de la madre suelen dominar la narrativa de abortos “aceptables” pero, según Loraine,  independientemente de las razones, debe primar el derecho de la mujer “a la autonomía de su cuerpo”.

Ferris, de Chapel Hill (Carolina del Norte), participará por primera vez en la campaña porque cree que las jóvenes y mujeres “son dueñas de sus cuerpos, y deben tener acceso a servicios de salud reproductiva” de calidad.

“Creo que es importante que se sepa que cada mujer toma la decisión del aborto por circunstancias de su vida, y un embarazo no deseado puede afectarlas.  Una de cada tres mujeres tendrá un aborto en sus vidas, y eso puede traerle efectos positivos”, argumentó Ferris, graduada de universidad y madre de dos niños.

“Hay personas que promueven una agenda política y repiten que el aborto es difícil o alarmante, cuando para algunas mujeres puede ser una decisión más en sus vidas. Espero que hablar de mi aborto ayude a normalizarlo, porque está en juego la vida de la mujer y su derecho a decidir lo que conviene más a sus familias”, agregó.

En el caso de “Jane Doe” –pseudónimo usado por tratarse de una menor- la Administración Trump intentó impedir que la joven fuese trasladada del centro de detención en Brownsville (Texas) a una clínica de abortos.

El gobierno insistió en que solo velaba por los intereses de la joven y el nacimiento del niño,  mientras que activistas de la Unión de Libertades Civiles de EEUU (ACLU) aseguraban que “Jane Doe” no estaba pidiendo un solo centavo del gobierno para pagar el aborto sino un permiso para acudir a la clínica.  Un tribunal de apelaciones finalmente le dio luz verde y la joven se sometió al aborto, generando apasionadas discusiones de grupos a favor y en contra.

Los siguientes pasos de la campaña, lógicamente, serán visitas al Capitolio para presionar a los políticos a que luchen contra el cierre de clínicas o contra leyes que buscan restringir aún más el acceso al aborto.

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