Tom Pérez: “El Partido Demócrata no está dando por sentado ningún voto”

Pérez cumplirá un año al timón del Partido Demócrata el 25 de febrero, con retos pendientes

WASHINGTON— La reconstrucción del Partido Demócrata no será fácil ni rápida pero, de cara a los comicios legislativos de noviembre próximo, el liderazgo del partido “no está dando por sentado ningún voto”, afirmó este jueves el presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC), Tom Pérez.

El Partido Demócrata ha navegado turbulentas aguas desde su derrota en las presidenciales de 2016 pero, con Pérez al timón como primer presidente latino del DNC en el último año, el partido busca reinventarse, reconstruirse, y recuperar el control del Congreso en noviembre próximo.

En entrevista exclusiva con este diario, Pérez, elegido como presidente del DNC el 25 de febrero de 2017,  hace una valoración de su gestión, las lecciones aprendidas, y los esfuerzos por movilizar recursos para los comicios del próximo 6 de noviembre.

“Cuando tomé las riendas del DNC, tuvimos que recuperar la confianza de la gente: lo primero que tuvimos que hacer fue escuchar a la gente, aprender de nuestros errores, y ver cómo podemos ganar elecciones”, resumió Pérez, de 56 años, quien mantiene un apretado calendario de giras por los estados.

“Una de las lecciones que aprendimos fue que dejamos de organizarnos,  e ignoramos a muchas comunidades. Dimos por sentado el apoyo de muchas personas, teníamos que organizarnos en cada código postal y no lo hicimos”, reconoció.

“Reconstruir al partido es un gran reto… quiero seguir uniendo al partido, seguiremos luchando por los asuntos que afectan a los latinos, y puedo decir que no estamos dando por sentado ningún voto”,  subrayó Pérez, quien afirmó que en su carrera política “nunca ha huido de desafíos”.

Para la transformación, se comenzó con un cambio en la “misión” porque “ya no podemos ser sólo el comité que ayuda a elegir a un presidente, tenemos que asegurarnos de que sean elegidos también candidatos demócratas en toda la papeleta de votación, desde la junta escolar hasta el Despacho Oval”, observó.

El Partido ahora se organiza “los 12 meses del año” y centra en asuntos como la salud, el futuro de los Dreamers, buenos salarios, y el derecho de los trabajadores a sumarse a sindicatos, señaló Pérez, al destacar el papel de los latinos en las urnas, en particular en contiendas reñidas.

“Creo que este año la gente ha visto lo que el presidente (Donald Trump) ha hecho a los latinos, porque ha construido muros que dividen, ataca el compromiso de la gente con este país, y equipara a los inmigrantes latinos con la pandilla MS-13”, dijo Pérez, quien acusó al mandatario de ser “enemigo de los latinos”.

Los demócratas necesitarán una ganancia neta de 24 escaños para recuperar la Cámara de Representantes, y dos en el Senado, además de que estarán en juego 36 gobernaciones que determinarán la demarcación de nuevos distritos electorales tras el censo decenial de 2020.

Si bien los latinos serían clave para los demócratas, líderes del movimiento de los “Dreamers” han expresado frustración por el fracaso de un “Dream Act limpio”, sin condiciones. Algunos, incluso, han prometido movilizar a los votantes latinos contra demócratas que, a su juicio, les dieron la espalda.

Al respecto, Pérez señaló que el “Dream Act”  fue derrotado recientemente en el Senado por culpa de Trump, que insistió en su polémico plan migratorio, y el presidente de la Cámara Baja, Paul Ryan, se niega a someterlo a voto.

El cambio de estrategia, que supuso millonarias infusiones de fondos en tecnología y contiendas locales, ya empezó a dar frutos, a juzgar por las victorias en elecciones especiales el año pasado en Alabama, Nueva Jersey y Virginia.

La cosecha en 2017 incluyó impensables victorias en más de un centenar de contiendas, con énfasis en 38 escaños en legislaturas estatales, antes en manos republicanas. Esta semana, los demócratas se apuntaron otra victoria en una elección especial en Kentucky.

El Comité Nacional Republicano (RNC) esta semana difundió una extensa hoja con las “promesas rotas de Pérez”, y destacó  la superioridad republicana en cuanto a recaudación de fondos.

El Comité Nacional Republicano (RNC) atacó con dureza la gestión de Pérez como presidente del Partido Demócrata

El DNC recaudó $67 millones en 2017, su mayor cantidad desde 2011. De éstos, dos terceras partes provinieron de donaciones individuales menores de $200, y el 63% provino de votantes mujeres, y en enero pasado recaudó $7 millones, según la organización.

Pérez hizo hincapié en que el RNC recaudó más fondos que el DNC en 2005 y 2007, pero los demócratas ganaron la Cámara Baja en 2006 y la presidencia en 2008.

“Nunca vamos a igualar la recaudación de fondos de los republicanos, dólar por dólar, porque dependemos de activistas de base para recaudar dinero… nos ganaron en esto el año pasado, pero los demócratas ganamos las elecciones”, señaló Pérez, al acusar a los republicanos de padecer de “bancarrota moral”.

La renuncia de la principal ejecutiva del DNC a finales de enero pasado, Jess O´Connell, se sumó al despido en noviembre de 2017 de Emily Mellencamp Smith, la principal funcionaria a cargo de las operaciones de recaudación de fondos, y de otros cuatro funcionarios el mes anterior.  Esos cambios  alimentaron la percepción de que el partido aún no encontraba su “Norte”.

Pero una fuente cercana al DNC defendió a Pérez de quienes critican su estilo de liderazgo, al afirmar que éste “sabe escuchar a la gente. No todos dedican tanto tiempo como él a escuchar y tomar en cuenta sus opiniones antes de tomar alguna decisión”.

Entre los logros de Pérez figuran un “Fondo de Innovación de Partidos Estatales” por $10 millones, una alianza con los partidos demócratas estatales denominada “Cada código postal cuenta” -en la que cada partido estatal recibe $10,000 al mes, o un incremento del 33% sobre 2016-, y una estrategia centrada en todos los 50 estados de la nación.

Además, ha incluido a “Dreamers”  en el organigrama del DNC, y ha impulsado una gran movilización de recursos entre la diáspora puertorriqueña y comunidades minoritarias, incluyendo a estados como Florida, Pensilvania y Ohio.

Pese a la popularidad del entonces presidente Barack Obama, los demócratas sufrieron un devastador “apagón” político: perdieron el control de ambas cámaras del Congreso, además de 970 escaños en legislaturas estatales, y una decena de gobernaciones.

El desafío de Pérez será no sólo recuperar la confianza de una base aún frustrada con la derrota de 2016 sino también demostrar a los críticos –incluso dentro del partido- que el proyecto de “reconstrucción” se logrará, efectivamente, “en cada código postal”.


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