La polémica: ¿matrimonios arreglados o forzados?
La diseñadora paquistaní Nashra Balagamwala explica la diferencia
Cuando la diseñadora paquistaní Nashra Balagamwala hizo un juego de mesa sobre los matrimonios arreglados, la mayoría de medios de comunicación que informaron sobre él asumieron por error que ella estaba en contra de esta práctica. En realidad, su posición tiene más matices y uno de sus objetivos era explicar a Occidente cómo funcionan este tipo de uniones.
“En Occidente, la gente suele confundir los matrimonios arreglados con los matrimonios forzados“, le dice a la BBC por teléfono desde la capital de Pakistán, Islamabad. “Se guían mucho por lo que ven en la prensa. Los ataques de ácido, los llamados crímenes de honor, la completa ausencia de elección. Mi intención no era que mi juego formara parte de ese diálogo”.
Arranged! (¡Arreglado!) no busca hacerle publicidad a los matrimonios concertados. Su protagonista es una tía casamentera que persigue a tres mujeres que tratan de ser más listas que ella y retrasar el matrimonio.
Los jugadores se distancian de la tía y de la amenaza de matrimonio sacando cartas que contienen órdenes del tipo: “Te vieron en un centro comercial con chicos. La tía se aleja tres casillas de ti”. Otra dice: “Tu hermana mayor se casó con un hombre blanco”. Y otra: “La tía se entera de que usaste tampones antes de casarte” (hay países donde se cree que los tampones indican que se ha perdido la virginidad).
Balagamwala asegura que el juego tiene un doble propósito. Primero, empezar un diálogo entre las familias del Sur de Asia sobre lo que se espera de las mujeres.
“Quería crear una plataforma inocente en la que las familias pudieran hablar sobre los aspectos tontos de mi cultura de una forma no beligerante. Por ejemplo, de cómo una ‘chica buena’ sabe hacer una rica taza de té chai y no tiene amigos hombres”.
“En segundo lugar, quería explicar el matrimonio arreglado a la gente blanca para que pudieran entender mejor los matices de las tradiciones del Sur de Asia”.
Balagamwala se encontraba en la Escuela de Diseño de Rhode Island, en Estados Unidos, cuando se le ocurrió la idea.
“Estaba a punto de volver a Pakistán a fines del año, donde me esperaban algunas propuestas matrimoniales, así que comencé a acosar los perfiles de Facebook de esos chicos para encontrar algo sobre ellos que no le gustara a mis padres y así no tener que conocerlos. Y luego pensé: ‘¿Por qué no eliminar este problema de una vez por todas?’ Así que creé una lista de todas las cosas ridículas que he hecho para librarme de un matrimonio arreglado y lo convertí en este juego de mesa desenfadado”.
Ataques de risa
Lo probó con una mezcla de amigos del Sur de Asia y de Estados Unidos.
A un amigo estadounidense le daban ataques de risa mientras jugaba. Le admitió a Balagamwala que le había preocupado al principio que el juego trivializara el tema, pero le dijo que gracias a él ahora entendía mejor esta práctica.
Animada por la reacción de sus amigos y frustrada porque sus padres no dejaban de preguntarle cuándo se establecería, Balagamwala acudió a una página de crowdfunding para financiar su proyecto.
“El juego es mi terapia”, dice. “Hacer juegos de mesa me tranquiliza. Tengo otros hechos, pero son demasiado polémicos para la audiencia de esta región asiática”.
Balagamwala afirma entender a las familias tradicionales del Sur de Asia. A la suya no le hacía gracia que continuara estudiando tras el colegio, sobre todo en Estados Unidos. El responsable de su escuela y una procesión de amigos y primos tuvieron que convencerlos de que era una buena decisión.
La joven recaudó con facilidad el dinero, más de 500 personas le pidieron uno. Luego llegó la atención mediática, pero muchos periodistas no consiguieron entender sus intenciones y asumieron que el juego era una protesta contra los matrimonios arreglados.
“Me mortificó que muchos medios de comunicación le pusieran enlaces a historias macabras sobre ataques con ácido y crímenes de honor. Era como si mi juego buscara provocar, pero graciosamente, formara parte de esa narrativa. Esa no era mi intención”.
Balagamwala no niega que haya mujeres forzadas a casarse. Dice saber que sucede mucho en Pakistán e India y que merece el interés de la prensa. Pero dice que eso no es sinónimo de matrimonio arreglado.
“No estoy en contra de la tradición o de la idea de que alguien de la familia te presente a alguien y que puedas rechazar la oferta. Sobre todo en una sociedad tan conservadora como Pakistán, donde realmente no se permite a hombres y mujeres ser amigos. Pero que sea cuando esté lista”.
“La gente en Occidente debería darse cuenta de que a eso se refiere la gente del Sur de Asia cuando habla de matrimonios arreglados. Puedes haber oído de casos horrorosos, los forzados, pero esa no es la realidad de millones de personas“.
“Además, ¿en qué se diferencia presentarte a un chico de arreglarte una cita a ciegas o de que tú misma lo arregles a través de una aplicación de citas?”
Propuestas de matrimonio
Poco después de que Arranged! saliera en la prensa, la BBC incluida, Balagamwala y su familia asistieron a la boda de unos parientes en Karachi. Si bien su núcleo familiar le había brindado su apoyo, los parientes más lejanos la trataron con frialdad.
“Algunos dijeron abiertamente: ‘Vas en contra de nuestros valores, en contra de lo que te enseñamos’. Otros me evitaron por completo”.
“Mi padre bromeó: ‘Bueno, no querías casarte y ¡ahora has conseguido que nadie en Pakistán quiera ser tu esposo!”
Las más críticas con el juego fueron los “tías Rishta”, un apodo en hindi y urdu para las mujeres mayores entrometidas que no necesariamente son familiares de aquellas muchachas a las que buscan en las bodas para emparejarlas con hombres jóvenes. No lo hacen por dinero sino sólo por la emoción de combinar una buena pareja.
Ellas, según Balagamwala, han fijado una serie de criterios de lo que una mujer sea deseable.
“Suelen ser jóvenes que no dicen lo que piensan. Son vistas pero no oídas. Son buenas amas de casa, listas para dar apoyo a su marido y las ambiciones que él tenga”, afirma. “Y después de cómo salí en las noticias, ahora yo estaba fuera de ese marco de lo que era una esposa deseable. Al menos para las tías Rishta”.
Pero el juego fue bien recibido por muchas mujeres jóvenes.
“Recibí mensajes de apoyo de mujeres del Sur de Asia repartidas por el mundo. Las mujeres de esta región suelen retener mucho de su cultura y sus valores tradicionales, incluso las nacidas en Estados Unidos o en Europa. Así que el tema tocó una fibra en ellas”.
“Una chica de India me escribió diciendo que el juego le dio valor para tener una conversación incómoda con su familia y decirle: ‘Miren, no todas las mujeres asiáticas quieren casarse antes de los 30 años”.
Pero lo que más la sorprendió fue la reacción de hombres jóvenes del sur de Asia, que fueron en su mayoría positivos. Muchos le enviaron mensajes agradeciéndole que les haya explicado la perspectiva femenina del asunto. Algunos la invitaron a salir y más de 50 desconocidos le propusieron matrimonio por Internet.
“Al principio, no recibí propuestas de hombres paquistaníes dentro de mi sociedad porque las tías ya no me querían”, dice Balagamwala.
Sin embargo, ya han pasado seis meses y han vuelto a aparecer. La semana pasada, cuatro conocidos de sus familiares expresaron su interés en casarse con ella.
“Lo triste es que soy una mujer con la piel y los ojos claros y es por eso que han vuelto las propuestas”.
“No bromeo. Cuando las tías llaman a mi madre le dicen: ‘Oh, vamos a tener una nuera con ojos verdes”.
Hasta ahora, Balagamwala no ha aceptado ninguna oferta.
Dice que todavía no tiene prisa por casarse.
Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.