Lecciones de Ingvar Kamprad, el agricultor que fundó Ikea

El octavo hombre más rico del mundo llevaba una vida simple

Ingvar Kamprad, fundador de Ikea / EFE

Ingvar Kamprad, fundador de Ikea / EFE Crédito: EFE

El hombre que fundó Ikea murió el pasado enero a los 91 años. El legado de Ingvar Kamprad fue llevar muebles a bajo costos a los hogares del mundo.

La vida sin lujos fue clave para que Kamprad construyera su imperio pese a nacer en un hogar de agricultures en Smaland, Suecia. Su historia es un ejemplo de lo que representan la disciplina a la hora de conseguir dinero. Todo empezó cuando a los 16 años, gracias a que ahorró el dinero que le daba su padre, decidió vender los muebles que hacían sus vecinos en el pueblo.

Según el diario ABC, Kamprad era una persona ahorrativa hasta el día de su muerte. Era conocido que compraba ropa usada.

“Viajaba en clase económica, se hospedaba en hoteles sencillos y tuvo que dejar de utilizar su viejo Volvo 240 porque el estado del vehículo hacía peligrar su seguridad, e iba a la peluquería cuando viajaba a países del Tercer Mundo”, publicó el periódico español.

Esa línea fue aplicada con sus empleados. Ningún ejecutivo de Ikea se aloja en un hotel de lujo cuando tiene un viaje de negocios.

“La gente dice que soy tacaño, pero a mi no me importa”, dijo en alguna ocasión.

La cultura del trabajo

Para Kamprad todo era trabajar, estar alerta, sin pensar en errores  o los obstáculos.

“Cometer errores es uno de los privilegios de las personas activas. Siempre son los mediocres los que son negativos, los que pasan el tiempo probando que no están equivocados”, dijo en una entrevista.

También lamentaba que algunas personas se conformaran con sus primeros éxitos.

“El veneno más peligroso es el sentimiento de alcanzar algo. El antídoto para es que cada tarde pensemos que puede ser mejor mañana”, era una de sus frases a los empleados.

Kamprad también aconsejaba ser simple a la hora de trabajar.

“El espíritu de Ikea es fuerte y vive en la realidad. La simpleza en nuestro comportamiento nos da fortaleza. La simpleza y la humildad caracteriza las relaciones entre nosotros, con nuestros proveedores y con nuestros clientes”, solía decir.

Finalmente, Kamprad vivía bajo la regla del “tiempo es oro”.
“El tiempo es nuestra fuente más importante. Puedes hacer mucho en 10 minutos. 10 minutos, una vez se van, no regresan”, afirmó Kamprad en alguna ocasión.
El patrimonio de Kamprad en el momento de su muerte era de unos $58,700 millones. Llegó a ser el octavo hombre más rico del mundo.

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