Túnez crea polémica por su forma de romper el Ramadán durante un partido

Un montaje más que evidente que el árbitro dejó pasar

El portero tunecino Moez Hassan fingió una falta para que sus compañeros rompieran el ayuno.

El portero tunecino Moez Hassan fingió una falta para que sus compañeros rompieran el ayuno. Crédito: Especial | Captura

La polémica sobre la obligación de ayunar en el mes sagrado de Ramadán si uno es un deportista de elite y debe jugar un partido internacional añadió el viernes pasado un nuevo y de confirmarse, quizá grotesco capítulo.

Corría el minuto 48 del amistoso que disputaban Turquía y Túnez, selección esta última que regresa en Rusia a una fase final de la Copa del Mundo tras 12 años de ausencia, y el portero tunecino Moez Hassan (Chateauroux) cayó sobre la línea de gol, aparentemente a causa de un golpe.

Un momento que varios de sus compañeros en el campo aprovecharon para acercarse al área técnica a beber agua y a ingerir rápidamente algo que parecían barras energéticas e incluso dátiles, una fruta apreciada por los dietistas por su alto contenido energético.

Nada extraño en cualquier partido si no fuera porque la acción del guardameta tunecino coincidió con la hora oficial de ruptura del ayuno sagrado, lo que ha hecho que se desatase una controversia sobre si el malestar de Hassen era fingido y estaba acordado con sus compañeros.

Periodistas tunecinos conocidos como Souhail Khmira aseguran que responde a una treta pactada y que los porteros son avisados desde la banda para que se tiren al suelo y el árbitro tenga así que interrumpir el encuentro, dando una oportunidad al resto de compañeros para romper con la abstinencia diurna.

Un ardid que al parecer los tunecinos ya pusieron en práctica durante el amistoso frente a Portugal, que también comenzó antes de que el sol se escondiese tras el horizonte y liberara a los que ayunan.

El cuerpo técnico y logístico de las “Águilas de Cartago” ni confirman ni desmienten un extremo que ha generado desde aplausos hasta furibundas críticas entre los expertos y la opinión pública, especialmente en redes sociales.

Y sobre todo mucha hilaridad y mucho humor ante una cuestión, la del ayuno de los jugadores de elite, que confronta a especialistas deportivos y clérigos, y que está vinculado a la imagen y la presión social, más que a los preceptos religiosos.

Según El Corán, el mes de Ramadán está consagrado a la expiación, por lo que el creyente debe abstenerse de beber, comer y mantener relaciones sexuales desde que despunta el alba hasta “que un hilo blanco no se distinga de uno negro”.

Sin embargo, el derecho islámico incluye excepciones, como la exención del deber aquellos que se encuentren de viaje, a más de 90 kilómetros de distancia de su hogar, que pueden sustituir ese día por otro, como recordó un imán de una de las principales mezquitas del norte de Túnez.

A esa prerrogativa se agarraron Mohamed Salah y Sadio Mane, dos musulmanes comprometidos y practicantes, para comer e hidratarse antes de la final de la Champions que su equipo, el Liverpool, perdió hace una semana en Kiev.

Y a ella recurren gran parte de los jugadores musulmanes que juegan y trabajan en Europa.

Expertos coinciden en apuntar que el Ramadán afecta mucho a la preparación y condición física de los jugadores de elite, ya que durante un mes altera los entrenamientos y sus rutinas tanto de alimentación como de descanso y sueño.

El entrenador español Toni Gerona, actual seleccionador de Balonmano de Túnez, añadió, además, que a ello se une una pérdida de masa muscular que necesita de al menos de una semana de preparación física para ser recuperada.

Una opinión que comparte el técnico y ojeador argentino Nelson Rojas, con una amplia experiencia en Senegal y otros países del norte de África.

“Son meses de mucho calor en el hemisferio norte y eso también influye mucho. No es tanto que no coman si no que no toman agua y otros hidratantes. Pierden demasiados minerales en la transpiración y no se pueden recuperar”, abunda.

“Eso trae un perjuicio a los músculos, a los órganos. El ramadán se instauró hace 1,300 años, y aquel momento no se jugaba la fútbol. Algunos muftis creen que es lícito dar a los jugadores una excepción y pasar el Ramadán a otra fecha, como se hace con los viajeros. Es una buena iniciativa“, concluye.

Nabil Maaloul aseguró días atrás que tanto él como su equipo técnico tienen una amplia experiencia en este apartado y que han traspasado los entrenamientos a la noche para que los jugadores que quieran cumplir con el precepto religioso puedan hacerlo.

Algunos creen que los tunecinos han inventado ahora, además, “la falta por Ramadán” para comer e hidratarse respetando la palabra a Alá. ¡Ojo a la hora con 13 minutos del video!

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