El fraile católico que contradice a la Iglesia en el tema del aborto

Julián Cruzalta tiene una visión futurista con la que trata de detener la desbandada de creyentes

MEXICO.- Julián Cruzalta (Cuernavaca, 1958) no es un fraile tradicional sino un futurista que busca a toda costa retener a creyentes en un época en que la gente huye en desbandada de la Iglesia Católica, hasta 1,300 al día según cifras oficiales,  porque lo que ésta les enseña dista mucho de la realidad: ya no personas que creen en un infierno en llamas en las profundidades de la tierra y un cielo con querubines y arpas.

Ahora, dice, las familias no tienen los hijos que Dios les dé,  son pequeñas y hay problemas de violencia, drogas, inseguridad, insensibilidad ante la pobreza y la desigualdad mientras que la jerarquía católica sigue con su látigo conservador de coartar libertades a las mujeres que son pieza clave en el futuro del país porque son ellas, principalmente, las que crían a los niños.

Con esta verdad en la mano, el cura dominico especializado en teología moral y ecofeminista es partidario de sean ellas quienes decidan si tienen un hijo o no, si lo abortan o continúan con el embarazo.

No es una causa nueva para él:  la promueve  desde hace 20 años y fue motor para  la creación de la organización Católicas por el Derecho a Decidir que encabezan católicas creyentes en Jesucristo, los santos, los apostoles… pero con otra mirada.

 “Lo importante es que quienes hablen y decidan sobre este tema sean las propias mujeres, que son las que se juegan la vida, pero en la realidad las mujeres son las que menos hablan”.

“Desde el punto de vista ético, los obispos son los que menos deberían hablar sobre el tema del aborto, porque ellos nunca podrán quedar embarazados ni enfrentarán jamás la disyuntiva de tomar una decisión al respecto”.

Esta postura ha tenido un precio muy alto para Cruzalta: no puede ejercer ni dar clases en espacios católicos, iglesias, misas, seminarios, catecismos y escuelas de México. Al sur del continente, donde otros católicos lo han buscado para promover leyes a favor del aborto (Bolivia, Ecuador, Argentina) también está en la mira de los líderes religiosos.

Fray Julián Cruazalta.
Fray Julián Cruazalta, en la sede de Católicas por el Derecho a Decidir.

Pero a él no le afecta: “Al mismo tiempo se han abierto otros espacios‘‘, detalla en entrevista con este diario en la sede de Católicas por el Derecho a Decidir una de las organizaciones que consultó la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México cuando se aprobó la ley que dio luz verde a la interrupción del embarazo en 2007 y posteriormente la Suprema Corte de Justicia de la Nación para avalarla.

De ese tiempo a abril pasado 194,153 mujeres han recurrido a las clínicas de salud de la CDMX para practicarse el aborto, según la Secretarí de Salud local. Muchas de ellas casadas, pero que les falló el anticonceptivo y tienen la conciencia de que no podrán mantener a más de cierto número de hijos; otras, viajan desde la provincia donde está penalizado o desde otros países.

“La situación de abortar es de cada quien porque cada caso es diferente y nadie va a vivir las consecuencias más que ellas: cuando las católicas le preguntan si pueden o no abortar yo les digo pregúntatelo a ti misma y respóndetelo a ti misma: eso es responsabilizarse y eso es lo que debemos darle a las mujeres: el poder de decidir”.

Como miembro de la Red de Profesores e Investigadores de Derechos Humanos de México, de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos, UNAM, y de la Asociación Teológica Ecuménica de México, Cruzalta mantiene por esa vía los aprendizajes que le dio su familia católica de padre comerciante y madre feminista.

“Vengo de una familia estable que me permitió estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y ser sensible a la injusticia, la pobreza y las victimas‘‘. Por ello, ayudó a las víctimas de la guerrilla salvadoreña, fundó junto con Miguel Concha,  el “Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Victoria”.

Actualmente, además de la causa por un catolicismo más abierto apoya la causa por la justicia de la masacre de El Charco, Guerrero (ocurrida en 1998) y el asesinato extrajudicial del activista Arturo Hernández Cardona,  presuntamente a manos de el ex alcalde de Iguala.  “A los católicos conservadores nunca les gustó oír hablar de libertad religiosa ni de ningún tipo porque les resta poder, pero debe quedar claro que hay otro tipo de católicos“.

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