Madre e hijas dominicanas controlaban red de prostitución en Queens, Brooklyn y Long Island
El esposo de la mujer, un exdetective ecuatoriano del NYPD, lideraba la organización, de acuerdo con las autoridades
Una dominicana, sus dos hijas y su esposo, un expolicía ecuatoriano de Nueva York, se mantienen en libertad hasta tanto se vea la próxima audiencia de su caso este 30 de octubre, en el que se les acusa de liderar una red de prostitución que se extendía hasta Long Island.
El trío enfrenta cargos, desde septiembre pasado, de administrar un negocio de burdeles, bajo el mando del exdetective Ludwig Paz y su esposa, Arelis Peralta, residentes en Queens.
Al anunciar los arrestos, la fiscalía de Queens no precisó que Jarelis y Arisbel Guzmán, hijas de Arelis Peralta, estaban involucradas en la red que también manejaba apuestas ilegales.
En ese momento, se reportó que siete miembros del Departamento de la Policía de Nueva York (NYPD) y seis civiles estaban vinculados a las actividades de proxenetismo en siete burdeles ubicados en las avenidad Liberty y Onderdonk en Queens; en las avenidas Gates, Foster y Fourth y la calle 42 en Brooklyn, y en Front Street en Hempstead, LI.
Este jueves, el periódico dominicano El Nuevo Diario reportó sobre el estatus judicial de las detenidas.
La investigación de la Fiscalía y otras agencias como el NYPD reveló que la red de prostitución generó ingresos de más de $2 millones entre agosto de 2016 y septiembre de 2017.
La pesquisa inició en 2015 por parte de la Oficina de Asuntos Internos del departamento policial.
Bajo su influencia como detective, Paz habría logrado que no se realizaran redadas en los espacios y hasta logró que agentes sirvieran como administradores y vigilantes, y manejaran dinero, de acuerdo con la investigación.
Los investigadores intervinieron llamadas telefónicas y utilizaron agentes encubiertos que se hacían pasar como clientes para sostener su caso.
Incluso, de acuerdo con la prueba de la Fiscalía, Paz, se valió del protocolo del NYPD de exponer sus genitales durante interacciones con prostitutas. Además, le requirió a los nuevos clientes que se desnudaran y se acariciaran como medida de seguridad para entrar a los burdeles.
Los centros de apuestas ilegales eran una bodega y un salón de belleza en Queens, indicaron las autoridades.