$3,000 millones perdidos para siempre por el cierre del Gobierno
El costo total es de $11,000 millones aunque parte de ellos se recuperarán
La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO en sus siglas en inglés), un órgano de estudio no partidista, ha estimado que la factura de las últimas cinco semanas de cierre de Gobierno asciende a $11,000 millones de dólares de los cuales $3,000 millones nunca se recuperarán.
Es una cifra que supone la mitad de lo que el presidente, Donald Trump, solicitó sin éxito para construir el muro con México.
El cierre parcial del Gobierno debido a la financiación de esta división con el país vecino ha retrasado un gasto del Estado de $18,000 millones entre compras de bienes y servicios, suspensión de actividades y falta de compensación hasta el viernes pasado, cuando se aprobó la apertura federal.
Esto se ha concretado, según la CBO, en una reducción de la actividad económica real (una vez ajustada la inflación) de $3,000 millones en el último trimestre de 2018 y de $8,000 millones en los primeros tres meses de 2019 que suman esos $11,000 millones. El PIB del último trimestre se reducirá en 0.1% y se espera que el del actual trimestre se resienta un 0.2% por este motivo. A largo plazo, se cree que el impacto sobre el PIB no sea fuerte y solo se espera que anualmente este se recorte apenas un 0.02%.
La mayor parte de las pérdidas que contabiliza la CBO tienen su origen en la falta de contribución a la actividad económica de los trabajadores que no recibieron sus salarios, los retrasos de los pagos federales por bienes y servicios contratados durante las semanas sin actividad y la reducción conjunta de ambas cosas en la demanda.
Pero esto es lo que se puede contabilizar. Hay costos que no se pueden estimar y podrían elevar estas cifras.
La CBO admite que no incorpora los efectos negativos indirectos que son más difíciles de cuantificar “pero que probablemente serían más importantes si hubiese continuado [el cierre]”. Entre estos efectos se cuentan los negocios que no han podido continuar sus operaciones con normalidad porque necesitaban certificaciones y permisos federales. Entre ellos se cuentan, por ejemplo, las cerveceras que han tenido que asumir el costo de almacenamiento de producto para la próxima temporada que no ha podido ser certificado durante el cierre.
Además hay empresas que no han podido acceder a préstamos federales algo que puede haber impactado fatalmente en algunas.
“Algunos de esos factores, con toda probabilidad, estaban empezando a forzar un retraso en las decisiones de inversión y contratación. Adicionalmente, los riesgos a la economía estaban empezando a incrementarse significativamente”, se explica en el informe de CBO.
Los economistas de esta Oficina explican que aunque los efectos precisos sobre el PIB son inciertos, los efectos negativos habían sido cada vez más importantes de haberse ampliado el cierre más allá de las cinco semanas que ha durado.
Los economistas consideran que uno de los efectos subyacentes significativos es el efecto directo entre quienes experimentaron lo peor de este cierre, es decir, los trabajadores sin salarios y las empresas que han perdido negocios con el Gobierno. Algunas de estas nunca recuperarán los ingresos con los que contaban.
Y todo ello es un factor de incertidumbre que se une a esta contabilidad conservadora en la que solo se proyectan $3,000 millones con una cierta seguridad. La CBO admite que no hay forma de saber cuánto del gasto ha sido permanentemente afectado y cómo quienes más los han sufrido en primera persona han ajustado sus presupuestos como respuesta al retraso de la compensación.