Consumidores, no invasores, los mexicanos asesinados en El Paso

Jubilados, maestros, padres de familia, abuelos que vivían en Ciudad Juárez o Chihuahua hace parte de las víctimas mexicanas de la tragedia

Sara Esther Regalado y su esposo Adolfo Cerros

Sara Esther Regalado y su esposo Adolfo Cerros Crédito: Twitter

MEXICO.- El joven asesino, Patrick Crusius,  podría pasar el resto de sus días en prisión y hasta la pena capital sin lograr su objetivo y, en cambio, atentar contra los intereses de su propio país: los ocho mexicanos que asesinó (de un total de 22) no “invadían” ni vivían en Estados Unidos sino que iban a gastar dinero como millones de mexicanos.

Jubilados, maestros, padres de familia, abuelos que vivían en Ciudad Juárez o Chihuahua y fueron a comprar a Walmart para su infortunio y el de la ciudad donde hasta el pasado sábado las familias iban y venían por la frontera sin problemas.

Sara Esther Regalado y su esposo Adolfo Cerros, los esposos víctimas de 66 y 68 años, paseaban constantemente en EEUU, pero gustaban de la vida en su país con amigos, parientes y familia según quedó registrado en la cuenta de Facebook de ella.

Antes de morir se vio con sus tres nietos, uno de ellos bebé. Y recordó con fotografías sus años de juventud y se vistió con una blusa de escote rojo y se maquilló el contorno de los ojos de negro. “Dios me bendijo con otro nietecito”, dijo a su hija Sandra Ivonne, quien confirmó la muerte en la misma red social.

Otra familia rota fue la de Antonio de la Mora Covarrubias, director general de Servicios Académicos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez: su mujer, Elsa Liboria Mendoza Márquez, profesora de escuela primaria, con quien llevaba años de casado y tenía dos hijos adolescentes, fue otra víctima.  

Despido a mi compañera, la más maravillosa de las mujeres”, confirmó él en redes sociales:  la tragedia alcanzó a dos almas viajeras que turisteaban lo mismo por EEUU que por Europa, por Italia, por Asís, por Venecia…

Iván Filiberto Manzano también dejó deudos. Originario de Ciudad Juárez, donde residía con su esposa y dos hijos, según documentó la prensa local con base en entrevistas presenciales con amigos y familiares. Era el sostén principal con su trabajo como vendedor para diversas empresas, entre ellas, una estación de radio.

La más reciente víctima mortal, Juan de Dios Velazquez, falleció este lunes después de una lucha contra los daños internos que le provocó uno de los proyectiles de la Ak47 doméstica que usó el tirador. El hombre de 65 años era un padre amoroso, según reveló su hijo Cruz Velázquez en su cuenta de Facebook.

Hizo de Cruz un hombre de fe al punto de convertirse en pastor de la Iglesia Bethel de Corareachi, Nueva Vida de Samachique y Fuente de Vida de Basigoch, a través de la cual, realizaba misiones de ayuda a los indígenas de la Sierra Tarahumara de Chihuahua.

Justo ahí se encontraba cuando recibió la noticia de que su padre estaba desaparecido y luego que era una de las víctimas del tiroteo. Por ello corrió, oró y escribió: “Deseo que los kilómetros se acorten y estar con él “.

Llegó pero no hubo buen final aunque murió con una última satisfacción: su nieta, quien estuvo cerca hasta el último momento, se licenció unos días entes como psicóloga.

María Eugenia “La Güera” Legarreta, no tuvo la misma fortuna y ya no verá graduada a su hija, a quien había ido a recoger al aeropuerto de El Paso, desde Chihuahua. La muchacha regresaba de un campamento de verano y la madre llegó con tiempo previo a la hora del aterrizaje y antes pasó a hacer unas compras.

Finalmente,de quien se sabe poco es de Jorge Calvillo García. Medios locales informaron que tenía 61 años, orindo de Torreón y habitaba un fraccionamiento al sur de Ciudad Juárez.

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